celebrities
celebrities
En medio de la guerra de Cantora, están emergiendo muchas figuras que, o bien no habían hecho acto de presencia en la prensa nunca, o teníamos muy olvidados. Porque la biografía de Isabel Pantoja es extensa y lea de vericuetos. También en el terreno de lo sentimental, donde más allá de los tabús de los que solo se atrevían a hablar en su momento Martes y Trece, ha habido nombres de mayor o menor relumbrón.
En estas fechas, Paquirri lo inunda todo. No olvidemos que es justamente la herencia del torero lo que nos ha llevado a este punto. Julián Muñoz, que formó parte de esa etapa que terminó con ambos en la cárcel, ya se manifestaba hace un par de semanas sobre el tema de los trastos del diestro que, efectivamente, él vio con sus ojos en casa de la artista. El último en hablar ha sido Francisco Cotes.
Quizás a muchos este nombre no les suene a nada. Normal. Porque su flechazo surgió cuando Isabel no era una estrella de la canción. Se conocieron en 1970, cuando ella era tan solo una niña de 14 años que comenzaba a hacer sus pinitos en el mundo de la música y él un camarero que trabajaba en Mallorca. Ahí, mientras ponía los cimientos de la carrera que hoy tiene sobre su bata de cola, Francisco se fijó en ello durante una gira de la tonadillera por la isla balear.
"Ella tenía 14 años y yo tenía 17, en aquel momento ya apuntaba maneras, ya apuntaba maneras la Maribel. Cuando vino a actuar estaba con una mano delante y una detrás, tuvieron incluso que dejarle el vestido", explicaba hace unos días Cotes en 'Socialité' sobre cómo fue aquella primera vez que la vio. Y cómo, lo que sintió fue tan fuerte, como para ponerse en contacto con doña Ana (que, recordemos, no dejaba a la niña ni a sol ni a sombra).
Este explicaba cómo " le escribí una carta a su madre pidiendo permiso para verla". También que, en esas citas de amor adolescente, estaba siempre la madre de ella, que se sentaba entre los dos para tener todo bien controlado. Aunque, Cotes tiene claro que lo único que a esta le preocupaba era que él pudiera interferir en el dinero que ya empezaba a ganar una joven Isabel. " Lo que dicen de la obsesión por el dinero, todo viene por la familia", son las palabras de Francisco.
Este ahondaba en esa explicación para entender cuánto de importante es el 'cash' en Cantora: " Ella ha sido la que ha mantenido y ha sacado para adelante a todos ellos. Con 14 años ya sacó adelante a Bernardo, a Agustín, a Juanito, a su padre y a su madre. Por eso su madre no la dejaba ni a sol ni a sombra. Doña Ana no cobrará ni una pensión, porque no ha cotizado nunca, y Bernardo no daba palo al agua. Le busqué un trabajo en una tienda de 'souvenirs' de aquí y duró nada y menos. Esa gente no era de trabajar".
Cotes cuenta cómo, tras ese periplo mallorquín, Isabel regresó a Sevilla. Siguieron escribiéndose. Incluso, él voló hasta la Península tras haber vendido unos muebles para poder pagarse el billete. Sin embargo, a medida que la carrera de Isabel despegaba, su relación se enfriaba. Hasta terminar por romperse.
"Después de mi viaje a Sevilla, poco a poco la cosa va decayendo, en aquel entonces yo era un camarero y era muy poquita cosita para ella. No creo que con la bondad le hubiera servido, ella siempre ha querido más. La verdad es que se la empezaba a ver prepotente", revela Cotes, que hoy tiene 67 años. Y que no recuerda que aquella muchacha de la que se enamoró fuese tan egoísta.
Él coincide en lo que ya han comentado otros: que la ambición de la familia ha sido lo que nos ha llevado a la situación actual que tiene encima Pantoja, en plena guerra con su propio hijo.