La edición número doce del reality culinario 'MasterChef' ya está en marcha y con ella han regresado a la pequeña pantalla los muy conocidos rostros de sus tres jurados habituales. Pepe Rodríguez, propietario de El Bohío, con una estrella Michelin; Samantha Vallejo-Nágera : que en 1995 fundó su empresa de catering, basada en la creatividad; y Jordi Cruz, que está al frente de los restaurantes ABaC, Angle, Ten's y Atempo forman el trío ganador del concurso de Televisión Española.
De ellos, quizá el más mediático sea el cocinero catalán, con un millón y medio de seguidores en Instagram y cinco estrellas Michelin en su haber. Perseguido en ocasiones por la polémica, el Jordi Cruz malo o bueno –según se sea más o menos fan de su homónimo presentador de 'Art Attack'– también se ha convertido en personaje de la crónica de sociedad, que ha relatado con detalle la evolución de su relación sentimental con su actual pareja, la empresaria brasileña Rebecca Lima.
Pero antes de alcanzar la fama de la que ahora disfruta, tuvo que esforzarse muy duro desde los 14 años, edad a la que empezó a trabajar en el restaurante Estany Clar de Cercs de Barcelona. Fue en ese establecimiento donde recibió su primera estrella Michelin en noviembre de 2002, convirtiéndose a sus 24 años en el chef más joven de nuestro país y el segundo del mundo en recibir esta distinción. Para entonces ya había ganado el Campeonato de España para Jóvenes Chefs, demostrando que sería un peso pesado de nuestra gastronomía.
Mientras el éxito profesional le sonreía, para entonces el chef ya había pasado por momentos complicados en su niñez, marcados por una dura relación con su padre, que relataba sin tapujos durante su aparición en un episodio de 'Planeta Calleja'.
Junto al aventurero leonés recordó su primer contacto con la cocina, cuando con ocho años su madre enfermó y él tuvo que preparar unas judías con patatas para su padre. Un padre, Federico, que nunca se mostró cercano o comprensivo con él. «Siempre entendí sus negatividades y sus cosas malas, él creció en una fábrica, vivió una guerra… era una persona cariñosa pero con poca facilidad para demostrar sus emociones», contaba el chef.
«De niño todo lo malo que me pasó fue culpa mía. Él no ayudaba para que me sintiese mejor», añadía mientras confesaba que en la escuela las cosas tampoco fueron fáciles para él. «Tenía dificultad para muchas cosas porque no estaba motivado. Yo en el colegio pensaba que era muy tonto. Luego me di cuenta de que no es que fuese tonto, es que no puse atención cuando tenía que poner atención», contó entonces un Jordi Cruz que se sacó la EGB «de milagro» y no llegó a terminar la FP.
Aprovechó también Jordi Cruz su sincera conversación con Jesús Calleja para confesarle sus planes de ser padre con su pareja, la brasileña Rebecca Lima, con la que lleva cinco años de noviazgo. Pero como es tradicional en el país de su chica, los tradicionales pasos a seguir eran primero la petición de mano al padre, el anillo, luego la boda y por último, el bebé.
Finalmente no hubo necesidad de pasar por el altar, y la pareja tuvo a su primer hijo el pasado mes de agosto. Era el propio cocinero el que anunciaba la buena nueva a través de sus redes sociales. «Estoy extremadamente feliz porque ha nacido nuestro bebé», comunicaba el cocinero catalán en su cuenta de Instagram. «Os lo quería contar hace cuatro días, pero no podía porque se me estaba cayendo la baba, toda la baba».
Jordi y Rebecca se conocieron en 2019. Fue entonces cuando salieron a la luz las primeras fototagrafías del chef y la joven en actitud cómplice paseando por las calles de Madrid. Cuando llegó el confinamiento de 2020, ambos lo pasaron juntos en el hogar del cocinero en Barcelona. Modelo, arquitecta y empresaria, la brasileña puede presumir también de tener su propia línea de moda, llamada Inti Brand.
Pese a que parece cumplir a rajatabla esa máxima de tener suerte en la salud, el dinero y el amor, no es oro todo lo que reluce para Jordi Cruz, que hace tan solo unos días se confesaba frente a los micrófonos de la SER sobre lo mal que lo ha pasado tras perder en 2023 una de las dos estrellas Michelin de su restaurante Angle. El golpe fue tan duro para él, que lo ha calificado como «el peor año de su vida».
«Que la gente dé por supuesto que sales por la tele, eres un soberbio, eres un idiota... tú no sabes lo que fue este año», aseguraba el chef, antes de admitir que nadie le pregunta cómo se encuentra «y estoy jodido porque no estamos hablando de mí sino de un equipo que lo está haciendo muy bien, y de repente te dicen: 'aquí te has relajado'».
Este revés profesional ha sido también un torpedo a su línea de flotación en cuanto a su salud mental. «Lo tenía todo controladísimo, con una seguridad pasmosa. Y ese año, que es el primero que me empiezan a azotar los dolores físicos del estrés, la ansiedad me está pegando fuerte», era su sincera confesión al respecto.
20 de enero-18 de febrero
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