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A las 19.15 h del pasado martes, la víspera del ensayo general y a dos días antes del esperado estreno de Yerma, su gran apuesta profesional para estas navidades, Rafael Amargo fue detenido en su casa de Madrid, sito en la calle de la Palma, en el barrio de Malasaña. Fue en el marco de la llamada Operación Cuervo.
La acusación es grave: tráfico de drogas y pertenencia a una organización criminal, razón por la que pasó la noche en las dependencias de la Comisaría de Leganitos, en el centro de la capital, antes de ser trasladado a Moratalaz y pasar a disposición del juez en el juzgado de instrucción de guardia de Plaza de Castilla.
Amargo, al que le han realizado la pertinente ficha policial, fue detenido junto a su pareja, la bailarina Luciana Bongiano; su productor, Eduardo de los Santos, así como un amigo de su círculo más cercano. Según parece, tras el registro de su domicilio por parte de la Policía Judicial, el artista granadino podría haber utilizado su residencia como almacén y lugar de distribución de metanfetaminas y otras sustancias.
Al cierre de esta edición, su abogado, Cándido Conde-Pumpido Tourón –ex fiscal general del Estado y magistrado del Tribunal Constitucional–, habría tenido un primer encuentro con el artista el miércoles por la tarde, después de los interrogatorios en los que no estuvo presente su defensa. Este hecho fue duramente criticado por el jurista, disconforme con el trato recibido por su cliente.
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