Felipe Varela: del vestidor de Letizia al escaparate

Su nombre comenzó a globalizarse fuera del ámbito de la moda cuando doña Letizia se convirtió en su embajadora por excelencia. Esta relación nace desde los inicios de la Princesa de Asturias, cuando, en su pedida de mano, se enamoró de la chaqueta de espiga gris que llevaba la Infanta Elena. Por esto y por recomendación de la Reina Sofía, que le aconsejó que debía tener un modisto de cabecera -ella cuenta con Margarita de la Nuez y Alejandro de Miguel-, se fraguó el matrimonio profesional Varela-Ortiz, caracterizado por una discreción incondicional y por una fidelidad absoluta.

Escasos y esporádicos son los coqueteos que la soberana se permite con otros diseñadores, como Carolina Herrera, Nina Ricci, Hugo Boss y ahora Prada. Pero nunca cuando de una ocasión relevante se trata y menos si es susceptible de pasar a los anales de la historia. Su apuesta es siempre segura y doña Letizia no renuncia a estrenar un Varela. Sabe perfectamente que su atuendo no dejará a nadie indiferente y la llevará a acaparar todos los titulares, ya sea para bien o para mal.

Quienes le conocen aseguran que es una figura hierática que se caracteriza por su extrema discreción. De esto no nos cabe duda alguna. Para realizar este reportaje nos pusimos en contacto con su departamento de prensa, desde el que nos aseguraron que nos atenderían, pero nunca obtuvimos respuesta.

El hermetismo que rodea al imperio Varela es tal, que ni si quiera desde su taller quieren que trascienda ni un solo dato de la empresa. Tampoco ACME (Asociación de Creadores y Modistos de España), quienes dan la callada por respuesta cuando escuchan ‘Felipe Varela’. Al margen del modisto de cabecera de la Reina, ¿quién es Felipe Varela?

Se estrenó en la familia Ortiz Rocasolano primero con las hermanas y la madre de doña Letizia, a las que vistió para su boda. Ella ya tenía encargado su vestido a Pertegaz, si no hubiera sido así, no nos extrañaría que hubiera sido Varela quien la vistiera.

Su entrada fue triunfal y a partir de este momento sabemos del modisto a través de sus diseños, porque el halo de misterio que envuelve al imperio Varela es una de las claves de su éxitó. Además de una cuidada promoción de las piezas que luce doña Letizia de su colección y que están a la venta, las cuales son colocadas inmediatamente en el escaparate de su tienda de la calle Ortega y Gasset. Sin duda es un gran reclamo exponer cada semana el ‘look’ que ha lucido la Reina, a los que dota del nombre del acto en el que lo haya llevado.

Sonsoles Díez de River, hija de la marquesa de Llanzol, manifestó su malestar al respecto de que consideren a la Reina como la descubridora de Varela. Se confiesa la auténtica halladora del modisto, al ser clienta suya mucho antes que doña Letizia, siendo una auténtica adepta de sus chaquetas y trajes sastres.

Y es que para las clientas de Varela está al alcance de su mano vestirse como la Reina. Eso sí, en la mayoría de los casos con diseños parecidos no idénticos, para que los de la soberana sigan siendo únicos.

Con una colección que cuenta con piezas cuyo precio va desde los 400 euros hasta los 3.000, Varela customiza sus creaciones. Como por ejemplo, el ‘vestido Jordania’ al que le añadió flores en el frunce lateral mientras que el que la Reina lució en rosa palo iba sin ellas. Para hacer más asequible su factura, Varela ha instalado en su web la sección outlet, ahora mismo vacía, ya que sus diseños se agotan antes de llegar a ella.

Pero que en su momento contó con vestidos cuyos precios descendieron de 600 euros a 200. Singular es el caso del 'vestido Buckingham', estrenado por la Reina en el cumpleaños del príncipe de Gales, y que Varela sí realizó a sus clientas por encargo y con un coste de 2.750 euros.

Si poco se conoce de su vida profesional, menos de su vida personal. En 2010 se casó, por cuestiones de papeles y nacionalidad, según cuentan, con el marchante de arte cubano Jael Norberto Vázquez, del que se separó en 2013.

Esta separación sumió en una profunda depresión al diseñador, que le llevó a recluirse aún más. Disciplinado en el deporte, que practica asiduamente, a los 47 años y a caballo entre Madrid y París, lleva una vida tranquila sin acudir a actos sociales, debido a la alergia a los flashes que ha desarrollado en los últimos años. Estudió en el colegio Santa María de los Rosales, siendo compañero de pupitre del Rey Felipe VI.

Se le considera alumno de Esmod College, pero según aseguró el responsable de comunicación del centro a 'Vanity Fair', no hay ni rastro del diseñador entre los antiguos alumnos de esta escuela. Completó su formación con un curso de alta costura en el Institut Français de la Mode. En la capital francesa colaboró con grandes marcas como Kenzo, o Lanvin. En 1994 regresó a Madrid y abrió su propia compañía en 1996 y, según asegura en su página online, "la marca se ha convertido en una referencia para las mujeres más exigentes del país y del panorama internacional".

Desde 1996 hasta 2002 desfiló en Cibeles, pasarela en la que algunos criticaron su acusada influencia de Thierry Mugler. Precisamente fue aquí donde realizó su formación, y es cierto que sus diseños rememoran de alguna forma los de Thierry pero personalizados, en tejidos y colores, y dulcificados.

Tiene ocho hermanos que trabajan en la firma con él. De los cuales Rut y Jacob son los encargados del departamento de comunicación. O de no comunicación más bien, porque cuidan que no trascienda absolutamente nada del 'modus operandi' de la firma. Su madre, Manuela, también trabaja con ellos y entre todos se encargan de la gestión empresarial de Felipe Varela S.A, constituida el 23 de marzo de 1995 como empresa de comercio al por menor de prendas de vestir y cuya sede se encuentra en la calle Ortega y Gasset, a pocos metros del domicilio que compartían la Infanta Elena y Jaime de Marichalar antes de que iniciaran el cese temporal de su convivencia matrimonial.

El hieratismo de su personalidad lo conservan, en cierta medida, sus colecciones. Trajes de dos piezas con predomino del blanco y negro sin dejar a un lado los estampados florales o el guipur. Otra de sus constantes son las chaquetas con pinzas, las tablas y las dobles solapas. "Mi clienta me hace evolucionar", es una de sus escasas declaraciones. Y Letizia ha acelerado y consolidado esa evolución.

" La mujer que lleva mi ropa es dinámica y fanática de la moda. Le gustan los detalles divertidos dentro de un estilo consevador y valora la buena confección". Podría estar definiendo a la Reina Letizia, si no fuera porque esta declaración la realizó antes de contar con ella entre sus clientas. Lo que deja patente que Varela es un diseñador que tiene las cosas claras. Quizá sea este uno de los rasgos que cautivó a la Reina y que le llevó a apostar por él convirtiéndolo en su diseñador de cabecera.

Quizá también sea quien mejor conoce la figura de Doña Letizia. Al principio de esta colaboración era ella quien acudía a su tienda para realizar sus encargos. Desde la coronación no se la ha vuelto a ver en la calle Ortega y Gasset, por el contrario, furgonetas de Varela sí han sido vistas entrando en Zarzuela. Probablemente, Felipe cuente con un maniquí de doña Letizia sobre el que realiza y trabaja los diseños para ultimarlos con su musa en persona. Además de discreto, Varela es precavido, ya que realiza dos modelos de cada diseño por si uno se pierde, mancha o estropea.

La Reina Isabel II transmite poder y austeridad a través de Hardy Amies. Grace Kelly trajo a la monarquía monegasca el glamour de Hollywood con Dior. Y Kate Middelton quiere ser una chica más con los diseños de Caroline Issa. Letizia no iba a ser menos y en la indumentaria de Varela ha encontrado el equilibrio entre la sofisticación y la sobriedad, con un cuidado uso de la paleta de colores, la cual parece tener un código establecido.

Con el rojo, en cualquiera de sus tonalidades, como color corporativo, doña Letizia y Varela reservan el blanco para grandes e históricas ocasiones y el azul para citas profesionales y festivas.

Según afirmó Pertegaz, para quien la discreción también era su lema, Letizia le dejó total libertad para crear su vestido de novia, si el comportamiento de la Reina es el mismo con Varela también es una icógnita, aunque, a juzgar por sus prendas, parece que ambos han encontrado un simbosis casi perfecta.

Su círculo de amigos cuenta que Letizia es su musa y fuente de inspiración. Su esbeltez y su belleza son rasgos por los que el diseñador siente un profunda admiración. Persona sencilla y nada pretenciosa, aptitudes que refleja su obra, no sabemos si Varela se siente presionado por tener a medio mundo pendiente del diseño que lucirá la Reina o, por el contario, es todo un placer convertirla en el centro de atención y que su factura sea examinada al detalle.

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