La venganza que la princesa Diana de Gales se cobró a través de su romance con Dodi al Fayed tuvo más de un damnificado. No solo los Windsor asistieron atónitos a las exclusivas que la pareja filtraba a la prensa rosa y en las que se les podía ver de crucero o paseando por medio París. Hubo una persona más que asistió boquiabierta y entre lágrimas al enlace entre el millonario y la royal: la prometida «oficial» de Dodi al Fayed, la modelo californiana Kelly Fisher.
La puesta en escena de Fisher después de enterarse del desplante de su prometido fue espectacular. Entre lágrimas y sollozos, acompañada de su abogada y con un anillo con un zafiro enorme en el dedo (que parecía calcado al que Carlos le regaló a Diana en su compromiso), Kelly Fisher convocó una rueda de prensa para dar a conocer al mundo cómo la habían abandonado con un pie ya en el altar… según ella.
La humillación era, sin duda, mayúscula pero su actitud la hizo aún más pública. Kelly y Dodi se conocieron en julio de 1996, ella había sido modelo de Armani y Calvin Klein, pero ya estaba en una edad que se resistía a confesar mientras en la industria de la moda empezaron a caer rendidos a los encantos de las modelos de apariencia prepúber como Kate Moss.
El idilio entre la modelo y el rico heredero comenzó con una serie de regalos colosales tan grandes como las promesas de amor eterno. Kelly se dejó llevar por el lujo, se mudó definitivamente a París para estar cerca de su novio y se dejó consolar del hecho de abandonar su carrera de modelo con el subsidio de medio millón de dólares que Dodi le había prometido y la mansión de 5 millones que le compró en California en la que iban a vivir juntos después de casarse.
El padre de Dodi al Fayed, el empresario Mohamed al Fayed, no estaba muy de acuerdo con el idilio: sus planes para su hijo eran, precisamente, que se casara con la princesa de Gales. Con el fin de conseguir su objetivo contactó con la modelo la semana antes al desenlace final del amorío y la tentó para que dejara a su hijo. Kelly, por supuesto, se negó… pero ya debía de andar con la mosca detrás de la oreja.
Kelly era consciente de que el padre de Dodi había invitado a Diana y sus dos hijos a su yate en julio... yate que se compró exproceso en cuanto la princesa aceptó. A Kelly no le molestó, estaba con su prometido en París cuando su padre le llamó para informarle que viajaría con la princesa y sus hijos. Con lo que no contaba Kelly era con que Diana repetiría experiencia náutica, esta vez en solitario, con Dodi en agosto.
Mientras ella languidecía en otro yate esperando que Dodi la visitara por las noches recibió la llamada de una amiga preguntándole «¿has visto las fotos?», todo se derrumbó para Kelly Fisher. Para ella la propuesta de matrimonio que Dodi le había hecho seis meses antes seguía en pie y su boda debería haberse celebrado ese mismo verano: el 9 de agosto.
Dejar a Kelly Fisher parecía más difícil de hacer de lo que se pensaron los Fayed en un principio: dispuesta a armar un escándalo la exmodelo reunió la artillería pesada, grabó la conversación que mantuvo con el heredero pidiéndole explicaciones sobre las fotos y consiguió que él en ningún momento dijera por teléfono que no seguçían prometidos o que estaba con Diana.
Apoyándose en esto contrató a una abogada, se puso su anillo y concedió una rueda de prensa con la pretendía « informar a la princesa, que ha sufrido mucho en el pasado, de las experiencias de la Sra. Fisher con el Sr. Fayed para que pueda tomar una decisión informada sobre su futuro y el de sus hijos». También, de paso, demandó a su ex por incumplimiento de contrato.
Tanto la ex mujer de Dodi Al Fayed como su padre contradijeron las palabras de la modelo (de hecho el padre llegó a llamarla en el tribunal «cazafotunas» y «prostituta»). Por si parte Kelly volvió a contar su versión de los hechos 10 años más tarde y ante un tribunal cuando se celebró el juicio por la muerte de Diana y Dodi. Desde entonces, nunca más se ha vuelto a saber de ella.
20 de enero-18 de febrero
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