Lo mismo se anuncia amenaza de boda que una ruptura inminente. La desaparición de Enrique Ponce y Ana Soria del panorama mediático, especialmente de las redes sociales, es radical. Desde hace siete meses, apenas se sabe ya nada del día a día de la pareja, atrincherada en el anonimato de una ciudad con pocos focos como Almería y prácticamente invisibles en la rutina de una vida de lo más normal. Ni familiares ni amigos hablan de ellos, con lo que cualquier foto en la que ella gesticula de más y con gesto serio se interpreta como una crisis letal. No parece, sin embargo, que lo íntimo sea un problema para el ex torero, que acaba de cumplir 50 años, y la estudiante, a la que conoció a principios de 2020. La nube más negra que amenaza a la nueva vida de los novios no es sentimental, es económica.
Aunque Enrique Ponce y Ana Soria viven desde hace meses en su primera casa en común, un imponente ático de lujo en una privilegiada zona de Almería, la vida no parece terminar de arrancar para la pareja. Parece que ella aún no conoce a las hijas que el diestro tuvo con Paloma Cuevas y que viven con su madre en Madrid. Además, los intentos del torero por reactivar su vida profesional después de la pandemia no prosperan: parece que él no quiere separarse de ella para hacer la temporada en México y que las ofertas que le llegan de España no colman sus aspiraciones económicas. Así las cosas, Enrique Ponce no ha tenido más remedio que poner en alquiler la joya de su imperio inmobiliario: la finca Cetrina, en Jaén, donde se casó con Paloma Cuevas y han celebrado la comunión sus dos hijas. ¿La razón? Según el periodista Eduardo Bolinches, una ruina económica.
Bolinches sostiene que la situación económica de La Cetrina es de quiebra técnica. «Desde el 2017 acumula más pérdidas que patrimonio. Hasta el punto de que cerrando todo, vendiendo todo, se generaría un agujero de 850.000 euros«, ha explicado en una reciente entrevista en el programa de televisión Viva la vida. «Ponce está acudiendo a la financiación de otras empresas del grupo. Tiene más de una empresa, por lo que llama la atención que las deudas por empresas del grupo asciendan a 5,5 millones de euros». Esta preocupante situación es la que habría llevado a Enrique Ponce a alquilar su preciada finca, aunque no la parte privada sino la zona de jardines, piscina, salón y un loft de cuatro habitaciones, para la celebración de bodas. Precio: 5.000 euros al día.
Aunque La Cetrina, una importante propiedad de 900 hectáreas y más de 50.000 olivos, lleva seis meses en venta, parece que Enrique Ponce no encuentra compradores dispuestos a pagar lo que espera por ella. Por tanto, esta es una salida provisional, pero que podría resultar muy interesante económicamente si lograra atraer el importante negocio de las bodas. ¿Lo conseguirá? Seguramente le iría mucho mejor si Ponce y Soria no hubieran decidido retirarse de una manera tan radical del mundanal ruido. Un poco de popularidad, algo de notoriedad en los medios de comunicación, siempre ayuda a la hora de alquilar e, incluso, a la hora de fijar precios. De momento puede consolarse en la humildad de su novia veinteañera, bastante ajena a lujos y sofisticaciones: parece que la pareja celebró e l 50 cumpleaños de Ponce en un McDonalds.