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Mientras la maldición de los Grimaldi persigue a su familia, Carolina Gottlieb, la hija de Estefanía de Mónaco (y nieta de Rainiero y Grace Kelly) trata de abrirse camino. Y su familia la apoya. Incluso Carolina, que no pasa por su mejor momento (aquí te contamos la verdadera razón por la que Carolina de Mónaco no se divorcia de Ernesto de Hannover, a pesar de que llevan más de una década separados) se muestra cercana a la joven. Y lo mismo hace su tío, Alberto de Mónaco.
Hace solo unos días pudimos ver cómo Carolina de Mónaco y sus hermanos hacían piña y acompañaban a Camille Gottlieb en el bautizo del barco Monaco One, del que la joven fue madrina.
Es común que la joven, que se ha convertido en toda una it girl (tiene más de 73 mil seguidores en su cuenta de Instagram) se desmarque del estilo imperante entre princesas y miembros de las familias reales europeas. De hecho, durante el bautizo del barco, pudimos verla del brazo de su tío Alberto de Mónaco con un precioso traje de chaqueta empolvado y unas deportivas que se llevaron más de un flashazo de fotógrafos.
Revisando el feed de su perfil ( @camillerosegottlieb) es fácil comprobar no solo que ha heredado la belleza de su abuela Grace Kelly –esos tremendos ojos azules, la melena rubia y los labios carnosos la delatan- sino que, además, ha hecho propio el estilo de la diva de Hollywood. Aunque, eso sí, añadiéndole un punto rockero.
Además muestra su gusto por la fotografía y se presenta como una joven socialmente comprometida -otra característica que comparte con su abuela- e incluso ha fundado la ONG Be Safe (dedicada a la prevención de los riesgos que implican consumir alcohol y ponerse al volante).
Es la hija pequeña de Estefanía de Mónaco, fruto de una relación fugaz entre esta y su guardaespaldas Jean Raymond Gottlieb. Aunque pertenece a la realeza del principado, no tiene título nobiliario ni está reconocida en la línea sucesoria al trono de Mónaco.
El motivo de su situación dentro de la familia Grimaldi tiene que ver con que sus padres nunca se casaron (requisito fundamental para convertirse en noble). Sin embargo, su relación con la familia es muy buena; creció en Mónaco rodeada de lujo –aunque su madre siempre trató de protegerla de la prensa-.
Estudió Ciencia de la Comunicación en Niza y sus primeras prácticas laborales las hizo en uno de los eventos organizados por su tío Alberto. Y es que, a pesar de la falta de título –y sin ser parte del círculo más cerrado del principado-, la princesa centennial se postula como una de las herederas naturales más fuertes del principado.