Enrique Ponce y Ana Soria: del verano del amor a las vacaciones de la incertidumbre y la dura realidad

Solo han pasado doce meses desde que España entera vibrara a lo grande con el flechazo entre Enrique Ponce , maestro torero al filo de los 50, y Ana Soria , estudiante de derecho de poco más de 20. Se rompía en ese mismo instante uno de los matrimonios más sólidos: el que formó el diestro valenciano con Paloma Cuevas , la hija de su padrino y más tarde apoderado, Victoriano Valencia. Fueron casi 30 años de amor, toros y fotos perfectas que se fueron al traste porque Ponce no estaba dispuesto a acomodarse en una serena relación de madurez con Paloma , madre de sus dos hijas.

A Enrique Ponce le tocaba una segunda juventud que compensara su precocidad en la faena torera y Ana Soria se convirtió en la acompañante perfecta. Hasta se grabaron para TikTok, como criaturas enamoradas por primera vez. Fue también inolvidable su posado en bañador en la cubierta de su mini yate. Momentos de pasión a bordo que este verano están decididos a repetir.

Mientras el mundo se devana los sesos tratando de entender los últimos movimientos de Enrique Ponce, el torero se dedica a preparar su verano inspeccionando la puesta a punto del mismo barco deportivo que el año pasado le paseó junto a su novia. Está atracado en la marina de Almería y es propiedad del padre de la novia, así que todo queda en casa. Veremos, seguramente, las fotos de su segundo verano juntos, pero ya no será lo mismo.

En el verano de 2020, a Enrique Ponce y Ana Soria se les salía el amor por todos los poros. Pudimos verlo gracias a su incontinencia a la hora de compartir sus arrumacos en las redes. Hubo bikinis, playa, barcos, besos, abrazos, roces, declaraciones de amor, botellones y miradas de las que deshacen glaciares. En fin, todo lo que el repertorio romántico de la escuela de Instagram. Un año después, el romance sin duda continúa, pero la realidad ha irrumpido con toda su crudeza.

El cuento de hadas que los paparazzi no pudieron pinchar el verano pasado, se ha teñido este del gris de la inquietud. Por algún motivo desconocido, Enrique Ponce está borrando sus pasos tanto profesionales como en redes sociales. Nos referimos a su retirada del mundo del toro, un alto que el diestro ha calificado de «temporal» pero que tiene todo el aspecto de ser definitivo, y su desaparición de las redes sociales, un espacio en el que ha estado especialmente activo desde que comenzó su romance con Ana Soria.

En cuestión de semanas, Ponce ha puesto bajo mínimos su exposición pública y la de su nueva pareja. Un vuelco radical que se suma a la falta de resolución de un divorcio que sigue sin firmar, encima de la mesa de los abogados. Hay quien dice que es Paloma Cuevas la que demanda privilegios económicos, aunque esta ha abandonado ya su participación tanto en la empresa inmobiliaria del diestro, como en la finca la Cetrina, en Jaén. Otros sostienen que es el torero el que se ha negado a firmar lo que una vez acordó. Nadie sabe lo que está pasando. Lo único cierto es que, tras un año de amor, la pareja Ponce-Soria no logra estabilizarse.

Más nubes de este crudo verano: el futuro del diestro en los negocios que ha ido emprendiendo durante todos estos años, precisamente para que a su retirada le reportaran ingresos. Hasta comprobar si cuaja o no su esperado debut como cantante de canción romántica, la actividad que espera a Enrique Ponce es la empresarial. No termina de despegar la comercialización de la marca de aceite que creó Paloma Cuevas y que se produce en la Cetrina: por el momento, este emprendimiento está en números rojos. CPM Building, la empresa inmobiliaria, tampoco funciona adecuadamente: en 2019 cerró balance con pérdidas. Tiene a su cargo alquilar varios locales comerciales y naves en Úbeda, Villacarrillo, Torremolinos o Fuengirola que alquila a otros empresarios.

De hecho, Enrique Ponce y Ana Soria no se libran de una rumorología que apunta hipótesis peregrinas: que Ana Soria está embarazada; que Ana Soria ha amenazado a Ponce con dejarlo si no se retira; que Ponce y Soria han roto; que el torero tiene serios problemas económicos... Ha sido ella la que ha tenido que salir al paso de tantas teorías con unas declaraciones previsibles. «La decisión de Enrique no se ha visto forzada por ningún motivo de esos que inventan«, ha exclamado la joven estudiante, enfadada por las habladurías.

«Ha sido una decisión totalmente voluntaria», ha añadido la almeriense refiriéndose a la retirada de su novio. « Estamos cansados de que inventen tonterías. Un día estoy embarazada, otro día no estamos juntos... Es todo mentira. Que publiquen lo que consideren porque siempre lo hacen, pero no tiene veracidad y te lo digo yo en primera persona y espero que al menos sirva de algo lo que yo diga, porque parece que tiene más credibilidad lo que inventan que la realidad«, ha sentenciado.