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Beatriz de York, Felipe de Grecia y Carlota Casiraghi: las tres bodas royal que han marcado tendencia en la pandemia por la decoración, los vestidos y por supuesto, los invitados

Las celebraciones reducidas, los vestidos románticos, pero sobrios, y las flores se han convertido en los “must” de las bodas de moda. Estas tres bodas reales marcaron el camino.

Beatriz de York y Edoardo Mapelli. Una mini-boda, un vestido “vintage” y muchas flores

Con la Reina de Inglaterra como aliada, Beatriz de York celebró el pasado verano una auténtica Boda Real, pero en tamaño mini, totalmente adaptada a los tiempos: elegante, familiar, sobria, muy romántica y a puerta cerrada, la primera vez que ocurría en más de dos siglos en la Familia Real. Pasará a la historia por ser la más barata de las ceremonias de la realeza inglesa, sin perder un ápice del brillo Windsor. Toma nota de los detalles:

* Uno: Una ceremonia íntima

Se celebró el 17 de julio de 2020, en la capilla de Todos los Santos del Palacio de Windsor, ante veinte personas, tras suspenderse los planes inicialmente previstos para el 20 de mayo. Todo se organizó en quince días, con la supervisión de las madres de los contrayentes, Nikki Shale y Sarah Ferguson. Solo la Reina y el duque de Edimburgo aparecieron en las fotos oficiales, separados por la obligada distancia de seguridad.

La recepción se celebró en los jardines del Royal Lodge de Windsor, donde vive el Príncipe Andrés junto a su ex mujer. Se instaló una gran carpa con otras más pequeñas y parece que los invitados pasaron la noche haciendo “glamping” en el césped.

* Dos: Un vestido “vintage”

Beatriz llevó a rajatabla el dicho de “algo viejo, al prestado”. Decidió acudir a su abuela, la Reina de Inglaterra, para rescatar un maravilloso diseño de Norman Hartnell, que Isabel lució, por primera vez, en un viaje de Estado, en 1961, y en la apertura del Parlamento, en 1966. Lo adaptó Angela Kelly, jefa del guardarropa de la Reina, con ayuda de Stewart Parvin, diseñador de la mayoría de los trajes reales. Le añadieron mangas de organza. No hubo que cortarlo porque Beatriz y la Reina tienen la misma estatura. Beatriz hasta reutilizó sus zapatos, una pieza de Valentino que había llevado en otros momentos importantes de su vida.

* Tres: Muchas flores

La temática de la boda era “jardín secreto” y el Florista Rob Van Helden, uno de los más reputados de Londres y favoritos de la Reina, aderezó la entrada de la iglesia como si fuera el paso a un mundo mágico, con rosas blancas y rosas y decenas de flores típicamente inglesas. El impresionante arreglo concentró toda la majestuosidad que no tuvo la ceremonia. El ramo de la novia fue también una creación de Van Helden, una mezcla de jazmín, mirto y rosas.

*Cuatro: Una joya de familia

La tiara “fringe” que sujetaba su velo es una de las más importantes del joyero de la Reina Isabel. Originalmente propiedad de la reina Mary, la abuela de Isabel, está formada por 47 barras de diamantes divididas por puntas de metal. Es la tiara que la reina llevó a su propia boda, en 1947, y también la princesa Ana, tía de Beatriz, cuando se casó con Mark Phillips en 1973.

Felipe de Grecia y Nina Florh. Intimidad, nieve y un vestido de calle de Chanel

Otro enlace que la Pandemia convirtió en muy íntimo. Pero la elegancia de la novia brilló con un traje de calle, algo que no veíamos desde hace mucho tiempo, y enamoró a la treintena de invitados que celebraron el acontecimiento con ellos. No hay nada como una boda sobria en la intimidad de un hotel en mitad de la nieve. Repasamos los detalles:

* Uno: Una ceremonia secreta

Felipe, hijo menor de Constantino y Ana María de Grecia, y Nina Florh, heredera del imperio de vuelos privados VistaJet, anunciaron su compromiso en septiembre de 2020 y escogieron casarse por lo civil en una ceremonia secreta en St. Moritz el 12 de diciembre, en un salón del hotel Badrutt’s Palace en el valle suizo de la Engadina, ante tan solo dos testigos: el padre del novio y el de la novia, Thomas Florh. Escogieron la intimidad, mientras pasa la pandemia y llega la boda religiosa que, seguramente, será muy distinta, con asistencia de toda la realeza europea.

* Dos: Un vestido de calle

Nina escogió un traje de chaqueta y falda de tweed por debajo de la rodilla, en blanco, de Chanel. El estilismo destaca por su elegancia y sofisticación. Para el peinado optó por un semirrecogido con un gran lazo, un toque romántico, aunque sobrio. También eligió unas medias blancas, combinadas con unos zapatos sin talón y pronunciada punta de Valentino. No llevaba ramo. El novio eligió, traje oscuro y corbata azul.

* Tres: Una celebración en familia

Suiza es el país natal de la novia, pero también tiene un significado especial para Felipe, que ha pasado allí muchas vacaciones familiares. Tras la ceremonia, se reunieron una treintena de familiares en otro de los salones del hotel. Entre los invitados estaban la Infanta Cristina, prima del novio, con su hija Irene.

* Cuatro: Una luna de miel en la nieve

Los novios empezaron su luna de miel en la nieve, probablemente en algún lugar de Suiza, de acuerdo con la foto que publicó la nueva princesa de Grecia en su Instagram unos días después. También compartió una foto de una mesa navideña un día antes de Nochebuena y la frase: “¡Qué ganas de celebrar la Navidad con mi marido!”

Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam. Una boda en el campo y un vestido muy romántico

Fue una de las últimas bodas antes de la aparición del Coronavirus, pero Carlota Casiraghi se adelantó a la tendencia: romanticismo e intimidad. Aunque se expuso ante los fotógrafos en la celebración de su boda civil en Mónaco. Pero para la ceremonia religiosa escogió intimidad, un escenario bucólico y sencillo y un vestido muy romántico. Marcó absoluta tendencia:

* Uno: Una ceremonia campestre y romántica

Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam celebraron su boda religiosa de forma privada en la Provenza, el 29 de junio de 2019, tras un enlace civil semanas antes en Mónaco. Los novios se dieron el “sí quiero” en la abadía de Saint-Marie de Pierredon, enclavada en la cima de una colina a las afueras de Saint-Rémy, ante sus familiares y amigos más íntimos, Saint-Rémy es donde Carolina de Mónaco se refugió con sus tres hijos tras perder a su esposo, Stefano Casiraghi, y donde los pequeños estudiaron hasta acabar el Bachillerato.

* Dos: Un vestido muy romántico

El vestido de Carlota era un diseño exclusivo de Giambatista Valli, con escote “Bardot” transparente, volantes y bordados blancos. Como ramo eligió un sencillo “bouquet” de espigas y lavanda. Llevaba un velo sujeto con un broche de diamantes perteneciente a la Princesa Grace, unos pendientes de botón de brillantes y una sencilla gargantilla en también de brillantes. Su vestido recordaba al que lució la Princesa Carolina en su enlace con Phillippe Junot justo 41 años atrás.

* Tres: Dos ceremonias

El enlace civil, que se celebró en Mónaco días antes dio lugar a una celebración deslumbrante, todo lo contrario de su enlace religioso, pero fue la ocasión para una nueva inspiración “fashion”. La hija de Carolina de Mónaco lució por la mañana, para casarse, un vestido “mini” de encaje y grandes lazos en gris claro de Yves Saint Laurent, un diseño con un toque rockero y romántico a la vez. Y por la tarde deslumbró con un modelo de Chanel palabra de honor inspirado en la década de los cincuenta y los “looks” de la Princesa Grace.

* Cuatro: Una fiesta en el campo

Carolina y Dimitri celebraron su boda, tras la ceremonia religiosa, en los jardines de la casa de la Princesa Carolina, decorados con guirnaldas de bombillas, luces en tonos rosados y morados y velas. El escenario no podía ser más bucólico. Los novios entregaron como detalle a sus invitados unos ramitos de lavanda de cultivo ecológico hechos a mano y con sus nombres anudados.