Aunque el romance entre Chábeli Iglesias y Ricardo Bofill Jr. (hijo del recientemente fallecido Ricardo Bofill, arquitecto sobresaliente), no convenció a ninguna de las dos familias, la boda fue casi un alivio, sobre todo, para Isabel Preysler . Su primogénita, su clon casi perfecto llamado a seguir sus pasos como gran anfitriona de la jet set y socialite de primer orden, se había revelado tan enamoradiza como su padre, Julio Iglesias. Con solo 21 años, el registro implacable de la prensa rosa ya consignaba romances de Chábeli con Antonio Garrigues Miranda, su primer amor; Alfonso Goyeneche, hijo de la condesa Ruiz Castillo; Pablo Hohenlohe, apodado Garbancito de la Mancha; Matías Bonder; Ramsés Trujillo, nieto del dictador del mismo nombre; Pedro Pinto-Coelho, Eugenio Leal o Fadi Mudarres. Así, cuando un viaje a Marruecos disparó el flechazo entre Chábeli y Ricardo todos quisieron creer. Todos menos Julio Iglesias, que le ofreció a su hija escapar en avión el mismo día de la boda.
Ricardo Bofill Jr.y Chábeli, en una fiesta en Miami poco después de su boda. /
La llamada boda del año se celebró el 11 de septiembre de 1993, en el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill padre, situado en la localidad barcelonesa de Sant Just Desvern. Bofill era ya el arquitecto de moda, pero no logró que el alcalde oficiara la boda y se tuvo que conformar con el juez de paz. Unos 150 invitados y 500 curiosos pudieron ver el vestido de Dafnis sobre una idea de Valentino que llevó Chábeli Iglesias. Poco después, también lo vio toda España gracias a una portada de Hola. A los 18 meses, otra portada de Hola relató el divorcio. La hija de Isabel Preysler y Julio Iglesias confesó que hacía tres meses que su esposo había abandonado el hogar conyugal en Miami y se había instalado en un hotel. Además, abundó en los motivos de una separación de mutuo acuerdo: la incompatibilidad de caracteres.
Isabel Preysler y su primogénita eran prácticamente clónicas. /
«Lo que Ricardo quiere es una vida muy diferente a la que yo quiero», relató Chábeli a la revista del saludo. Desafortunadamente, sus explicaciones no pudieron ir más allá, no se sabe si por discreción o por no haber podido alcanzar esa profundidad de análisis interpersonal. Ante la insistencia de la prensa, la heredera de Isabel Preysler resumió que ella se consideraba «muy casera», mientras que su casi ex marido era «un gran bohemio».
Lo que Chábeli quiso decir con bohemio quizá se asemejaba más a 'alcohólico, ya que pocos meses después de la boda se destapó la dependencia del alcohol y la marihuana de Bofill Jr. Además, parece que el recién casado Ricardo decidió renunciar a su trabajo en el estudio de arquitectura de su padre y como profesor universitario y dedicarse a escribir una novela. Desde ese momento, la carga económica del hogar quedó en manos de Chábeli, quien iniciaba una prometedora carrera como presentadora de su propio programa en la cadena Univisión.
De aquellos tres años de amor quedaron pocas cosas: las suculentas exclusivas en Hola y, sobre todo, un vídeo realizado por Ricardo Bofill Jr. Llamado «Chábeli enamorada» que tenía que romper los quioscos (se puso a la venta por 1995 pesetas, unos 12 euros), pero redundó en la ridiculez de la pareja. Ella salía montando a caballo por la playa o recorriendo distintos destinos del mundo, mientras contaba que le gustaba hacer la compra «porque si la hace otra persona, es como que la comida no sabe igual.».
Al final, los papeles firmaron el fin del matrimonio y cada uno se fue por su camino: Ricardo Bofill Jr. profundizó en una espiral de alcohol y apariciones cochambrosas en televisión, mientras Chábeli Iglesias trataba de hacerse un nombre en el panorama mediático español. Su reino era el de la revista Hola, con lo que cuando la invitaron al programa de la televisión valenciana Tómbola, bastante más incorrecto y hasta aburrido, vivió una experiencia intolerable que le puso punto final a su hipotética carrera como heredera socialite de su madre, Isabel Preysler. En 1997, ante un plató abarrotado, Chábeli se fue en pleno directo exclamando «Me da vergüenza tu programa, de verdad. ¡Esta gente son gentuza!». No la vimos más por aquí, y solo el Hola nos fue contando su matrimono con un empresario estadounidense y sus hijos.
Ricardo Bofill Jr. vivió un sonado romance con Paulina Rubio antes de desengancharse de todo y retirarse, también, del ojo público. En 2002, en una viaje a república Dominicana, comentó que Rubio y Chábeli eran «personas muy diferentes». El arquitecto consideraba a la rubia mexicana como «una mujer muy dulce», mientras que su ex tenía «un carácter muy fuerte, muy difícil». Quién lo hubiera dicho.