Así es Alice Naylor-Leyland la hija de madre soltera que se ha convertido en millonaria, reina de Instagram y se codea con Marie-Chantal Miller en la boda de Felipe de Grecia y Nina Flohr

Íntima de Sabine Getty y Nina Flohr, niña mimada de la alta sociedad londinense, la trayectoria vital de Alice Taylor-Neyland es un auténtico cuento de hadas con bodas reales y citas de ensueño con Marie-Chantal Miller y los Grimaldi incluidos.

Alice Naylor-Leyland y su amiga Sabine Getty en la boda de Felipe de Grecia. Si quieres ver más invitados a la boda, picnha en la imagen./gtres

Alice Naylor-Leyland y su amiga Sabine Getty en la boda de Felipe de Grecia. Si quieres ver más invitados a la boda, picnha en la imagen. / gtres

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Las dos damitas de honor de la boda de Felipe de Grecia y Nina Flohr , Gene Honor y Nancy, tienen dos madres igual de rubias, igual de elegantes e igual de millonarias, Sabine Getty y Alice Naylor-Leyland. Ambas comparten estilismo, afinidad y la fortuna de haber emparentado con dos de las familias más ricas del planeta. Mientras que otras imprescindibles de la boda del año, como Marie-Chantal Miller , poseían fortuna propia antes de convertirse en princesas de la alta sociedad, la historia de Alice Naylor-Leyland podría considerarse un cuento digno de Disney o de las propias imágenes 100% pastelosas que Mrs. Alice cuelga en su cuenta de Instagram.

Vídeo. Felipe de Grecia y Nina Flohr: la boda royal del año.

Alice Naylor-Leyland nació en Suiza con la mala fortuna de que su padre, Paul Dawson, y su madre, Serena Fresson se divorciaron a los dos meses de nacer ella por lo que la propia Alice se define a sí misma como la hija de una madre soltera australiana que recuerda con cariño el tiempo que pasaba con sus abuelos en España. Pero su infancia dista mucho de ser le cuento de la Cenicienta, en ella también podemos encontrar visitas a Suiza en verano para ver a su padre, un internado inglés en Aston, estudios de historia en Edimburgo y en una escuela de diseño y amistad imperecedera y adolescente con algunos de los nombres más sonoros de la jet, como Poppy Delevigne.

Alice Naylor-Layland junto a su madre, Serena. / instagram

Pero el verdadero golpe de suerte de su existencia no fue ser modelo ni comenzar a colaborar en la edición americana de Vogue recorriendo semanas de la moda mundiales, sino que a los 17 años conociese a Tom, a los 21 empezara a salir formalmente con él y a los 24 pasaran por el altar, porque Tom resultó ser el heredero de Sir Philip Naylor-Leyland, a la sazón un terratiente británico que posee una fortuna de casi 200 millones de euros.

Sin lugar a dudas con este matrimonio Mrs. Alice, como la conocen sus fans de Instagram, cambió su trayectoria de colaboradora en cabeceras de moda y estilo de vida por otro mucho más lucido de «cisne social», categoría en la que la incluyó la revista Tatler en 2018.

La maleta de Alice Naylor-Leyland para ir a Las Bahamas / instagram

Hoy Mrs. Alice es una de las socialités imprescindibles de la sociedad londinense, y sus fiestas campestres en la casa familiar de Cambridgeshire, en las que no faltan las alpacas ni prescinde de teñir a las ovejas para que hagan juego con su vestido, son legendarias. Tan legendarias como sus entradas en Instsagram en las que culga imágenes de todo lo que lleva en la maleta cada vez que se va de viaje.

Pero la mejor parte de su historia no es aquella en la que presume de fondo de armario al estilo Marie Kondo, sino que tras dar a luz a su tercer hijo decidió reinventarse como empresaria y convertir su hobby de alimentar su cuenta de Instagram con imágenes de mesas recién puestas en un negocio.

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Resumiendo, Alice Naylor-Leyland posee su propia firma de vajillas y juegos de mesa con página web incluida y parece que su iniciativa va viento en popa. Y, por supuesto, además de un guardarropa de lujo, un marido rico, tres hijos muy rubios y un negocio propio, Alice es la poseedora de un círculo de amistades que la ha hecho poder asistir, como una de las protagonistas, a la primera boda real que se ha celebrado en Atenas en los últimos 50 años.

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