El Tribunal Constitucional belga reconoció ayer el derecho de Delphine Boël, supuesta hija ilegítima del rey Alberto II, a seguir adelante con el procedimiento para demostrar su parentesco con el anterior jefe del Estado, padre del actual rey Felipe.
El Tribunal dictaminó que el derecho de una persona a conocer la identidad de su padre biológico prima sobre la seguridad jurídica de los lazos familiares existentes, informó la agencia Belga. Los jueces han respondido así a las cuestiones prejudiciales planteadas en noviembre de 2014 por el tribunal de primera instancia de Bruselas.
La sentencia de la Corte concluye que es contraria a la Constitución belga la obligación, recogida en la legislación civil nacional, de presentar las demandas sobre las filiaciones antes de los 22 años del demandante o como máximo el mismo año en que la persona conoció quién era su verdadero padre.
Esta conclusión permite a Boël, que ahora tiene 48 años, seguir adelante con el procedimiento iniciado en septiembre de 2014, cuando comenzó el juicio con el fin de demostrar su parentesco con Alberto II, quien abdicó en favor de su hijo Felipe en julio de 2013.
Previamente, su supuesta hija ilegítima llevó a cabo un proceso para demostrar que Jacques Boël, su padre legal, no era en realidad su padre biológico. Boël explicó que entabló todo ese proceso porque se siente discriminada como presunta hija de Alberto II.
El abogado de la afectada, Marc Uyttendaele, aseguró hoy que Boël "continuará el procedimiento" y que su clienta observa que "la búsqueda de la paternidad no está sometida a ninguna otra condición aparte de la prueba de la existencia de un lazo biológico entre una hija y su padre", informó Belga.
Por su parte, Alain Berenboom, abogado de Alberto II -quien mantiene el título de rey aunque ya no es el jefe del Estado belga-, señaló que el Tribunal de Primera Instancia de Bruselas deberá decidir ahora si la petición de Beoël, que es admisible, está bien fundada.
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