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No ha sido un verano plácido para la Reina Sofía, que en medio de sus vacaciones asistía al anuncio de su marido de su marcha de España sin fecha de retorno y los focos se centraban en buscar sus primeras imágenes y reacciones. Fiel a esa discreción que siempre ha sido su seña de identidad, la madre de don Felipe no daba pie a que se sacara nada de contexto. Trataba de exponerse lo mínimo y sus salidas de Marivent han sido pocas y relajadas.
Ahora, debía volver al trabajo. Este viernes, en su agenda oficial, tenía programada una visita a Ibiza. Sin embargo, a última hora de la tarde de ayer, Casa Real informaba de la cancelación de la misma ateniéndose a "razones de carácter sanitario". Sanitario, que no de salud.
Una aclaración que hacemos porque muchos encendieron las alarmas sobre si doña Sofía se encontraba bien. Y ella está perfectamente. Pero la situación que estamos viviendo con esta segunda ola de coronavirus, ha llevado a que la Emérita se quede en Madrid: la isla balear está en una situación delicada por la cantidad de casos registrados en las últimas dos semanas.
Si bien es cierto que no se encuentran confinados ni se han restringido, de manera oficial, los movimientos, sí que se ha recomendado desde el gobierno autonómico a sus ciudadanos que se muevan lo menos posible. Una petición que chocaba de manera frontal con esa presencia de la Reina.