En los últimos años, RTVE parece poner más empeño en ganar Eurovisión Junior que en alzarse con el galardón de los mayores: canciones apropiadas y pequeñas artistas con salero han logrado conquistar al público y al jurado profesional, salvo el francés, que este año no solo no nos dio un voto sino que, además, regaló las mejores puntuaciones a las apuestas menos valoradas del certamen (un truco como otro cualquiera para escalar posiciones). La victoria de Francia, que ha desmentido que su representante participara con ‘play back’, chafó las expectativas de España, que quedó tercera. Mucho se habló de Soleá y su canción ’Palante’, pero ni siquiera el bombardeo previo ayudó a atraer a la audiencia: un triste 7,4% (400.000 espectadores menos que en la pasada edición) evidencian que el concurso no engancha.
No ayuda que los presentadores sean adultos o que el tono parezca pensado más para ‘eurofans’ que para los pequeños. Tampoco queda clara si es una apuesta más infantil que adolescente, dos grupos de edad con gustos diferentes y cuya fusión no suma : los chavales de 15 están a otra cosa y sus referentes musicales no tienen nada que ver con lo que vimos y escuchamos el pasado domingo. Es cierto que fue una gala atípica, con las canciones enlatadas enviadas por cada país participante, lo que restaba espectacularidad y emoción, pero ni con esas se salva un Eurovisión Junior que debe saber a qué público se dirige. Y no está nada claro.
Por si no se habían dado cuenta, ‘The Crown’ es una ficción: así, deben ustedes saber que Isabel II no es la verdadera Reina sino una actriz, que además cambia según la temporada para evitar gastos innecesarios en caracterizarla. Poca broma, que la aclaración de este hecho ha sido una exigencia del gobierno británico, a instancias, al parecer del palacio de Buckingham, a la plataforma que produce y emite la serie.
Vamos, que se han tomado muy en serio que sus súbditos sufren –por culpa de la televisión– una neurosis que les impide distinguir la realidad de la fantasía. Ya avisamos hace unas semanas que a medida que la serie se acerca a nuestros días se hace patente la incomodidad de la corona, con personajes todavía sensibles a las consecuencias de sus actos.
Sin embargo, lo que no imaginábamos es que se llegaría a pedir que emitan un aviso antes de los créditos, como hicieron con ‘Lo que el viento se llevó’ por el tema del racismo. La presencia de Lady Di y todo lo relacionado con su romance con el príncipe Carlos y Camila Parker alimenta un morbo que sigue anclado en el imaginario colectivo de varias generaciones. Eso sí, a la nuevas les parecerá un cuento.
P.D. A este paso, la versión televisiva de la muerte de la princesa Diana va a superar a la del asesinato de JR. ¿Será fiel a los ‘hechos reales’ sobre el accidente o apostará por alguna teoría conspiranoica? Solo de pensarlo se disparan los audímetros. Bueno, en este caso, las suscripciones.
‘La casa fuerte’ empezó floja pero ha cogido aire a medida que Telecinco ha ido asfixiando a Isabel Pantoja con sus especiales Dadle veneno, como dirían Los Chunguitos, que así al menos alguien en el ‘reality’ tiene una trama de interés. Y se lo han metido en vena, oigan. Incluso con frustradas llamadas y visitas a la madre de España, antes Viuda de España, y a este paso, Mártir de España.
Y mientras Isa ha ido tomando protagonismo, Asraf se ha ido subiendo a la parra: es una reacción bastante primaria, habitual en la fauna del mundillo rosa cuando sufre el vértigo de la fama y se creen imprescindibles, inmortales. No hay más que ver cómo se va comportando con los demás, incluso con Jorge Javier en las galas, para adivinar que está convencido de que el programa funciona gracia a ellos. Ay, la de cabezas abiertas que uno ha visto cuando alguien se sube a la parra para caerse luego del guindo.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?