El año de amor y fracasos de Enrique Ponce y Ana Soria: abandono de los toros, decepción en la moda, críticas en las redes y un futuro poco brillante en los negocios

El balance del primer año de amor de Enrique Ponce y Ana Soria es agridulce: ha habido pasión, pero también críticas, abandonos y fracasos.

Pincha en la foto para ver los romances toreros más apasionantes y escandalosos: de Enrique Ponce y Ana Soria a Paquirri y Carmina Ordóñez. /INSTAGRAM

Pincha en la foto para ver los romances toreros más apasionantes y escandalosos: de Enrique Ponce y Ana Soria a Paquirri y Carmina Ordóñez. / INSTAGRAM

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Ha pasado un año desde que Enrique Ponce y Ana Soria dieran el campanazo mediático más sonado de la crónica rosa reciente. Cumplido el año de aquella primera foto juntos, ya podemos decir sin arriesgarnos que lo hicieron fatal. Mucho peor que mal. La aparición de la jovencísima Ana Soria, una estudiante de Derecho de Almería casi 30 años menor, ocasionó un daño terrible tanto a Paloma Cuevas como a la misma Soria, a la que el torero, la persona adulta y supuestamente experta en todo esto, puso en una situación lamentable. Todo hubiera sido más fácil si el entonces matrimonio hubiera acordado anunciar primeramente su separación y, con posterioridad, hubiera aparecido Soria. Hoy todo sería distinto, sobre todo para las dos grandes perdedoras de toda esta historia: las dos hijas de Ponce y Cuevas.

La precipitación, la inconsciencia o el egoísmo hizo que se desatara la fiebre mediática y, sorprendentemente, los sorprendentes novios no le hicieron ascos. Enrique Ponce y Ana Soria se exhibieron sin pudor en las redes sociales, un espectáculo que no debió gustar nada ni a Paloma Cuevas ni a su familia, seguramente pendientes del bienestar emocional de las pequeñas de la casa. Pero más allá de las consecuencias familiares de este despropósito comunicacional, lo que se constata un año después de la irrupción del amor en la vida de Ponce es una metamorfosis total de su vida, que ya nada tiene que ver con la que llevo junto a su ya ex esposa, Paloma Cuevas.

En cuestión de 12 meses, Ponce ha ganado un nuevo amor y ha perdido todo lo demás: ha abandonado los toros, su reputación ha sufrido un revés que no parece revertirse, no prospera su carrera de cantante y sus negocios no logran reflotar. Un desastre. Por algo las grandes estrellas planifican los divorcios como una crisis de relaciones públicas con sus estrategas de marca personal.

La relación de Enrique Ponce con Ana Soria le pasó factura en su credibilidad ante el mundo taurino: las críticas de los expertos y los abucheos en las plazas mostraron el rechazo de la ortodoxia de los toros ante la irrupción del mundo del corazón. Con su retirada, Ponce abandonó la industria en la que de alguna manera había agotado ya casi todos sus cartuchos, con la esperanza de que sus inversiones en los negocios le proporcionaran una nueva actividad. Tampoco lo tiene fácil en este ámbito. Parece que los negocios del ex torero no van bien. Los periódicos nacionales abundan en fuentes cercanas que explica que Ponce «tiene problemas económicos. Bastante le engañaron en el pasado personas de su confianza y está harto de mentiras y de malos consejos».

Esos malos consejos tienen mucho que ver con el hermano de Enrique Ponce, Álvaro Ponce, responsable de una mala gestión de los negocios del ex torero que no parecen fáciles de superar. El maestro valenciano es dueño de varios locales comerciales y naves en las localidades de Villacarrillo, Torremolinos, Úbeda o Fuengirola, todos alquilados, y de una marca que se dedica a la producción de aceite de oliva virgen extra de alta calidad. Este emprendimiento es el que arrastra una serie de pérdidas importantes. Ahora que ya no tiene que entrenar ni que torear, Ponce está dispuesto a poner en orden sus negocios y encargarse personalmente de la tarea de relanzarlos, una heroicidad que poco o nada tiene que ver con las habilidades que se despliegan en una plaza de toros.

Ana Soria tampoco lo ha pasado nada bien en este año de amor y, aunque los fracasos no son personales, sí que sufre el daño colateral de haber sido señalada como «la otra» y en los relatos machistas de las relaciones, la «culpable» de la ruptura entre Enrique Ponce y Paloma Cuevas. Seguramente la presión y la exposición mediática exagerada que causó una mala estrategia por parte de Enrique Ponce va a condicionar su futuro como abogada. De hecho, la familia llevó con disgusto las repercusiones de su amor con el ex torero.

A doce años de aquella primera foto juntos, continúan las críticas en las redes sociales y los ataques indiscriminados. Insultos y advertencias que se escriben por perfiles anónimos, sin seguidores, en cuentas vinculadas con Enrique Ponce. El abandono de la pareja de las redes sociales tiene, seguramente, mucho que ver con este ambiente violento, pero ha llevado al traste la deslumbrante carrera como influencer de moda que Ana Soria llegó a tener frente a sí. Ha sido un año de amor, sí, pero también de fracasos y decepciones múltiples tanto para Ponce como para Soria. Que su relación sigan adelante prueba la fortaleza de un flechazo que ya es, probablemente, mucho más que eso.

20 de enero-18 de febrero

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