Ahora que ya empezamos a reconocer someramente el que podría confirmarse como el estilo 'royal' de Meghan Markle , el clamor es unánime: la Duquesa de Essex está explorando 'looks' que nada tienen que ver con el típico estilo 'lady' británico. Si Kate Middleton no puede evitar elegir lo clásico hasta dentro de la vanguardia, Meghan ha decidido recurrir a lo más contemporáneo de entre lo clásico. La diferencia, pequeña en el papel, es abismal en la práctica.
En este camino, era inevitable que la Duquesa de Essex se encontrara, en Dior, con el New Look, la silueta con forma de flor que revolucionó el mundo y que tanto lució Audrey Hepburn. El vestido negro que llevó esta semana en la celebración del centenario de las Fuerzas Aéreas remite directamente a un diseño que Edith Head creó para la actriz y 'Sabrina' (1954). En realidad, su insistente recurso al escote barco, otro clásico de la actriz, y el 'grooming' natural, con el pelo recogido, sugiere que Markle o su estilista (la canadiense Jessica Mulroney) tienen constantemente en mente a la actriz como un referente, un concepto o un límite.
Por un lado, el recurso al universo Audrey Hepburn es perfectamente comprensible: el peso del título de Duquesa y la responsabilidad de formar parte dela Familia Real británica debe ser tal, que no queda otra que buscar refugio lo más seguro posible para evitarse críticas. Definir un estilo que siga las tendencias, condición indispensable para que la representación de la monarquía conecte con los nuevos públicos, manteniéndose dentro de la circunspección que requiere su posición es como pedirle la cuadratura al círculo.
Sin embargo, Meghan tendría que tener cuidado: replicar muy al pie de la letra un estilo que nació de la intransferible relación entre las 'maisons' de París de hace casi un siglo y Hepburn puede llegar a parecerse peligrosamente a disfrazarse. El mundo de la moda es cruel y espera que la Duquesa de Essex, probablemente la mujer más vigilada del momento, sepa crear un estilo distintivo y propio dentro de las restricciones propias de su cargo. Equivocarse debe ser aterrador, pero... ¿es mejor decepcionar?
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20 de enero-18 de febrero
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