Quizá no lo recuerden, pero en noviembre de 2016 ocurrió algo sorprendente: el palacio de Kensigton emitió un comunicado en el que confirmaba la relación del príncipe Harry con Meghan Markle - dimite su guardaespaldas-, aunque llevaban solo unos meses saliendo. E iban un paso más allá para denunciar una supuesta "ola de abuso y acoso" contra ella. ¿Por parte de quién? De los medios y los 'trolls' de las redes sociales. "Se ha sobrepasado la raya", dijeron. También su alteza real estaba "preocupado por la seguridad de la señorita Meghan y profundamente decepcionado por no haber sabido protegerla" - su carácter, parecido al de Lady Di-.

A partir de ahí, parece que las cosas se calmaron y a Meghan se le perdonó todo, ya fuera por enfado real o porque supo meterse a medio mundo en el bolsillo. Y cuando decimos todo, queremos decir todo. Como cuando en un programa de televisión solo fue capaz de responder a 11 de las 15 preguntas que le hicieron sobre el Reino Unido. O, más insólito aún que el comunicado, cuando concedió una exclusiva a la edición americana de 'Vanity Fair'. "Somos felices y estamos enamorados", declaraba, y daba muchos más detalles sobre su relación. Al mes siguiente anunciaron el compromiso.

El huracán Meghan

Tampoco importaron las maldades de su extraña familia, como cuando su hermanastra dio que ella era "egoísta y cruel" o cuando su padre contó que había colgado el teléfono a Harry. Cualquier indiscreción servía para reforzar su imagen. "Pobre Meghan", parecían pensar los ingleses, "lo que tiene que aguantar de estos patanes que se aprovechan de ella".

El 19 de mayo de 2018 llegó la boda y el mundo entero enloqueció. ¿Había una pareja más guapa? ¿Podía ser todo más perfecto? Sí, faltaba el embarazo. Lo anunciaron en octubre. Un mes después, el cuento de hadas saltaba en pedazos y empezábamos a saber que nada era tan idílico.

Primero trascendió que una asistente personal de la duquesa de Sussex había dejado el trabajo por su difícil carácter, por no decir insoportable. El problema es que luego se quejaron más trabajadores del 'Huracán Meghan', como la llaman en palacio. Y peor todavía: resulta que su cuñada Kate Middleton y ella no se pueden ni ver, y hasta eso ha provocado que Harry discuta con Guillermo. Incluso ambas parejas van a dejar de vivir juntas en Kensigton.

La caja de Pandora se ha abierto, las críticas no cesan y su repercusión aumenta, ya que en 2018 Meghan fue la persona más buscada en Google de todo el planeta. ¿Y Harry qué dice? Pues debe estar pasándolo fatal porque, según la prensa inglesa, no quiere que su mujer pase por el mismo calvario que su madre.

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