Enrique Ponce rompe definitivamente con todo (y con su vieja vida familiar): vende la finca La Cetrina mientras se disparan los rumores de un nuevo amor para Paloma Cuevas

Comienza la cuenta atrás para el día D, el último día en el que Enrique Ponce y Paloma Cuevas han de verse, obligatoriamente. El 11 de septiembre, día además del 49 cumpleaños de Cuevas, la ex pareja pasará su última jornada juntos en la Cetrina, la finca de Jaén en la que se celebrará la comunión de la hija pequeña de ambos. La expectación es máxima, y no solo por ser testigos del punto final definitivo para un matrimonio que se tenia por perfecto. Lo cierto es que más de un año después del anuncio de su separación, un bombazo veraniego en toda regla, continúan fluyendo las noticias y rumores acerca de los tres protagonistas de esta historia de amor y desamor. Por ejemplo, sobre la asistencia de Ana Soria a esta última reunión familiar.

Aunque todo el mundo da por sentado que Ana Soria, la estudiante de Derecho que comparte la nueva vida de Enrique Ponce, no le acompañará en la comunión de su hija, lo cierto es que no ha habido una declaración oficial sobre ese particular. No se espera que la haya, pues desde hace un año nadie en este triángulo aclara nada, y mucho menos directamente a los medios de comunicación. Lo poco que se sabe del romance del año trasluce las fotografías que, desde la distancia, toman los paparazzi. En ellas vemos a dos enamorados, los mismos que hacen un año derrochaban besos, abrazos y achuchones varios en Instagram.

Nada ha cambiado, por lo que parece, entre Enrique y Ana, felices en Almería. Felices, pero sin perdices, porque Enrique Ponce ha puesto en venta La Cetrina, la joya de su corona financiera particular. Se trata de su inversión más querida, la propiedad en la que tanto Ponce como Paloma Cuevas se dejaron tiempo y dinero para convertirla en un hogar y un buen negocio. Al final, ni funcionó el hogar ni prosperó el negocio: a los 25 años de comprar sus 900 hectáreas, el torero desiste de la explotación ganadera y agrícola (allí está el olivar del que sale su aceite) y de atesorar el lugar de tantos recuerdos.

La finca es cara, carísima, no solo porque está viva empresarialmente hablando y por su extensión. Dotada de gran pabellón de caza, plaza de toros, capilla y una considerable piscina, destaca sobre todo su espectacular vivienda, de 420 metros distribuidos en torno a un patio andaluz. Construida en 1997 por los arquitectos Díaz Sanjuan, llama la atención la puerta de entrada, que por deseo de Enrique Ponce recrea la puerta grande de la Maestranza sevillana. La casa consta de dos plantas mas sótano, donde se ubica una bodeguilla, y en la principal se encuentra un amplio salón con chimenea que se comunica con una sala de billar, un comedor con mesa para doce comensales, cocina, y despacho. En el piso superior se ubican los cinco dormitorios, cuatro de ellos con suite.

Todo esto es ya pasado para Enrique Ponce, dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva junto a Ana Soria. Se quita así el último gran peso de esa mochila que está deseando aligerar, para acompañar a su nueva novia en una aventura nueva. No va a empezar de cero, porque con casi medio siglo a sus espaldas es imposible, pero casi. Lo cierto es que no se le conoce proyecto vital más allá de su vida afectiva, algo complicado incluso para alguien que tiene la vida solucionada gracias a sus inversiones. Quizá la liquidez que va a ingresar gracias a la venta de La Cetrina sean el comienzo de su nueva actividad profesional. Esa que ya tiene clarísima Paloma Cuevas, pues está a punto de presentar su primera colección de vestidos de gala, para la firma de Rosa Clará. Sin embargo, no es ese acontecimiento el que ha puesto en alerta roja a cronistas rosa y paparazzi.

Ahora mismo, la noticia que se cotiza en máximos en la crónica social es la que desvele la identidad de la persona que, según los rumores, ha reactivado la vida sentimental de Paloma Cuevas. Parece que Cuevas ha pasado página de su divorcio y disfruta ya de nueva compañía masculina, razón de su nueva buena cara y de su buen humor actual. Todo son, de momento, rumores, pero los fotógrafos más avezados del panorama rosa nacional han colocado a esta posible pareja de Cuevas como prioridad número uno. Alerta máxima.