
«Tú graba y después, siéntete libre de inventarte quién dice cada cosa. Pensamos y decimos exactamente lo mismo la una que la otra: tenemos la misma visión de la vida», dice Amelia Spencer cuando les confieso que me asusta, a la hora de transcribir la entrevista al regresar a España, confundir sus voces y por ende, mezclar sus declaraciones. Al final no hace falta recurrir a invenciones, aunque de primeras no me ponen fácil que las distinga, pues me reciben en la habitación del londinense hotel The Cadogan luciendo pijamas idénticos de Michael Kors, una firma con la que tienen una estrecha relación.
Sin embargo, basta hablar unos segundos con las hermanas gemelas para que resulten inconfundibles. «Si tuviera que tomar prestado un rasgo de su personalidad, sería su sentido del humor. Yo soy mucho más tímida, pero ella consigue que sea más abierta cuando estoy a su lado», asegura Eliza antes de mirar fijamente a su hermana y hacerle una declaración de amor: « Sacas lo mejor de mí», le dice emocionada.
«Admiro de Eliza su resiliencia, lo fuerte que es, y también su sabiduría. Ha pasado por momentos horribles y ha seguido adelante», comenta Amelia , refiriéndose a la muerte del novio de su hermana, Chris Elliott, que falleció a los 17 años en un accidente de tráfico. Ahora Eliza es feliz junto a su novio, el emprendedor Channing Millerd.
Es imposible no sentir cierta envidia al verlas interactuar, porque aunque estamos en plena entrevista, da la sensación de que, en realidad, estamos escuchando una charla entre ellas. «Si entre nosotras las cosas no son completamente perfectas, nos entra una inmensa ansiedad. La verdad es que apenas discutimos, pero si lo hacemos, no podemos ni dormir. Lo nuestro es como una relación: no podemos irnos a la cama si estamos enfadadas», confiesa Amelia, mientras mira a su hermana mayor (por sólo un minuto de diferencia) con absoluta adoración.
Durante la sesión de fotos, se alaban la una a la otra y mantienen una profesionalidad a prueba de horas. Sonrientes y educadas, no dudan en salpicar las fotos de bromas y de estar pendientes de todo el equipo. Hijas de Charles, noveno conde de Spencer , y de la modelo Victoria Lockwood, Amelia y Eliza son las sobrinas de Diana de Gales, pero el nombre de la princesa es el elefante rosa de la habitación. Ellas no quieren ser «las sobrinas de»; para las hermanas Spencer, Lady Di era «su tía», a secas, la misma que les visitó en su casa de Ciudad del Cabo, poco antes de fallecer, cuando ellas sólo tenían cinco años.
Arriba, Amelia lleva abrigo y pantalones de Fendi y zapatos de Jimmy Choo. Abajo a la izquierda, las hermanas Spencer con vestidos de Pronovias. A la derecha, Eliza con jersey, falda, bolso y visera de Fendi, y botas de Casadei.
Al haber crecido en Sudáfrica, a donde la familia se mudó en 1995 para evitar la atención mediática, las gemelas no fueron conscientes de la importancia de su tía hasta que fueron mayores. La prensa británica era entonces especialmente voraz, pero ahora ambas mantienen una buena relación con los medios.
Amelia y Eliza crecieron alejadas del trajín londinense. Incluso siendo pequeñas iban de vacaciones a un campamento en Cederberg donde no había ni electricidad. Quizá por eso, cuando les pregunto si prefieren la austeridad o el lujo, Eliza no lo duda: « Preferimos llevar una vida humilde, y entiendo cómo puede sonar esto, pero la verdad es que nuestra vida es muy normal. Ni somos gente fancy ni vivimos una vida extravagante. Vamos al gimnasio, nos reunimos con amigos en algún restaurante y apenas acudimos a eventos. Casi todos nuestros amigos de Sudáfrica se han mudado aquí, por lo que hemos montado una especie de comunidad con esos amigos de la infancia. Los fines de semana estamos siempre juntos y quedamos en alguna casa para cocinar», asegura.
En la foto Amelia lleva blusa, americana y bombín de Emporio Armani y pendientes de Chopard. Eliza, blusa, pantalones y sombrero de Emporio Armani.
«Vamos bastante a Sudáfrica. Siempre pasamos allí los meses de diciembre y enero para celebrar las fiestas. Nos encanta volver de nuevo a los orígenes, pasar tiempo en el exterior, hacer senderismo, disfrutar de las playas... No lo cambiamos por nada en el mundo. Vamos a lugares donde podemos desconectar, para estar mejor con nosotras mismas y en contacto con la naturaleza», reconoce Eliza. «Es entonces cuando somos más felices. Para nosotras, el verdadero lujo es volver a casa, desconectar de todo y pasar tiempo de calidad con la familia. Nos basta con estar la una con la otra; no necesitamos nada más», continúa Amelia Spencer.
No sólo sus palabras lo demuestran, también sus acciones. Sus vidas tienen ahora mismo un perfil bajo y llamar la atención no entra jamás en sus planes, pese a ser dos deslumbrantes mujeres en las que es imposible no fijarse. La prensa se encargó de volver a poner el apellido Spencer en el foco de atención cuando ambas acudieron a la boda de su primo , el príncipe Guillermo con Kate Middleton, en 2011. Siete años después, Amelia asistió al enlace del príncipe Harry y Meghan Markle , pero esta vez junto a su madre y sus hermanos Louis y Kitty.
Ahora todos los hermanos Spencer viven en Londres, donde las gemelas se instalaron siguiendo los pasos de Kitty, su hermana mayor , con quien comparten un grupo de WhatsApp que tiene ese conocido lema sobre Las Vegas: « Lo que se dice en el grupo, se queda en el grupo», reconocen ambas entre risas, cuando intentamos llegar un poco más allá. «Amo Londres. Creo que es el momento para estar aquí: no iría ahora mismo a ningún otro lado», comenta Amelia, que se mudó a la capital británica junto a Greg Mallet, con quien se casó en marzo de este año en el Cabo Occidental, Sudáfrica, enfundada en un impresionante vestido de Versace. «¡Son como su familia italiana!», exclama Eliza en cuanto escucha la marca.
« La familia es lo más importante para nosotras, y solemos trabajar con firmas muy volcadas en los valores familiares. Tenemos la suerte de poder además trabajar juntas muchísimo», asegura Eliza, que reconoce que su traslado a la bulliciosa urbe, tras fichar ambas por la agencia Storm Models, no fue sencillo del todo. «Reconozco que, para mí, fue un cambio brutal. Me costó un poco ajustarme, pero ahora me siento muy feliz. Aquí existe una energía alucinante y tantas cosas que hacer y lugares por descubrir... Queremos conocer a muchas personas, establecer conexiones con otras marcas... Sin duda, éste es lugar donde podemos conseguirlo». Amelia comparte esa pasión por la gran urbe: «¡Y además hay una oferta cultural exquisita! En Londres puedes ser quien quieras, eres libre para serlo. Siento que aquí nadie te va juzgar», reflexiona.
En 2022, las hermanas pasaron por primera vez por la alfombra roja de Cannes, un festival muy especial para la familia, pues Diana de Gales lo hizo en 1987 enfundada en un inolvidable vestido azul de su diseñadora de cabecera, Catherine Walker. «Fue un auténtico honor. Fuimos de la mano de Chopard y fue una de esas experiencias que sólo se viven una vez... Bueno, ¡espero que se repita muchas veces más! Es un recuerdo que llevaremos siempre con nosotras», asegura Amelia. «La verdad es que nos encanta lo que hacemos. Como decía Eliza, trabajar juntas es un sueño. Creemos que es importante esforzarnos, no sólo por nosotras mismas, sino por respeto y cariño hacia aquellos con los que y para quienes trabajamos», añade.
En la foto Amelia luce vestido de Pronovias, abrigo de Michael Kors y botas con cordones de Emporio Armani. Y Eliza lleva vestido con cuello caja y cuerpo de pedrería, de Pronovias; abrigo de charol, de Pinko; y botas de caña alta de Emporio Armani.
Las hermanas han colaborado con firmas como Roberto Cavalli y reconocen que esas pinceladas hot, lejos de incomodarlas, les divierten. «Creo que es de las cosas más divertidas que hemos hecho. ¡Es tan maravilloso arreglarte y sentirte sexy! Cavalli logra que te sientas así», reconoce Amelia. « Nos encanta probar marcas y jugar con diferentes looks. No tenemos una estética definida, porque nos atraen diferentes firmas dependiendo del estado de ánimo que tengamos y del estilo que busquemos en cada momento –señala–. Por eso en la sesión de fotos de hoy nos lo hemos pasado en grande probando cosas distintas. Me apasiona apartarnos de los looks clásicos y apostar por prendas con tanta fuerza», apostilla Eliza.
Lo paradójico de los finales es que suelen ser el momento en el que se habla del futuro, por lo que el punto final, en realidad, nunca lo es. Antes de despedirnos, les preguntamos dónde se ven en 10 años y cómo les gustaría que la gente las recordara. «En 10 años espero tener una familia propia. Sería un sueño que Eliza y yo creáramos una marca, que podamos compartir y de la que estemos orgullosas. Me encantaría que fuera algo que esté cerca de nuestros corazones, que pueda subrayar y reflejar nuestro vínculo y nuestra pasión compartida», asegura Amelia. «La bondad y la compasión es algo que el mundo necesita más. Por eso, nos encantaría ser recordadas como dos mujeres con un inmenso corazón», añade.
CRÉDITOS
Maquillaje: Maria Comparetto.
Peluquería: Davide Barbieri.
Asistente de fotografía: Harry Mitchel.
Producción: Adriana Suárez.
Agradecimientos: Storm Models.