Giannina Facio, la mujer que dinamitó el matrimonio de Carolina de Mónaco y hoy es una lady británica (casada con Ridley Scott)

Antes de tener a Charlène en Mónaco para nutrirnos de jugosos rumores, tuvimos a Giannina Facio. Una de las primeras (y pocas) novias de Miguel Bosé, esta joven se dio a conocer al mundo en 1980 por la puerta grande: las portadas de la prensa rosa la nombraron «secretaria» de Philippe Junot y apuntaban a su cercanía y carantoñas con el primer marido de Carolina de Mónaco como la causa última del divorcio de este y la hija de Rainiero II y Grace Kelly. Básicamente, a ojos de la prensa y el mundo, Giannina Fiaco fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los padres de la princesa que nunca estuvieron muy contentos de la boda de su primogénita con el playboy francés.

La realidad es que las causas del fracaso del primer matrimonio de la princesa monegasca fueron múltiples, incluido el hecho de que los novios se llevaban 17 años de diferencia, pero ninguna de esas causas era tan guapa, joven y fotogénica como Giannina Facio.

Tras su debut en la fama del mundo del corazón viajando en un yate por el Mediterráneo con Philippe Junot mientras el mundo se enteraba de que el empresario había firmado los papeles de su divorcio con Carolina, la joven decidió amortizar su popularidad arrasando, de paso, con media jet set marbellí. ¿Pero quién era este huracán tropical ochentero y cuál es ahora el lugar en el mundo que ocupa Giannina Facio?

Con 24 años y presentada por el mismo Philippe Junot como su «secretaria» Giannina Fiaco llegó a Turquía acompañando a su «jefe» en el mismo momento en el que este debería haber estado en la célebre gala anual de la Cruz Roja monegasca. Una vez oficializado que Phillipe Junot y Carolina de Mónaco se habían rendido, Giannina Facio, la tercera en discordia, parecía dispuesta a aprovechar al máximo su nueva vida al lado del playboy.

Hija de diplomático y ex ministro y poseedora de uno de los apellidos más adinerados de Costa Rica, la joven no solo se hizo famosa por su capacidad para convertirse en el centro de atención de las fiestas de la jet set sino porque en 1984 intentó abandonar España con más de 300.000 pesetas en la maleta (cuando el máximo que se podía sacar del país en efectivo eran 50.000).

Una vez se le pasó el calentón con el ex de Mónaco Giannina encontró en Marbella un paraíso para lo que más le gustaba hacer en aquel momento: salir de fiesta, dejarse ver bien acompañada y, de paso, ganar dinero. La jet set de nobles y apellidos largos no estaba preparada para lo que se le venía encima con esta joven que Umbral definió como «permanentemente asombrada».

En la noche de la Costa del Sol Giannina lo mismo inauguraba discotecas que cerraba bares pero también era la anfitriona de elegantes torneos de polo, la salsa de todas las fiestas y la que cobraba casi un millón de pesetas por dejarse caer en una fiesta u otra.

El espaldarazo definitivo a la fama nacional lo logró en 1982 cuando los rumores de idilio con el ya divorciado Julio Iglesias se confirmaron: la diva se había establecido en la mansión de MIami del cantante. Fue entonces cuando le llegó el momento de presentar programas televisivos, protagonizar campañas publicitarias y exhibir al mundo que tras ese cuerpo había una cabeza pensante y bien amueblada que hablaba cuatro idiomas, sabía bailar, tocar el piano… y que quería ser actriz. De hecho, consiguió un papel en Corrupción en Miami y debutó en la gran pantalla en 1984.

Pero su plegaria de sueños cumplidos alcanzó su cénit cuando en 2015 se casó con el director de cine Ridley Scott, hoy en día Sir Ridley Scott… lo que convierte a Giannina Facio en nada más y nada menos que lady. La chica que a los 20 declaró que su sueño de futuro tras ser actriz era, en realidad, casarse y tener hijos, consiguió con una sola boda con su novio desde el año 2000 todo lo que se había propuesto.

Hoy es lady, su marido le reserva siempre dos minutos de pantalla por película (ha sido la mujer de Gladiator y una forense en Hannibal entre otros cameos) y ha desaparecido de las fiestas salvajes, pero las ha sustituido por las alfombras rojas de los festivales de cine, lo que es mucho más elegante que una rave en Ibiza. Los hijos no han llegado, pero es que ni Giannina puede conseguirlo todo en la vida.