Por fin comenzamos a avistar la luz del divorcio al final del túnel de la separación. Han sido doce meses de elucubraciones, hipótesis y teorías varias, casi siempre de índole económica, ya que parece que las cuestiones relativas a la custodia de las dos hijas que Paloma Cuevas y Enrique Ponce tienen en común se resolvieron en el minuto uno. Ha sido 'Hola', el órgano oficial de comunicación de Cuevas , donde la inminente divorciada ha anunciado que la firma de los documentos que separan legalmente a la pareja está más que cerca. Y, por supuesto, cada palabra vertida en dicho anuncio está milimétricamente calculada para enviar un mensaje . Nada se dice porque sí.
Lo primero que recalcan las declaraciones de Paloma Cuevas tiene que ver con el tono de la relación con su ex, un aspecto que la cordobesa no ha dejado de subrayar, poniendo constantemente el foco en la importancia de Enrique Ponce en su biografía no solo como padre de sus hijas, sino como compañero en una gran historia de amor. Se habla de un «acuerdo amistoso», una expresión que amuralla las desavenencias que han evitado que el acuerdo de divorcio se firmara. Y, sobre todo, la publicacion precisa que si el proceso ha llegado a su fin, ha sido gracias a «la buena disposición de Paloma, ejemplar siempre y conciliadora, una mujer muy generosa en todas las facetas de su vida».
Sin duda, Paloma Cuevas puede contar con el apoyo de la potente maquinaria de la revista 'Hola' para sustentar su posición, lo que sumada a su influencia en los círculos sociales más relevantes a ambos lados del Atlántico la convierten en un enemigo temible. De hecho, no hay por qué dudar de su generosidad a la hora de negociar los bienes que antes compartía con Enrique Ponce, pues puede que no sea la seguridad económica la que preocupe a la diseñadora en ciernes. Lo que sí puede quitarle el sueño, y mucho, es cualquier grieta en su reputación y en la de sus hijas, a través del comportamiento de su padre. Ahí es donde Paloma Cuevas podría haberse mantenido inflexible, hasta el punto de ganar completamente la batalla de la visibilidad social.
Durante todo el proceso de separación, Paloma Cuevas ha tratado de mantener en todo momento una imagen digna, con una política de impermeabilización total frente a las noticias, las fotos y los memes relativos al polémico romance entre Enrique Ponce y Ana Soria. Sin duda, para una mujer creyente y educada en valores muy tradicionales, dicha relación debió ser un descrédito total. La desvalorización que siempre afecta a la esposa que es abandonada, se une al desprestigio de un flechazo ridiculizado una y otra vez en los medios de comunicación y, seguramente, también en los círculos sociales de cierta élite.
Además de la fórmula del «acuerdo amistoso», otra expresión salta a la vista en las declaración de Paloma Cuevas al respecto de su acuerdo de divorcio hace hincapié en el respeto. Paloma habla de «una decisión muy meditada, tomada de mutuo acuerdo y desde el profundo respeto mutuo« y hay que darle importancia a esta referencia al respecto. En las últimas semanas, la pareja ha ido desapareciendo de las redes sociales, donde durante los últimos meses había aireado besos, arrumacos, declaraciones de amor y ciertos vídeos entre románticos y sonrojantes. Sin duda, este quitarse de en medio tiene que ver con la merma reputacional que Paloma Cuevas ha podido detectar en lo persona y familiar, probablemente una cuestión que sí ha tenido un lugar central en la negociación del divorcio.
No parece casualidad que el divorcio vaya a firmarse ahora que la pareja formada por Enrique Ponce y Ana Soria ha salido totalmente de las redes sociales y desaparecido de los medios de comunicación. No parece que una vida totalmente fuera de foco estuviera, en principio, en el horizonte de la pareja: ella ya hacía pinitos como influencer de moda en su Instagram y él anunciaba nueva carrera como artista de la canción. Y, sin embargo, su presencia pública se ha reducido a mínimos. Paloma Cuevas, sin embargo, planea ya su reaparición triunfal en el la Gala Starlite del próximo 8 de agosto, donde recibirá un premio por su labor filantrópica y humanitaria. Y para septiembre, la postergada comunión de su hija mayor. ¿Asistirá Enrique Ponce con Ana Soria?
20 de enero-18 de febrero
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