Los cuatro hijos del matrimonio de Ana Rodríguez Mosquera y el político José Bono se han paseado de una forma u otra por los titulares de los medios. José Bono Jr. por su fama como jinete y su boda anulada con Aitor Gómez. Ana Bono, la más reservada del clan, destaca siempre con su street style y sus looks en los eventos familiares.
Amelia Bono sigue siendo la reina de Instagram. Pero es la más pequeña del clan, Sofía Bono, la que posee la historia más interesante que contar, además de ser la única que le puede pisar los talones a la todopoderosa Amelia.
Al contrario que sus hermanos Sofía Bono ya era famosa en los medios con tan solo siete meses de vida. Fue en aquel momento cuando periódicos como El Mundo lanzaron reportajes sobre la hija adoptiva de José Bono y Ana Rodríguez. La idea de adoptar partió de la entonces esposa del político del PSOE: tras un viaje a la India, Ana Rodríguez Mosquera planteó a la familia esa posibilidad.
Su deseo se cumplió un mes de enero de 2001 en Santiago de Chile cuando el matrimonio acudió a un orfanato de la capital chilena para recoger al bebé que le habían asignado: una niña por la que sintieron amor a primera vista y que solo giraba la cabeza hacia el lado izquierdo porque a la izquierda de su cuna estaba el único estímulo que recibía a diario una ventana abierta.
Sofía Bono ha deseado siempre contar su historia en primera persona, siempre ha llevado bien sus orígenes y se mantiene fiel al lema de su padre «la sangre es un cuento chino». Pero su actual exposición es una novedad reciente. La pequeña de los Bono ha sido, no solo el «ojito derecho» de todo el clan, sino también la integrante de la familia con la intimidad más blindada.
Vídeo. Los mejores looks de Amelia Bono que hemos visto en su Instagram
Poco a poco han ido trascendiendo detalles de esta joven de impresionantes ojos verdes. Como que estudió en 2015 en un internado suizo de los que cuestan 70.000 euros el curso (y en cuyo honor se tatuó tres montañas); que habla inglés, francés e italiano con soltura.
En 2020 cambió los estudios de ADE que no la decían nada de nada por otros mucho más inspiradores de Diseño de Interiores y Decoración en la Regent's University de Londres.
Cuando sus padres se separaron Sofía tenía 10 años, pero esta ruptura, paradójicamente, hizo que el clan se uniera aún más. Hoy puede presumir de haber crecido viendo a Julio Iglesias en el salón de su casa y podando los bonsais de Felipe González y de ser capaz de acumular seguidores en Instagram a un ritmo vertiginoso: el año pasado tenía 18.000, ahora ya son 23.000. Aún está lejos de los más de 400.000 de Amelia Bono, pero tiempo al tiempo.