El rey Felipe VI de España cumple 53 años este 30 de enero, y lo hace en uno de los momentos más complicados de la historia reciente en nuestro país. A la devastadora pandemia del coronavirus y la crisis sanitaria, económica y social que ha desatado, se suma que la Monarquía en España atraviesa sus horas más bajas desde la Transición. Don Felipe soplará las velas con su padre en el exilio, su madre y su esposa distanciadas y complicados retos por delante para conseguir que el futuro de su heredera no sea tan incierto como ahora mismo parece. Repasamos los momentos más importantes de la vida de un Rey que siempre ha antepuesto los intereses de la Corona a los suyos propios, aunque esto haya generado polémica.
Durante toda su vida, don Felipe se ha preparado para ser Rey de España. Con 13 años recién cumplidos, vivió codo a codo con su padre la larguísima noche del golpe de estado del 23F: Don Juan Carlos quería que viera de cerca qué ocurría y cómo lo gestionaba “para aprender lo que la vida podía enseñarle cuando quizá fuera demasiado tarde”. Ese mismo año le fue impuesto el Toisón de Oro y, a principios de octubre, dio su primer discurso oficial en los Premios Príncipe de Asturias .
El entonces Príncipe estudió, como sus hijas, en el Colegio Santa María de los Rosales aunque cursó el último año (entonces COU) en el Lakefield College School, en Canadá. Después de formarse en los tres ejércitos, se licenció en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y terminó graduándose en la Edmund Walsh School of Foreign Service de Georgetown de un Máster en Relaciones Internacionales.
Hasta que se casó en 2004 con Letizia Ortiz, la vida amorosa de Don Felipe no fue precisamente fácil. El Príncipe de Asturias tuvo que enfrentar hasta tres fracasos sentimentales por causas ajenas a los sentimientos. Su primera novia oficial (a sus 20 años, ella 23) fue Isabel Sartorius, con la que compartió dos años. La juventud, la presión mediática y, dicen, el desacuerdo de doña Sofía, los pasó factura y rompieron en el verano del '90. Ella siempre defendió que se sintió muy querida, tanto por don Felipe como por toda la Familia Real. "Me abrieron su hogar", aseguró.
Durante su aventura americana, Don Felipe conoció a Gigi Howard, su segunda relación conocida. Dicen que se la presentó su primo Pablo de Grecia, entonces también compañero de piso en Georgetown, y que su flechazo fue en el local de moda del Nueva York de la época. La prensa internacional empezó a acosar de un modo tan brutal a la incipiente pareja que hasta el FBI tuvo que intervenir: detuvo por escuchas ilegales al paparazzi que lanzó la exclusiva y la propia Howard tuvo que ir a juicio para negar que era novia del príncipe.
Otro amigo íntimo de Don Felipe fue quien le presentó el que, dicen, fue su gran amor hasta la llegada de Letizia. Álvaro Fuster hizo de 'Celestino' entre el ahora Rey y Eva Sannum, con quien estuvo cuatro años. Durante este tiempo, el Príncipe incluso se planteó renunciar a la Corona por amor, ya que los Reyes no veían con buenos ojos su relación con la noruega. En un órdago arriesgado, don Felipe se dejó ver en la boda de Hakoon y Mette Marit con Sannum, y allí estalló todo. La joven lució un escotadísimo vestido que se convirtió en la comidilla del momento (hubiera sido TT mundial si hubiera existido Twitter) y acaparó portadas, haciendo que la relación, ya de por sí minada, saltara por los aires.
Después del batacazo que supuso la traumática ruptura con Eva Sannum, don Felipe tenía claro que no dejaría escapar a Letizia Ortiz . De brillante trayectoria profesional y muy buena planta, parece que, sin embargo, el Rey Juan Carlos no terminaba de apostar al 100% por la relación, aunque esta vez sí ganó el amor y tras comprometerse un año después de iniciar el noviazgo, los futuros Reyes se casaban en Madrid el 22 de mayo de 2004. Desde entonces, el papel institucional de doña Letizia ha sido impecable, aunque no tanto su 'feeling' con los Borbones, algo que ha mellado (mucho) la relación del Rey con su familia.
El polémico incidente de la misa de Pascua de 2018 evidenció en la Catedral de Palma la mala relación de doña Letizia y doña Sofía. Y con los Grecia, después de que Marie Chantal se posicionara públicamente en el bando de la Emérita. Desde entonces, ambas se han esforzado en demostrar que no es así, pero el daño ya estaba hecho. Es 'vox populi' que la Reina prefiere ceder el cuidado de sus hijas a su madre, Paloma Rocasolano . Eso sí, sin dejar de apoyar a su esposa, está claro que el Rey Felipe siempre se ha mantenido fiel a su madre.
No ha ocurrido lo mismo con sus hermanas y con su padre, de los que el distanciamiento en aras de mantener intacta la buena reputación de la Corona ha sido más que evidente. El Caso Noos y el encarcelamiento de Iñaki Urdangarín hizó que, primero, el Rey quitara el título de Duques de Palma a su hermana Cristina y su marido, además de apartar por completo a la Infanta de cualquier celebración privada o institucional. Doña Elena y sus hijos fueron un 'daño colateral', y la relación se ha enfriado muchísimo.
Mención aparte merece don Juan Carlos. Después de abdicar en 2014, cedió todo el protagonismo institucional en favor de su hijo, que se proclamó Rey de España el 19 de junio de ese mismo año. Pero la ruptura definitiva llegó en 2020, con los escándalos financieros del Emérito destapados por Corinna. Don Felipe tuvo que tomar la que, quizá, ha sido la decisión más complicada de su reinado: desposeerle por completo de su papel en la Familia Real, retirarle su asignación y, en último caso, empujarle al exilio, donde permanece a pesar de haber cumplido ya con sus oblicaciones con Hacienda.
Desde que fue coronado, y más aún en los últimos meses, Felipe VI ha demostrado que no le tiembla el pulso al apartar de la Casa del Rey a todos aquellos miembros de su familia que han traicionado su confianza y el buen nombre de la Corona con el fin de mantener a salvo la institución. Por eso, el gran reto que le espera junto a su hija Leonor, heredera al Trono, no pasa tanto por los actos y reconocimientos oficiales, como por recuperar el cariño, la confianza y la admiración de un pueblo que, este año, ha visto como su antiguo Rey hacía saltar por los aires casi todo lo que había construído en los 42 años de monarquía parlamentaria de España.
20 de enero-18 de febrero
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