"Más pronto que tarde me echarán a patadas de casa. Reconozco que es muy duro convivir conmigo". Han pasado siete años de esa declaración de Ari Behn a un medio noruego y finalmente su pronóstico se ha cumplido. Sin embargo, no parece que su vocación de artista provocador y depresivo, siempre en tránsito entre el entregado marido y el lenguaraz aficionado al escándalo, esté en el origen de su ruptura con Marta Luisa de Noruega.
Ari siempre fue así, propenso a vivir en el filo de la navaja desde que con 20 años se trasladó a Marruecos para disfrutar de su particular mil y una noches en ambientes decadentes nublados por los efectos de todo tipo de drogas. De ahí nace el escritor de éxito del que se enamoró su princesa, provocando una crisis nerviosa en los reyes Harald y Sonia que se alivió en parte cuando su hija renunció a sus derechos reales, lo que evitaba que el nuevo miembro de la familia tuviera un vínculo oficial con la monarquía.
A Marta Luisa nunca le pesaron las salidas de tono de Ari. Al contrario. Le encantaba que estuviera dispuesto a provocar terremotos, como el ocurrido antes de su boda, en 2002, cuando publicó un vídeo en el que criticaba la política de George Bush. La casa real noruega supo que aquella pesadilla solo acababa de comenzar. Para Marta Luisa, fue la prueba definitiva de que había elegido bien.
"He pasado de ser una chica insegura, con pánico escénico, a ser una mujer segura de mí misma. Ya no tengo miedos y me animo a seguir los dictados de mi corazón", confesó al diario ABC. Su pareja la ayudó a enfrentarse al mundo encorsetado en que había crecido sin preocuparse en exceso por la opinión de los demás.
Los medios encontraron un filón en la princesa y su chico impredecible, quien no acababa de encontrar su lugar en ese nuevo mundo de notoriedad. Ser el 'marido de' no ayudó demasiado a su carrera literaria, pero le abrió otros territorios en los que intentar ser él mismo, como la dirección de documentales, la canción, el diseño, la televisión y las entrevistas sin pelos en la lengua. "Nuestro amor es más fuerte que nunca, pero nos permitimos flirtear con otras personas. En este sentido, somos muy libres. Si no, sería espantoso –declaró en un medio local–. Si sientes que tu pareja te limita, entonces tienes una relación enferma. La nuestra es abierta y respetuosa, aunque también debemos trabajarla. No todo va siempre de maravilla. Hay altibajos, pero es importante conservar la libertad, el entusiasmo y la generosidad. Lo increíble de Marta es que siempre me ha dado libertad total, como artista y como personaje público".
Una relación abierta… La frase quedó grabada. Muchos interpretaron que de hecho hacían vidas separadas y que el matrimonio sufría desde el comienzo una inestabilidad crónica. Lo cierto es que ellos habían acordado un amor inusual, escaso de restricciones y reproches, con el compromiso de que sus tres hijas, Maud Angelica (13 años), Leah Isadora (11) y Emma Tallulah (7), fueran el eje de su vida en común. La educación de las niñas fue la excusa para trasladarse a Londres en 2012. En realidad intentaban alejarlas de una opinión pública que había convertido a la pareja en una parodia real en la que Behn interpretaba el papel de marido parásito y la princesa, el de complaciente esposa a la que todo le parecía bien, incluso que él participara en un documental con prostitutas de Las Vegas que esnifaban cocaína ante la cámara.
Pero se trataba justamente de eso, de que hicieran lo que hicieran contarían con el apoyo del otro, aunque tuvieran que enfrentarse a todo un país. En ese acuerdo personal Marta Luisa había hallado el ánimo para revelar sus dotes espirituales: "Soy clarividente. No puedo ver el futuro pero sí percibo la energía de la gente. Cada día hablo con mi ángel de la guarda", explicaba en 'ABC'. Reconocía que desde la adolescencia sus habilidades psíquicas le hicieron sentirse diferente pero todo cambió cuando las aceptó y decidió desarrollarlas.
Durante su retiro británico, Ari y su princesa se sintieron más libres que nunca para ser ellos mismos. Marta Luisa recorría el mundo ayudando a otros a conectar con su espiritualidad y sus propios ángeles con cursos y seminarios bastante lucrativos. Él seguía explorando su capacidad creativa, lo que le llevó a disfrazarse de indigente y pedir limosna en la calle con una botella de vino vacía y este cartel: "Soy un pobre escritor [palabra tachada] pintor noruego. Por favor, ayúdenme".
Obtuvo cuatro libras en donativos y la promoción que necesitaba para una exposición con sus cuadros y para la marca de vino que acaba de lanzar al mercado. Por entonces, Behn ya había acostumbrado a su familia política a espectáculos incómodos para el trono. No mucho antes había trabajado en otro documental en Barcelona por el que terminó vestido de 'drag queen' y en compañía de Carmen de Mairena y Evita Clittorina.
El regreso a Noruega en 2014 supuso el comienzo del fin. Marta Luisa tenía que afrontar sus obligaciones como miembro de la familia real cuyas hijas están en la línea de sucesión y, por tanto, deben tener una relación estrecha con su país. Procuraron mantener la vida independiente que habían disfrutado.
Sin embargo, el entorno les resultó más opresivo que nunca. A finales del pasado año se publicaron una fotos en la que se veía a Behn bromeando con una conocida y escultural bloguera a la que terminaba besando en los pechos. Los medios se lanzaron de nuevo sobre su presa preferida. Se filtró que los reyes se sentían escandalizados y se especuló con otra crisis matrimonial.
En esta ocasión estaban en lo cierto, pero los celos no habían sido la causa. Antes de trasladarse a Londres, Behn había declarado: "Estoy harto de la mentalidad que ensalza la mediocridad. Harto de personajes pequeños y de tener que andar siempre con cuidado". Y ahora volvía a estar harto. Y su princesa ya no podía soportar esa infelicidad que hacía que su convivencia fuera cada vez más difícil. Lo que les había unido frente a todos ya no estaba allí.
Marta Luisa lo explicaba así en la nota que anunciaba su divorcio: "Es horrible ver que no hay nada más que hacer. Hemos probado todo pero no hemos podido encontrar los puntos en común que teníamos antes, lo que hace imposible seguir unidos". No hay amarguras y sí aun mucho cariño. Ambos han acordado la custodia compartida de sus hijas por lo que se les seguirá viendo juntos.
De hecho, algunos especulan con la posibilidad de que su relación siga siendo mucho más estrecha de la que se espera de unos divorciados. Tal vez desde la distancia hallen el equilibrio que el entorno no les ha permitido mantener. Marta Luisa podrá ser la princesa que se espera sin los sobresaltos provocados por una pareja impredecible –aunque los ángeles sigan hablando con ella a diario– y Ari Behn no estará sometido al gran hermano mediático que ha tenido tanto coste personal. Tal vez todo esto sea solo otro punto y seguido de una relación poco convencional.
20 de enero-18 de febrero
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