Vestido de Loewe y pendientes, anillo, brazalete y reloj Joséphine Aigrette, de Chaumet. Estilismo: Carla Aguilar. Maquillaje y peluquería: Ricardo Calero. Asistente de estilismo: Paula Carvajal. Asistente de fotografía: Daniel Caparros. / Jonathan Segade

Alessandra de Osma: «Detesto dejar las cosas a medias. Me gusta cumplir objetivos»

Asessandra de Osma es la creadora junto a su socia, Moira Laporta, de la firma Moi & Sass.

Con 33 años, la limeña Sassa de Osma es licenciada en Derecho; ha creado la firma de bolsos Moi & Sass con una socia, Moira Laporta; cuenta con la franquicia de una marca de zapatos española en Perú; y ha tenido mellizos, Nicolás y Sofía, con su marido, el príncipe Christian de Hannover. La también modelo y embajadora de firmas como Chaumet sigue ideando proyectos para conseguir nuevos objetivos vitales.

Mujerhoy. ¿Cómo está afectando la pandemia a su firma?

Sassa de Osma. Estábamos haciendo una colección al año y la pandemia ralentizó las ventas pero, sobre todo, cortó la producción, con lo que nos quedamos con poco producto para vender. Pero en 2021, afortunadamente, las ventas se recuperaron y el mercado ha remontado, sobre todo a través de internet.

Nuestro modelo de negocio es solo on line y nos permite llegar a todo el mundo. ¿Cuáles son sus mercados más importantes? El 50% lo vendemos en España y el resto, en Europa y Estados Unidos. Para nosotras es un orgullo, porque vendemos en países con los que no tenemos ninguna vinculación. Nos llegan pedidos de Polonia, Suecia, Grecia...

¿Qué objetivos se marcan a medio plazo?

Crecer en ventas; nos lo marcamos cada año y vamos cumpliendo. Con estos años de experiencia, ya sabemos qué productos gustan, a qué precios, a qué clientas... Tenemos aún mucho recorrido con los bolsos y en el futuro nos plantearemos si presentar otro tipo de accesorios.

Corrían el riesgo de que Moi & Sass se considerase un capricho pasajero...

Sí, es cierto, quizá lo podía haber pensado alguien, pero hemos demostrado seriedad, continuidad... Aunque también hay que entender que, si los números no cuadran, hay firmas a las que no les queda más remedio que retirarse, como le ocurrió a Del Pozo, que por cierto me encantaba. Nosotras comenzamos pensando en un proyecto a largo plazo, porque detesto dejar las cosas a medias.

Me gusta cumplir los objetivos que nos hemos marcado y no estamos ni en la mitad del camino de lo que queremos conseguir. A veces las situaciones te hacen desacelerar un poco: la pandemia, los hijos... Pero nuesto proyecto es serio, riguroso e iremos cumpliendo objetivos, sin prisa.

¿Cómo entró en relación con el mundo de la moda?

Cuando era adolescente, en un restaurante en Lima, un fotógrafo me pidió hacer unas fotos. Mi madre también había sido modelo y le pareció bien, así que empecé con firmas importantes allí. Después, fui de vacaciones a Nueva York y me pasó lo mismo: una persona de Ford me pidió que fuera a la agencia y así comencé a trabajar en Estados Unidos. Estuve dos años compaginando el colegio y el trabajo.

Pero al acabar, nunca pensé en abandonar los estudios y no ir a la Universidad para dedicarme solo a trabajar como modelo. Creo que fue una decisión acertada, porque con 17 años es fácil hacer elecciones erróneas y podía haber pensado que iba a trabajar mucho más como modelo. Pero no me arrepiento, la formación como abogada me ha hecho más fuerte en la vida y más segura.

¿Mantiene negocios en Lima?

Tengo la franquicia de Pretty Ballerinas y está funcionando muy bien. En otros negocios vendí mi participación porque la pandemia fue muy dura en Perú: el índice de mortalidad fue elevadísimo y también había una situación política inestable. Eso provocó que la gente fuera más prudente en las inversiones, en los negocios...

¿Sigue viviendo su familia en Lima?

Sí, mis padres. Mis tres hermanos están en varios países.

¿Cuándo decidió salir de Perú y por qué?

Me fui a París, a la Universidad de la Sorbona, un año de intercambio. Quería recorrer mundo, sentir la experiencia de vivir sola en una cultura diferente, enriquecerme personalmente. Luego vine aquí a estudiar un máster en gestión de empresas de moda en la Universidad de Navarra y decidí quedarme y emprender. Llegué en 2013 y aquí sigo.

¿Influyó conocer a su marido y querer formar una familia?

No, no, ya lo conocía. Y, bueno, se ha ido dando todo de una forma natural.

¿Qué ha cambiado con la maternidad?

Los hijos lo cambian todo y creo que es lo más increíble que le puede pasar a una mujer y a un hombre. A ambos.

¿Le gustaría vivir en una ciudad mayor?

No, en absoluto, porque además es muy fácil viajar de Madrid a cualquier otra ciudad. A 15 minutos del centro está el aeropuerto, cosa que no ocurre en ciudades mucho mayores, donde necesitas una hora y media solo para llegar al aeropuerto. Madrid está muy bien ubicada para ir al resto de Europa, a América, a África... Y que sea una ciudad media da mucha calidad de vida.

Las megaurbes son más hostiles para vivir, y más aún durante la infancia. Cuando quieres criar hijos, deseas estar en un lugar sano, en el que no haya muchas dificultades. Ellos podrán explorar cuando tengan 18 años y decidan qué quieren hacer, qué quieren explorar... Estás aislado cuando vives en Australia o en Lima, pero la ubicación de Madrid es envidiable.

«Nunca me he sentido discriminada... Quizá por no tener metas complejas».

¿Se considera influencer?

No, en absoluto. Decidí abrir mis redes sociales como una herramienta, una plataforma para dar a conocer Moi & Sass y algunos temas culturales que me interesan.

¿Le parece que están sobrevaloradas?

No, hacen un trabajo que no es fácil. Doy crédito a las mujeres que han hecho de eso una profesión y que tienen muchísimos seguidores. Hoy hay saturación informativa, de imágenes, de todo... Así que llegar a la gente es una tarea ardua y mantener su interés con contenidos no es nada fácil.

¿Queda mucho camino para la igualdad?

Queda mucho por conquistar, pero al menos el problema ya está visualizado, ya está en la agenda política y social permanente. Y ese foco hace que se pueda avanzar con mayor rapidez. Hay que cambiar aún muchos roles preconcebidos y queda tiempo para que las mentalidades cambien, pero todo está en marcha sin vuelta atrás.

Me gusta, por ejemplo, que la mujer trabaje y el hombre pueda hacerse cargo de la casa y ya no haya ningún problema. Creo que cada uno pueda elegir lo mejor para su vida, florecer y ser lo que quiera ser. Y estamos en ese camino.

¿Ha tenido usted algún problema?

No, ninguno, nunca me he sentido discriminada por ser mujer, quizá porque nunca he tenido metas como ser presidenta de un país, astronauta, futbolista... Quizá las cosas que me interesaban no resultaban tan complejas, así que quizá por eso no he tenido que luchar por derribar muros. Y, por otra parte, mi marido no hace discriminación alguna por razón de sexo. Puedo decir que es feminista y me ayuda a empoderame en todo. Es importante tener al lado un hombre así.

¿Cómo será la educación de Nicolás y Sofía?

Absolutamente igualitaria, sin diferencia alguna. Acompañando, aconsejando y potenciando sus intereses, los que libremente les gusten, los que elijan y quieran desarrollar en la vida.

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