Aunque su aparición anual dando las Campanadas de Nochevieja sea objeto de tantas felicitaciones como críticas, no se puede negar el mérito a Cristina Pedroche y su equipo. Este es el séptimo año que su vestido (o su no vestido) recibe una desproporcionada atención mediática y popular. No es fácil, nada fácil, conseguir tanto foco durante tanto tiempo. De hecho, Cristina Pedroche ha logrado convertir su despedida del año en una tradición difícilmente ignorable: todos queremos ver, aunque sea en unos segundos, qué se ha puesto la presentadora para brindar en Año Nuevo. De hecho, no teníamos tanta unanimidad en un show navideño desde que Martes y Trece protagonizaban el especial de Nochevieja. Hoy podemos decir que los vestidos de la Pedroche serán tan inolvidables para las generaciones jóvenes de hoy como lo fue el sketch de las empanadillas para las de los 80.
Así de primeras, puede que extrañe una analogía que equipare una de las cumbres del humor en televisión, las míticas empanadillas de Martes y trece, con el show sexy de Cristina Pedroche. Sin embargo, el primero comenta la estructura de sentimiento de la audiencia de los 80 tanto como la segunda retrata a quienes vemos la televisión hoy. De alguna manera, son reflejo fiel de nuestra propia evolución como espectadores. Los mismos que en los 80 nos reíamos a mandíbula batiente con Encarna de noche, encontramos placer hoy al comentar, con más o menos ironía e ingenio, el vestido de turno de Pedroche. Podríamos decir que, en los 80, nos bastaba con divertirnos. Hoy, sin embargo, necesitamos sentirnos inteligentes. ¿Cómo? Demostrando superioridad con respecto a una señora y su vestido. Ejem.
Lil Nas X as Cristina
Juanka Rodríguez (@juank5607) September 13, 2021
Pedroche’s twelve bells outfits: a mini thread. pic.twitter.com/hhmOJdfo4s
Puede que tengamos más puntos de contacto entre los especiales de Nochevieja de Martes y trece y el show sexy de las Campanadas de Cristina Pedroche. De hecho, si nos atenemos a lo que leemos en las redes, ya no es lo sexy lo que más nos atrae del show de Josie y Pedroche. Lo que triunfa, y cada vez más, es la broma del meme y, mejor aún, de la imitación en casa. Ya no es solo reírse de, sino reírse de riéndose también de uno. Si nos parece ridículo el look de Cristina Pedroche ya no basta con decirlo: necesitamos reapropiárnoslo y convertirlo en otra cosa, más divertida, más tierna o aún más ridícula. Está claro que, en cuestión de sentido del humor, nos hemos sofisticado bastante.
Seguramente, habrá muchos espectadores que continúen sintonizando las Campanadas de Cristina Pedroche por ver un poco de piel tersa y musculada. No es, sin embargo, la audiencia del siglo XXI, atiborrada de todo tipo de cuerpos en cualquier postura en el territorio digital. La audiencia viral conecta de otra manera con estos escasos minutos de exposición brutal: busca analizar, comentar, opinar, encontrar parecidos, proponer memes y, si se tercia, hacerse un selfie replicando la jugada. Aquí, la diferencia con la era Martes y trece es brutal: las risas se quedaban entre cuatro. Aunque, luego, al salir a la calle, todo el mundo gritara Encarnaaaaaaa e imitara los graciosos ruidos, prrrrrr, prrrrr de Millán Salcedo. De hecho, las empanadillas han propiciado momentos de complicidad durante décadas. Y los sigue propiciando.
20 de enero-18 de febrero
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