Doña Letizia junto a doña Sofía y sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, en una de sus salidas de estos días en Palma de Mallorca. Las cuatro visitaron por sorpresa el mercado del Olivar, en el centro de la ciudad. /
Hay que remontarse a la década de los 90 para recordar un verano de la Familia Real con tanta actividad pública como este. Y es que la Reina ha decidido aprovechar su estancia en Mallorca para reconciliarse con la isla, para demostrar que ha recuperado la complicidad con doña Sofía y para mostrar en público a sus hijas con mucha más frecuencia de la habitual.
Una de las ventajas que presenta Palma frente a Madrid es que en la ciudad balear funciona mucho mejor el boca a boca y, salvo excepciones, en cuanto alguien detecta la presencia de un miembro de la Familia Real en un lugar público, avisa a algún amigo periodista o fotógrafo de los muchos que están en verano a la caza de la noticia. Aún así, no siempre se llega a tiempo de plasmar todas las salidas de los Reyes.
En cualquier caso, el balance del verano mallorquín ha sido muy positivo. Por un lado, en menos de dos semanas se ha podido ver a la Princesa de Asturias y a la Infanta Sofía más veces que en el resto del año y, por otro, doña Letizia ha transmitido la sensación de que está a gusto en la isla. Aparte de la sesión de fotos organizada en La Almudaina y de la recepción que ofrecieron a la sociedad balear, el resto de las salidas fueron improvisadas.
La primera aparición sorpresa de la Reina con sus hijas fue la visita al mercado del Olivar, donde estuvieron acompañadas por doña Sofía. En realidad, aquel día se habían propuesto ir a un pequeño mercado ecológico que hay en la plaza de los Patines, pero como terminaron de recorrerlo muy pronto, las Reinas decidieron dar un paseo por el centro de la ciudad.
De esta forma pasaron por delante del Mercado del Olivar, y doña Letizia preguntó a la Reina madre si lo conocía. Doña Letizia sí que lo había visitado en varios ocasiones, porque ella tiene la ventaja de que pasa inadvertida con cierta facilidad. Como doña Sofía no había entrado nunca, decidieron recorrer los puestos, y llegaron a la pescadería, donde fueron sorprendidas por los fotógrafos. En aquel momento ya se pudieron apreciar los primeros gestos cariñosos de la Princesa Leonor con su abuela.
Al día siguiente, los cinco miembros de la Familia Real aparecieron en el concierto que el violinista Ara Malikian ofreció en Port Adriano (Calviá), un espectáculo al aire libre que doña Sofía presenció sentada entre sus dos nietas. Después, la Reina madre comentó lo bien que se portaron las dos niñas durante la actuación, porque el concierto fue muy largo, y atribuyó a su madre el mérito de que estén tan bien educadas.
La víspera de la recepción de La Almudaina, los Reyes quisieron probar la cocina de Santi Taura, el chef que sirvió el cóctel, y acudieron con sus hijas a su restaurante, donde el cocinero les contó la historia de cada uno de los platos que degustaron, todos ellos de origen balear. Los cuatro se dieron un baño de cultura gastronómica y la Reina pudo hacer alarde de sus conocimientos al día siguiente ante la sociedad balear.
Fue en esa recepción en la que se apreció con detalle cómo las dos Reinas han recuperado la complicidad de viejos tiempos, y vuelven a compartir bromas y risas. Además, doña Letizia estuvo hablando con los invitados y haciéndose fotos con quienes se lo pidieron, que fueron muchos.
Pero aún quedaba una cita muy especial en Palma, la del Real Club Náutico, que llevaba tres veranos esperando la visita de la Reina. Era el último día de la regata, y doña Letizia acudió con sus hijas a recoger a don Felipe, que regresaba del mar. Tras pasar por Marivent para que se cambiara el Rey, los cuatro se fueron al cine, a ver Blackwood.
A continuación don Felipe acudió al recinto Ses Voltes para entregar los trofeos de la competición náutica, donde coincidió con su hermana, doña Elena, y después se fueron al restaurante Ola del Mar, de Portixol. Allí les esperaban doña Letizia, sus hijas, doña Sofía, doña Irene, Felipe y Victoria de Marichalar, la princesa Tatiana Radziwill y su marido, el doctor Jean Henry Fruchaud. Y en esta ocasión fue doña Sofía la que se mostró muy cariñosa con la Princesa Leonor.
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