La diplomacia británica va a tener que digerir un buen número de innovaciones 'made in' Estados Unidos en la organización de la boda real del año: Meghan Markle parece decidida a cambiar el inamovible plan al que se han sometido las princesas que fueron y que (quizá) serán. Primero soltó la bomba de su poco ortodoxa llegada al altar: no la acompañará ningún hombre sino su madre, Doria Ragland. Ahora ya ha explicado que no va a atenerse a la costumbre británica de elegir una madrina, sino que ha elegido a una dama de honor.

El honor de acompañar a la novia en todos los momentos importantes de la preparación de la boda y la ceremonia misma podría corresponder a alguna de sus tres mejores amigas: su estilista de cabecera Jessica Mulroney, la actriz de origen indio Priyanka Chopra o la coprotagonista de 'Suits', la serie que hasta hace unos meses protagonizaba Markle, Sarah Rafferty. Todo parece indicar que su equivalente en el cortejo del novio será sí o sí su hermano y futuro Rey, el príncipe Guillermo.

Fuentes citadas por distintas publicaciones estadounidenses afirman que ninguno de los dos tiene una personalidad convencional, con lo que era previsible que volvieran un poco loco el reglamento protocolario. ' Harry jamás ha seguido las reglas y tanto él como Meghan son extremadamente independientes. Ni por un segundo imaginábamos que iban a sentarse a esperar que les dijeran lo que tenían que hacer, y no lo han hecho. Van a tomar muchas decisiones y eso es algo refrescante en Kensington Palace'.