Cómo es la relación de Julio Iglesias con sus hermanos Jaime y Ruth, los hijos que Papuchi tuvo con Ronna Keitt

A diferencia de muchos artistas, con un origen humilde o convulso, Julio Iglesias nació en una familia acomodada y conservadora del Madrid de los años cuarenta. Su padre, Julio Iglesias Puga, era ginecólogo. Su madre, María del Rosario de la Cueva y Perignat, era una tradicional ama de casa que se ocupaba de Julio y de su hermano menor, Carlos, con el que se llevaba dos años.

Sin embargo, pronto la familia se vería sometida a un gran cambio. Julio quería ser futbolista, algo no muy habitual en el entorno en el que se movía, pero las cosas se complicaron todavía más cuando sufrió un grave accidente que le alejó del deporte para siempre y le abrió la puerta a los escenarios como cantante.

La vida de un artista no tiene nada que ver con los ideales burgueses de una familia de clase media. A pesar de todo, Julio siempre tuvo una muy buena relación con sus padres y con su hermano, que no podían dejar de sentirse muy orgullosos de él. Su hermano Carlos también estudió medicina, como su padre, pero lo dejó todo para dedicarse a la carrera de Julio, al que estaba muy unido. Durante muchos años fue su manager. Luego, emprendió su propio camino en la música como productor.

Sin embargo, quién rompió las normas de su círculo de manera más rotunda fue el padre de Julio, el doctor Iglesias Puga. Era un hombre afable y simpático que arrastró siempre una gran fama de mujeriego, a la antigua usanza, y que había sobrevivido a un terrible episodio cuando fue secuestrado por ETA, en 1982, y estuvo encerrado 21 días. Es indudable que aquello marcó su vida.

Un año después se separó de su mujer, Rosario, la madre de Julio Iglesias, y empezó una relación con Begoña, una enfermera casi 40 años menor que él. Él mismo presumía de que le «encantaban» las mujeres y especialmente las más jóvenes. Se convirtió en un personaje de la crónica social y de la televisión por su espontaneidad. Resultaba un simpático donjuán casi octogenario. Todos le conocían por «papuchi».

A principios de los noventa, con 78 años, se enamoró de la norteamericana Ronna Keitt, una modelo de 28 años, a la que conoció en España mientras ella estaba de vacaciones. Estuvieron juntos hasta 2005, cuando él falleció de un edema pulmonar. Se habían casado por lo civil en 2001 – en una ceremonia secreta – y habían tenido un hijo, Jaime Nathaniel, y en ese momento Ruth estaba embarazada de su hija Ruth, que nació siete meses después de morir su padre.

Haciendo honor a su caballerosidad antigua, el doctor Iglesias hizo publica la relación una vez fallecida su anterior esposa. Tras el fallecimiento de su marido, Ronna se instaló en Florida con sus hijos. Heredó una considerable fortuna de su esposo –prácticamente su totalidad– con casas en Peñíscola y en Filadelfia, lo que le ha permitido estos años llevar una vida acomodada y tranquila. Parece que Jaime y Ruth tienen una muy buena relación con Julio y Carlos, de quienes les separan más de seis décadas, y que también comparten su pasión por la música.

Ruth tiene 16 años y Jaime, 17. Ruth no conoció a su padre y Jaime tenía solo un año cuando murió, pero Ronna contaba en una de sus últimas entrevistas que les hablaba constantemente de él, para que lo tuvieran siempre en su memoria. Ambos han llevado, junto a su madre, una vida muy discreta, tras los años en los que su padre aparecía constantemente en los medios y Ronna dio varias entrevistas exclusivas a la revista «¡Hola!». Ella tiene hoy 58 años y vive en una lujosa urbanización de Florida, volcada siempre en sus hijos, tras vender su primera casa familiar en el mismo estado.

Durante un tiempo, la relación de Ronna con la familia del doctor Puga fue buena: «Cuando nació Ruth, Julio y Miranda fueron los primeros a los que llamé para darles la noticia«, declaraba poco después de la muerte de Papuchi. Ese nexo de unión con el cantante no se perdió, y en 2018, en el programa Lazos de sangre Julio José revelaba: »Mi padre y Miranda sí tienen contacto con Ronna, pero ni mis hermanos (Chábeli y Enrique) ni yo lo tenemos. No me preguntes por qué, porque ni yo mismo sé el motivo«.

Cuando aún eran pequeños, Ronna mantuvo cierta relación con la prensa. Fue entonces cuando declaraba que hablaba por teléfono con el cantante «y los niños van a verles una vez al año». También Julio decía por entonces que los pequeños «son una maravilla, tan felices, tan generosos, simpáticos, cariñosos…, y la mamá es un encanto de mujer».

Con el tiempo, Ronna fue adquiriendo un perfil más privado y reservado. De hecho, sorprendió que saliera de ese silencio en 2020 en La Otra Crónica, coincidiendo con el 15º aniversario de la pérdida de su marido: «Llevo muchos años sin hacer entrevistas o salir en una revista. Nunca me presento en la televisión. Deseo mantener mi vida y la de mis hijos de una forma privada. Cuando eran más pequeños permití que fueran fotografiados, pero después me di cuenta de que era una equivocación«, declaró.