María Jiménez y Pepe Sancho en los primeros años de su relación a finales de los años 70. Eran la pareja más 'hot' del momento, dos mitos eróticos de la España de la transición. /
Decir que fue un icono sexual se queda un poco corto y, para muestra, basta repasar alguna de sus viejas actuaciones en YouTube. No se puede ser más descaradamente 'hot' que aquella María Jiménez que repartía gemidos, suspiros, caídas de ojos y bailes desmadejados. Rubia, imponente y terriblemente sexy, se comía los escenarios y se la comían con los ojos. Venía de muy abajo: con 15 años dejó Sevilla para trabajar de empleada doméstica en Barcelona y buscar su sitio en los tablaos. A los 18 tuvo a su hija Rocío, de padre desconocido (un escándalo). La dejó con sus padres en Sevilla y marchó a Madrid. A los diez años sacó 'Se acabó' y se convirtió en la rumbera más sexy de España. Un mito erótico .
La fama atrae a la fama, y en aquellos años 70 uno de los hombres más famosos y endiabladamente sexys era Pepe Sancho. En aquellos momentos encarnaba al Estudiante, el bandolero más joven de la mítica serie de televisión 'Curro Jiménez'. Lo suyo fue una relación tóxica de libro, con dependencia, violencia psicológica y física y una tensión sexual adictiva. Ambos reconocieron estar enamorados, pero sin duda se trata de un tipo de amor que nadie querría experimentar en carne propia. En aquel momento, sin embargo, la pareja representaba el culmen del erotismo en un momento en el que las mujeres se destapaban y presumían de liberación sexual. Todo de puertas para afuera, porque en el interior de las casas el hombre seguía llevando los pantalones.
«Al lado de ese hombre sentí una atracción que me arrancaba de cuajo«, llegó a decir María Jiménez sobre el flechazo. Pepe Sancho describía así su química: «Era una mujer diferente a las que había conocido hasta entonces. El mundo que ella me enseñó antes de casarnos me pareció divertido: el Rocío, la feria de Sevilla, los caballos, las bodegas, el fino, los señoritos andaluces y, ¿por qué no? La abundancia. La abundancia en general, incluso en el amor«. Se prometieron como si tal cosa y se jugaron con una moneda si casarse en Valencia, de donde era él, o en Sevilla. Salió Sevilla.
Vídeo. Famosos enemigos
María Jiménez y Pepe Sancho se casaron el 1 de junio de 1980 en la iglesia de Santa Ana. Había tanta gente arremolinada en las proximidades de la iglesia, que los coches de los contrayentes tardaron una hora en llegar a la ceremonia. Ella iba con un traje ochentero a más no poder que costó una fortuna entonces: 350.000 pesetas. El banquete costó otra fortuna: 1,8 millones de pesetas para 3500 invitados. La felicidad no duró mucho: infidelidades, problemas de dinero, insultos… A los tres años y con un hijo en común, María Jiménez y Pepe Sancho se divorciaron. Él llevaba una doble vida con sus amantes y, a la vez, era celoso y posesivo. Ya entonces salieron a relucir posibles malos tratos, pero él los negó. Aún no eran considerados una lacra social, sino un asunto exclusivamente privado.
A los dos años del divorcio, la tragedia. Rocío, la hija de 16 años de María Jiménez, fallece en un accidente de tráfico. El duelo fue terrible y además propició un reencuentro con Pepe Sancho, también muy afectado por la muerte de la joven a la que había adoptado. Su segunda boda se celebró en Costa Rica, donde Sancho rodaba 'El Dorado', de Carlos Saura, en 1987. Prácticamente se casaron para la revista 'Hola', que publicó en portada el 'sí, quiero'.
Su segunda convivencia fue aún peor que la primera: María no trabajaba y la depresión y el ensimismamiento provocado por la muerte de su hija reaparecía intermitentemente . Sancho desplegó el comportamiento típico del maltratador dirigido a anular y matar la confianza de la mujer. Llegaron a casarse una tercera vez, en el Nepal, durante un viaje en el que fueron presentados al Dalai Lama, pero todo fue un montaje de Pepe Sancho para ganar dinero.
Con la carrera profesional de Pepe Sancho en ascenso (ganó un Goya en 1998 por 'Carne trémula') y la de María Jiménez declinando, las vejaciones, infidelidades y violencias se normalizaron. «Él sentía que ya había triunfado, que ya no necesitaba a su mujer porque él era ya una estrella», llegó a explicar María. «Me fue arrinconando y abandonando». Años después, la cantante llegó a confesar hasta qué punto llegó la violencia: «Un día me rajó la cara», confesó. Ella aguantó, como había aguantado su madre, hasta que en 2000 le propusieron grabar 'La lista de la compra', el mayor éxito de su carrera. Tenía 50 años y María revivió.
«La chavalería estaba como loca, me paraban por la calle y me gritaban desde las motos: 'Tú que eres tan guapa y tan lista', y yo 'Olé, olé'. Llevaba tantos años pensando que ya no valía nada, que sentir el calor de la gente y el tremendo éxito de aquel estribillo fue una caricia para mi alma«, ha explicado María Jiménez.
Estaba claro: Pepe Sancho no iba a soportar que su mujer tuviera más éxito que él mismo. De hecho, hasta le recriminó que quisiera mejorar su físico de cara a la promoción del disco. «¿Tú qué quieres, seguir siendo siempre joven y que yo siga envejeciendo? ¿Para marcharte con uno más joven? Pues bien, haz lo que quieras«, le dijo él. Cuando su hijo Alejandro le pilló con otra mujer en casa, se aceleró la separación que sería definitiva. María Jiménez la rubricó en 2002 con un disco escrito por Sabina, 'Donde más duele', y con unas memorias en las que lo contó (casi) todo. Las tituló 'Calla, canalla'.
En 2009 se celebró el juicio por malos tratos en el que Alejandro testificó a favor de su madre. «Mi madre denunció en un tiempo difícil en la sociedad, tanto que la tomaron por loca», ha reflexionado recientemente. « Mi padre nunca valoró a mi madre, ni como cantante ni como mujer. Yo de niño no era consciente de lo que era el maltrato. Pero ahora con 35 años soy consciente de que sí, que era maltrato«. La sentencia dictada por el juez así lo reconoció, aunque Pepe Sancho salió sin condena por la prescripción del delito.