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Comienzan a aparecer las primeras nubes de tormenta en el matrimonio ideal entre Meghan Markle y el príncipe Harry que, menos mal, no tienen que ver estrictamente con su relación sino con las inflexibles normas de protocolo que rigen Buckingham y Kensington Palace. Fuentes cercanas a la Familia Real admiten que la recién llegada no lleva nada bien tener que callar ante las incesantes declaraciones y noticias que dan varios miembros de su familia, sobre todo su padre. Con buen criterio, Palacio receta indiferencia. Pero lo que Markle entiende menos son las restricciones a su armario.
Los Duques de Essex están en plenos preparativos de su primera gira juntos, la que les llevará en otoño a Australia y Nueva Zelanda, coincidiendo con una edición de los Invictus Games. Como será larga, la previsión de 'looks' que Meghan tendrá que llevar tiene que se exhaustiva. Ella quería incluir algún esmoquin, concretamente uno firmado por Stella McCartney especialmente masculino. Respuesta: no. ¿De quién? Del mismísimo príncipe Harry.
Siempre según estas fuentes cercanas pero invisibles, desde Palacio han comunicado a Meghan que tiene que " dejar de vestirse como una estrella de Hollywood y comenzar a hacerlo como una 'royal': el traje estilo esmoquin no es lo suficientemente tradicional para el príncipe Harry". Recordemos: hace no tanto, Kate Middleton también recibió el "consejo" de aumentar el largo de sus vestidos. Además, es de dominio público que a la Reina no le gusta que las mujeres lleven pantalones en su presencia. ¿Será todo esto cierto en todos sus extremos? Lo comprobaremos muy pronto, en cuanto comience la gira australiana.
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