Enrique Solís es primo de los hijos del Duque de Alba, porque su padre, Miguel Ángel Solís, es hermano de Matilde Solís, madre de Fernando y Carlos Fitz-James Stuart, y acude a todas las celebraciones familiares del Duque de Alba y sus hijos. Enrique y Alejandra estuvieron en la boda de Carlos Fitz-James Stuart, conde de Osorno, y Belén Corsini, celebrada este año, y también en la de su hermano mayor, Fernando Fitz-James Stuart, duque de Huéscar, y Sofía Palazuelo, hace tres años. Fue en esta boda en la que Enrique, de hecho, presentó a su novia. Se les ha visto también en la boda de Claudia Osborne, el pasado mes de octubre, en los premios Goya de hace dos años o en la fiesta organizada por la joyería Rabat para inaugurar su tienda de Madrid, en 2020.
Alejandra trabaja desde hace catorce años en el mundo de la moda. Es una de las jóvenes con mayor estilo del panorama social. Tiene una belleza rotunda y de fuerte personalidad y sus «looks» de invitada suelen llamar la atención por su elegancia, originalidad y osadía. Tienen un punto retro, llamativo. Le encanta la década de los ochenta. Suele vestir trajes de corte masculino y colores oscuros. Sin embargo, hace tiempo que no trabaja en pasarela, aunque la moda sigue siendo una pasión para ella. Llamó la atención el conjunto que lució en la boda de los condes de Osorno: un sastre pantalón de chaqueta arquitectónica en seda, de color violeta, naranja y crema, con unos pantalones tobilleros de pinzas. El diseño creó cierta polémica en las redes sociales por culpa de los «haters» profesionales que intentaron desacreditar con burlas e insultos la opción estilística de la modelo. Enrique tuvo que tomar la iniciativa y defender a su novia contra lo que el llama «almas enfermas».
En la boda de los duques de Huéscar, Alejandra optó por un conjunto de chaqueta y falda en azul noche, con una gran lazada sobre uno de los hombros. Sobre la cabeza, llevaba un casquete con redecilla del mismo color. No se siente cómoda con ropa ajustada y transparencias o grandes escotes. Apuesta por firmas como la sevillana Antonio García
El padre de Enrique es el actual marqués de la Motilla y marqués de Valencina, Miguel Ángel de Solís y Martínez Campos que se casó con Carmen Tello en Sevilla el 7 de mayo de 1977. Los Solís son una de las familias sevillanas más importantes de la aristocracia. Tuvieron cuatro hijos –Fernando, Carmen, Miguel y Enrique– , pero llegó el divorcio, uno de los más comentados en el momento, pocos años después. Carmen se enamoró del diestro Curro Romero y se casaron por lo civil en 2003. La ex mujer de él, Concha Márquez Piquer, con la que se había casado el 22 de octubre de 1962, nunca quiso concederle la anulación a él, a pesar de que la relación terminó en 1977. De hecho, Carmen Tello anuncio hace escasas semanas que la pareja, que está junta desde hace 25 años, contraerá matrimonio religioso en 2022. Los hijos de Carmen, entre ellos Enrique, tienen una fuerte relación con el torero. Enrique era muy pequeño cuando su madre y Curro iniciaron su relación y le considera casi como a un segundo padre.
Al parecer, Enrique y Alejandra se conocen desde que iban al colegio y ya eran amigos íntimos antes de empezar a salir. Alejandra describe a Enrique como un gran luchador y un hombre muy bondadoso, «además del hombre más guapo del mundo». En las cuentas de Instagram de la pareja hay numerosas fotografías románticas de ambos. Enrique, nacido en Sevilla hace 29 años, llamó la atención desde las primeras veces que apareció en sociedad por su elegancia y su encanto. Hace unos años, se le relacionó con Tamara Falcó, pero ambos aseguraron que eran solo amigos.
El joven estudió Empresariales en Nueva York, París y Madrid, ciudad a la que se fue con 18 años. Cuando regresó a la capital se unió al proyecto de los hoteles One Shot, un concepto muy novedoso de hoteles «boutique» relacionados con la fotografía. Su objetivo es hoy internacionalizar la marca. Pero su proyecto más personal es la firma masculina de moda The Seelk, creada en 2016, una línea premium accesible que busca una elegancia sobria, pero con un punto colorista, atemporal y de calidad. Él ha contado que decidió dejar a un lado el camino más fácil y arriesgar, para convertirse en emprendedor. La firma se ha convertido en un referente en corbatas. Y Enrique es hoy un modelo de elegancia masculina: apuesta por detalles como los dobles bolsillos, los trajes de tres piezas, el pañuelo y las corbatas de lazo. También puso de moda la barba bien cuidada, aunque tras ocho años, ha decido reemplazarla por una de pocos días.