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Alberto de Bélgica tendrá que someterse a una prueba de ADN. Así lo ha dictaminado la justicia de su país, que emitió una orden hace unos días para que el padre del actual rey de los Belgas pase la prueba que determine si Delphine Böel, quien dice ser hija del exmonarca, es realmente descendiente suya.
La información la ha hecho pública la agencia AFP, que destaca que encargó a un experto de un hospital de Bruselas llevar a cabo el examen genético en un plazo máximo de tres meses para establecer si hay filiación entre el anterior rey de los belgas y la artista plástica, de 50 años. Delphine Böel, que asegura haber nacido de la relación entre su madre, Sibylle de Sélys, una aristócrata belga y el monarca, ya inició este proceso para ver reconocida la paternidad del rey, en 2013.
Fue entonces cuando presentó la primera demanda pidiendo además que se impugnara la paternidad de quien le había dado el apellido, el industrial Jacques Böel. Ahora el juzgado ha decidido dar un paso más y acceder a su petición de que Alberto II, de 84 años, y casado desde 1959 con la reina Paola, se someta a la prueba. No obstante, el anterior rey de los belgas podría negarse a realizársela, extremo que abriría un nuevo escenario judicial. De demostrarse que es Delphine es hija del monarca, esta entraría a formar parte de sus herederos, aunque no en la línea de sucesión al trono.
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