Cómo casarse con Isabel Preysler: así conoció a sus sucesivos maridos la mujer con la vida matrimonial más apasionante de España

Fueron cuatro flechazos, algunos de ellos rodeados de escándalo, que tuvieron algo en común: sucedieron en fiestas, tertulias y reuniones de la alta sociedad.

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Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Solo la gran Duquesa De Alba podría aspirar a competir con el apasionante historial matrimonial de Isabel Presyler , y saldría perdiendo. Cayetana de Alba se enamoró con mucho poder, dinero y fama ya a sus pies, con lo que sus historias de amor tienen otros ingredientes. Sin embargo, Isabel Preysler partía de algo más abajo: era una niña bien de la sociedad filipina recién llegada a Madrid para estudiar Secretariado Internacional y, de paso, para que se olvidara de su primer novio, Juni Kalaw, 15 años mayor que ella. Su padre, Carlos Preysler Pérez de Tagle , era delegado del Banco Español de Crédito en Manila. Su madre, Beatriz Arrastia Reinares, era dueña de una agencia inmobiliaria y su familia tenía extensas plantaciones de arroz y azúcar. De hecho, nada más pisar la capital española con 20 años comenzó a frecuentar las fiestas de la alta sociedad mientras se convertía en un icono de estilo y de belleza llevando las tendencias más internacionales, como el floating eyeliner.

Lo de Julio Iglesias fue un flechazo, eso lo constata Paloma Barrientos en su libro 'Isabel Preysler, reina de corazones'. Barrientos cuenta que Julio, ex futbolista y ya bastante conocido como cantante, asistió a un fiesta que daba Juan Olmedilla, un importante ejecutivo y famoso fiestero de la época. Fue allí donde vio por primera vez a Isabel y, aunque estaba saliendo con la actriz Jean Harrington, quiso conocerla, pero ella se marchó antes de conseguirlo. Fue Julio Ayesa, conocido relaciones públicas y amigo del cantante, el que hizo de celestino e invitó a Isabel Preysler a una fiesta que daba Tomás Terry en Casa de Campo. Esa noche él la acompañó a casa y, tras un concierto de Juan Pardo y otro de José Feliciano, se casaron. Fue en enero de 1971, ocho meses después de aquella fiesta y con Isabel ya embarazada de Chábeli.

Tras un divorcio doloroso debido a las ausencias de él, Isabel Preysler vuelve a la vida social y recupera protagonismo en las fiestas de la alta sociedad española. Corría 1978, pero a sus 27 años Isabel Preysler estaba preparada para volver a comerse el mundo. Ella misma contó en las memorias que escribió para la revista 'Hola' cómo conoció a Carlos Falcó y Fernández de Córdova, marqués de Griñón y de Castel-Moncayo, y uno de los grandes de España, con el que también formó familia en tiempo récord: en dos años ya estaban casados y a la espera de su hija Tamara. Fue su pasaporte de entrada en la élite aristocrática y empresarial española, hasta el punto de que él la instruyó sobre cómo tenía que vestir para lucir según sus estándares.

«Empecé a salir con un grupo de amigos», contó Isabel Preysler. «Un día me invitaron a una sesión privada de la película Fiebre del Sábado Noche. Estábamos unas veinte personas y, entre ellas, Carlos Falcó, con quien coincidí poco después en una cena. No se separó de mí en toda la noche. Hablamos, entre otras cosas, del Safari Park que había montado en su finca, le comenté que a mis hijos les encantaban los animales y me invitó a visitarlo. Tuvimos tiempo de charlar largo y tendido. Descubrí que lo que más me gustaba de él era su sentido del humor, su refinada educación y su cortesía«.

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El romance que escandalizó a España e hizo temblar el panorama político y social nacional comenzó en abril de 1982 frente a un plato de lentejas. Era el menú de las famosas tertulias que organizaba la periodista peruana Mona Jiménez con el quién es quién de la política del momento, entre ellas Miguel Boyer Salvador, súper ministro de Economía, Hacienda y Comercio en el primer gobierno socialista de Felipe González. «Siempre había pocas mujeres en mis almuerzos», contó Mona a Martín Bianchi en ABC. «Un día una amiga me llamó para decirme que a Isabel le apetecía venir a mis lentejas y le dije que encantada. Así conoció Isabel a Miguel. Fue un flechazo».

Jaime Peñafiel cuenta en su libro 'Isabel, la amante de sus maridos' que tanto Isabel Preysler como Miguel Boyer acudieron con sus respectivas parejas a la tertulia: la ginecóloga Elena Arnedo y Carlos Falcó. Al parecer la sintonía entre ambas parejas fue tal que hasta llegaron a compartir vacaciones en Ibiza. «Cuando empecé a salir con Miguel, todavía no era ministro. Era un hombre casado, eso es muy cierto», confirmó Isabel a Pilar Eyre en su libro 'Mujeres, 20 años después', lo que sitúa el inicio de su romance durante la primavera y verano del 82.

«Es verdad que me fascinó Miguel», reconocería Isabel Preysler. «Al principio empezamos con un almuerzo, una cena, hablando... Me dije: ¡Qué interesante es este señor! Era muy brillante, tenía mucho sentido del humor. No fue culpa de Carlos, fue mía, qué quieres que te diga. Lo sentí muchísimo por él, pero me enamoré«. Ocultaron su romance durante varios meses, pero todo Madrid sabía que se veían en secreto. Finalmente, el 3 de julio de 1985 Boyer dimitió como ministro y el 14, Carlos Falcó se divorciaba de Isabel Preysler. En marzo de 1986 Preysler y Boyer fueron fotografiados por primera vez juntos. Se casaron en enero de 1988 y Ana nació en 1989.

No podía ser de otra manera: Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa iniciaron su romance en un viaje a Londres patrocinado por Porcelanosa. Preysler, sus hijas y otros famosos formaban el grupo que todos los años acudía a la cena organizada por el príncipe de Gales para recaudar fondos. Sin embargo, no fue este el primer encuentro de la pareja. La primera vez que Preysler y Vargas Llosa cruzaron miradas fue en 1986, cuando 'Hola' envió a su colaboradora estrella a entrevistar al escritor. Años después, en 1989, coincidieron en otra comida organizada por Mona Jiménez para promocionar la candidatura de Vagas Llosa a la presidencia de Perú. Isabel acudió con Miguel Boyer, enamoradísima. Que ironía que estuviera en ese momento escuchando al que sería su siguiente y quién sabe si próximo marido.

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