Nina Wendelboe-Larsen más allá de de Isabelle Junot: la aristócrata que solo quería pasárselo bien y convirtió la tragedia familiar en su gran batalla ganada

Ahora mismo, Nina Wendelboe-Larsen disfruta de los primeros días en casa de su primera nieta, Philippa, la primera hija de Isabelle Junot y Álvaro Falcó, marques de Cubas. Ha viajada a Madrid desde Nueva York para acompañar a su hija en su aterrizaje como madre, un rito de paso muy especial en la relación madre-hija. Nina tiene otros dos hijos de su famoso matrimonio con Philippe Junot: Victoria y Alexis. Fueron diez años de unión legal y cinco de felicidad con el playboy más famoso de la jet set de los años 80.

Philippe Junot se casó con Carolina de Mónaco en 1978, rubricando su contrato de permanencia en la crónica rosa de varias décadas a pesar de divorciarse solo dos años después. Nina Wendelboe-Larsen tuvo que lidiar con la leyenda que perseguía a Junot debido a este matrimonio.

El mundo se sorprendió ante un nuevo matrimonio del playboy. ¿Quién era la rubia que había logrado 'cazar' al hombre que despreció a la princesa de Mónaco ? Aquello parecía una hazaña: el inversor hasta se casó con ella, en 1987. Indudablemente, debía ser una mujer excepcional. Y lo es.

Nina Wendelboe-Larsen tenía 24 años cuando se casó con Philippe Junot (que ya cumplía 47) en Copenhague, su ciudad natal. En realidad, la ceremonia tuvo lugar en una pequeña iglesia de un pueblo cercano y por el rito protestante, por lo que el matrimonio anterior del novio resultó eclesiásticamente invisible.

No debió de ser plato de gusto para la familia de la novia, un clan de rancio abolengo aristocrático danés. La fama de Junot le precedía. La madre de Nina Wendelboe-Larsen, Anna Margrethe, procede de una familia aristócrata importante en Dinamarca que fue poseedora, hasta 1978, del imponente castillo de Marsvinsholm. Dato curioso: fue la primera mujer que tuvo el carné de conducir en su país.

Anna Margrethe Wendelboe-Larsen inculcó a su hija el amor por los caballos y la literatura, aunque finalmente Nina se licenció en economía en la universidad neoyorquina de Georgetown. Fue en esta etapa en la Gran Manzana cuando conoció a Junot: trabajaba en Naciones Unidas durante el día pero quemaba la noche neoyorquina. Una Carrie Bradshaw 'avant la lettre'.

Pese a s destino como gran señora de la aristocracia europea, Nina Wendelboe-Larsen cayó bajo el embrujo de la 'dolce vita' que ofrecía por aquel entonces Philippe Junot , el rey de la noche marbellí. Qué joven de 24 años va a decir que no a una vida de fiesta en fiesta.

La segunda boda de los novios se celebró, con un fiestón hasta las tantas que salió en todas las reivstas, en el Marbella Club . Vivieron en París, en Londres, en Madrid. Ya convertida en madre, Nina entró en el círculo de la jet madrileña: íntima de Isabel Sartorius , habitual de Cari Lapique .

Evidentemente, ninguna fiesta dura para siempre. La cruda realidad de la madurez alcanzó a una Nina que pasó de un irreprimible deseo de diversión y romance, a añorar una vida más establecida y convencional. Ya antes de divorciarse de Junot, inició una relación con el empresario Rafael Mincione que no prosperó.

Sí que hubo segunda ceremonia de boda en 2009, en París, con el empresario Fernando Goizueta, al que conoció durante las largas y divertidas noches de Marbella. Goizueta era amigo del príncipe Felipe y nieto de creador de la urbanización Guadalmina. Frecuentaron, también, Sotogrande.

Ni dos años duró la felicidad de la pareja, que en 2011 ya estaba divorciada de manera amistosa. Desde entonces a hoy apenas nada se supo de sus avatares sentimentales, más allá de cierta química con Carlos Falcó , marqués de Griñón. Parece que hubo algunas salidas en Marbella con el tío del que hoy es marido de su hija y ex de Isabel Preysler. Sin embargo, el interés mutuo no fue mucho más allá.

Sí ha tenido una trascendencia profunda en la vida de Nina Wendelboe-Larsen la enfermedad, una dolencia que desgraciadamente forma parte de la herencia que recibió de sus padres. Nina Junot, como aún se hace llamar al menos en su perfil en Instagram, posee la mutación del gen que predispone a desarrollar determinados tipos de cáncer, más en concreto el cáncer de mama que desarrolló su padre.

Por ese motivo, la madre de Isabelle Junot decidió en 2022 someterse a una operación para extirpar ovarios y mamas y, así, evitar el mal mayor de la enfermedad. Es una decisión valiente que han tomado otras famosas como Angelina Jolie y que, además, ha inspirado la actividad profesional de la danesa: tiene su propia empresa de pelucas para personas que han sufrido cáncer.