Con la perspectiva que permite más de un año, el transcurrido desde la polémica separación de Enrique Ponce y Paloma Cuevas, ya se pueden observar detalles importantes que, en su momento, quizá no reclamaron toda la atención que merecían. Es cierto: la sorpresa ante el anuncio de su ruptura y la aparición de Ana Soria eclipsó cualquier consideración que fuera más allá de la infidelidad, de la diferencia de edad entre los enamorados o de su peculiar manera de estar en las redes sociales, más propia de adolescentes que de adultos que se acercan al medio siglo. Sin embargo ahora podemos ver más cosas y, acaso, más interesantes.
Sin duda, el shock de la aparición de Ana Soria en la vida de Enrique Ponce fue enorme, y debió ser dolorosísimo para una Paloma Cuevas que tenía tanta idea del nuevo enamoramiento del torero como todos los demás: ninguna. Sin embargo, acaso nos equivocamos al focalizar en la estudiante de derecho la razón del silencio y de la honda decepción de Cuevas, un sentimiento que debió tener que ver con otras circunstancias, más ocultas para el ojo público. Las vemos precisamente ahora, con motivo de las bodas de oro de sus padres, Victoriano Valencia y Paloma Díaz.
Enrique Ponce y Paloma Cuevas se casaron cuando tenían 25 y 24 años, muy jóvenes pero muy firmes en el tipo de matrimonio que pretendían llevar a término. Su modelo siempre fue el de Victoriano Valencia y Paloma Díaz, quizá más por requerimiento de ella, una mujer creyente, educada en valores muy tradicionales y para la que el matrimonio hasta que separe la muerte y el respeto a la familia es central. De hecho, Ponce fue su primer novio y su única pareja conocida, hasta la fecha. Los valores de la familia católica fundamentaban, de manera explícita y simbólica, en el contrato matrimonial que ambos rubricaron con la bendición papal en la catedral de Valencia en octubre de 1996.
Fue Paloma Cuevas la que convenció a su padre para que apoderara al entonces principiante Enrique Ponce, un joven torero acostumbrado a entrenar y trabajar desde muy niño que debió deslumbrarse por el poderío de la que pronto se convertiría en su familia política. Probablemente, Cuevas esperaba que un torero serio y formal como Ponce se comportara como su padre. Victoriano Valencia, uno de los primeros toreros con carrera universitaria (Derecho), terminó con una notable trayectoria como 'playboy' al casarse con Paloma Díaz: desde el día de su matrimonio, su familia fue su prioridad y la ha mantenido unida durante la friolera de 50 años.
Fueron esos valores tradicionales centrados en el respeto y ese compromiso con la unidad familiar los que se vieron traicionados el verano de 2020, cuando Enrique Ponce rompió la baraja y comenzó a subir aquellas fotos y vídeos con Ana Soria a las redes sociales. Nadie puede evitar cuando se enamora o se desenamora, pero sí es posible romper un matrimonio manteniendo la promesa de respeto familiar que ha estado implícita en el compromiso de una vida en común. Esa traición a los valores, a la larga, puede llegar a doler más que una infidelidad. La familia de Ana Soria también es de fuerte convicción católica.