Los líos matrimoniales de los Windsor nunca dejan de entretenernos y el que se está gestando en este momento está a punto de unir en la misma frase a la princesa Ana de Inglaterra y Beatrice Borromeo. Al más puro estilo « Enrique de Sussex y Meghan Markle, los matrimonios con personas sin sangre azul traen problemas a las familias reales» esta vez ha sido la ruptura de una pareja sin título de alteza de la familia real británica la que ha devuelto la sal y la pimienta a los titulares del Sunday Times. La pareja en cuestión es la formada por Autumn Phillips y su ya ex marido Peter Phillips. Ella es una chica canadiense que trabajaba en el Gran Premio de Montreal de Fórmula 1 en 2003 cuando conoció a un apuesto inglés que resultó ser Peter Phillips, hijo de la princesa Ana de Inglaterra y nieto mayor de la reina Isabel II.
La pareja se «flechó» en 2003, ella no descubrió quién era él en realidad hasta que no vio una foto suya en un documental televisivo sobre la familia real británica, él le pidió matrimonio mientras ella vestía unas románticas botas de agua, ella dijo que sí y se casaron en mayo de 2008 en el castillo de Windsor bajo la atenta mirada de la familia real y de la edición inglesa de la revista Hola a la que cobraron 500.000 libras por hacerles unas fotos... no en vano el novio ocupa el puesto número 15 en la línea de sucesión del trono inglés (y se dedicó a ser la barrera humana entre el príncipe Enrique y su hermano durante el entierro de Felipe duque de Edimburgo).
Así comenzaron 13 años de matrimonio oficial que en realidad fueron 11 porque ya en 2019 se rumoreaba que la pareja no convivía y en febrero de 2020 ellos mismos confirmaron que habían roto. Un año les ha costado firmar los papeles del divorcio porque no llegaron a un acuerdo económico hasta junio de 2021.
Tras el ejemplo de Meghan Markle y Enrique de Sussex con su «huída» estadounidense, todos temían que Autumn corriera la misma suerte y «escapara» a su tierra natal, Canadá, llevándose a sus dos hijas con ella. No ha sido así, de hecho, Autumn aún vive en Gloucestershire, y posiblemente en una de las fincas que posee la princesa Ana en esta localidad inglesa y está más que dispuesta a continuar así por el bien de las dos hijas de la pareja (Savannah e Isla)... y de sus propios intereses amorosos.
Lo que parecía que iba a ser un divorcio respetuoso se convirtió en un año de negociaciones y declaraciones de abogados ante el juez Peel del Tribunal Superior de familia británico. Porque para algo estamos ante el primer divorcio de la familia real británica de esta generación royal. Mientras durante este año de negociaciones la pareja emitía sentidos comunicados alabando el respeto mutuo y la búsqueda del bien de las niñas, algo se cocía a fuego lento en plena ruptura.
Los medios británicos dan por hecho que Autumn ya tiene un nuevo amor, de hecho, visto y comprobado lo poco que se esconde la nueva pareja parece obvio que han esperado a que se oficialice la separación para dejar de esconderse. El elegido en esta ocasión es un magnate inmobiliario irlandés que posee una fortuna a su nombre y una amistad perenne con otro de nuestros príncipes favoritos: Alberto de Mónaco.
El nuevo amor de la ex mujer del nieto de la reina Isabel II se llama Donal Mulryan, tiene 52 años, está separado y transitando por su propio proceso de divorcio que va para largo según las fuentes que maneja el periódico inglés. El multimillonario lleva 27 años casado con una dama de la alta sociedad londinense llamada Louise y el círculo cercano del nuevo novio de Autumn Phillips apunta a que el divorcio se va a conseguir a costa de pagar una auténtica fortuna.
Tanto Donal Mulryan como su aún esposa oficial Louis tienen su residencia establecida en Mónaco (uno de los lugares más caros y con mayor renta per cápita del planeta) y él ha afirmado en alguna entrevista que maneja negocios por valor de 4.000 millones de libras como director y fundador de la empresa inmobiliaria Ballymore entre otras. De confirmarse la relación entre Donal y Autumn, ¿ estaría una ex Windsor cambiando Buckingham por Mónaco? Aunque solo fuera por coincidir con los Grimaldi, el cambio merece la pena.