Beatrice Borromeo pertenece a una de las familias aristocráticas más importantes de Italia, al tiempo creativa y con cierta bohemia. Su padre es el conde de Arona, Carlo Ferdinando Arese, descendiente del cardenal San Carlos Borromeo, y su madre, Paola Marzotto, desciende del conde Gaetano Marzotto, cuya familia es la fundadora de la casa textil Marzotto.
Es sobrina de Matteo Marzotto, presidente de la firma Valentino. Su madre es la segunda de las esposas de su padre, que, en un primer matrimonio, tuvo tres hijas, hermanastras de Beatrice: Isabella, esposa del petrolero Ugo Brachetti, Lavinia, esposa de John Elkann, heredero de los Agnelli, y Matilda, casada con Antonius von Fürstenberg. De su madre tiene un hermano, Carlo. Beatrice es la pequeña.
Pero, a diferencia de muchas jóvenes patricias, que se dedican a la moda o a ganar followers en Instagram –ella tiene más de 66.000– con sus viajes, fiestas y front row de la Alta Costura, Beatrice tiene una profesión, es periodista, y no le cuesta levantar la voz contra aquellos que considera poco honestos. Esta es la primera de las cinco razones que han convertido a Beatrice Borromeo en la aristócrata más admirada de la nueva generación.
Beatrice trabaja desde los 16 años para mantenerse, a pesar del lujo que ha rodeado desde siempre a su familia. Estudió el bachillerato en un instituto público de Milán, y luego se licenció en derecho y en economía en la prestigiosa Universidad Bocconi, de la misma ciudad, donde conoció a su marido. Al terminar, cursó un master en periodismo en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Entre 2006 y 2008 trabajó en el programa de la televisión pública italiana Anno Zero, donde criticó duramente al primer ministro italiano Silvio Berlusconi. En 2009, empezó a presentar el programa semanal Jungle Fever, en la cadena Radio 150, y más tarde inició su carrera como columnista en el periódico Il Fatto Quotidiano, con una línea editorial progresista e independiente.
También colabora con la publicación estadounidense Newsweek y con la web The daily beast. Beatrice ha demostrado su amor por el periodismo y su valentía a la hora de tratar temas espinosos como el de la mafia o la trata de mujeres. A partir de 2013 dirigió varios documentales sobre esas temáticas. Habitualmente escribe sobre economía, aunque también ha entrevistado a personajes como el escritor e investigador Roberto Saviano, la política colombiana Ingrid Betancout y el escritor James Ellroy.
Es la royal mejor vestida según la revista Tatler. ¿El secreto del estilo Borromeo? Una elegancia sin estridencias y perfecta en los detalles. Es experta en mezclar un vestido de aire hippy con una capa vintage o escoger el nude sin resultar aburrida. Pero, cuando brilla por encima de todas las demás es cuando opta por un conjunto años cincuenta de falda corola y chaqueta entallada o un vestido de pedrería digno de Grace Kelly, la abuela de su marido.
Beatrice es la roya mejor vestida segun la revista Tatler.
De hecho, su tez y su melena son muy parecidas, casi parece un calco de la joven de cintura mínima que llegó en barco a Montecarlo para casarse, en 1952, con Rainiero de Mónaco. Sombreros, boinas, escotes palabra de honor años cincuenta… Beatrice sabe encontrar la manera de que todo le siente bien. Quizá sea esta la razón de que Dior la haya escogido como embajadora.
Al igual que su cuñada, Carlota de Mónaco, embajadora de Chanel, resulta la encarnación de una feminidad exquisita, pero nada superficial. Ambas son mujeres fuertes e inteligentes, además de bellas. Beatrice también colabora con la marca de joyería Buccellati.
Unirse a la familia Grimaldi no ha supuesto para ella ningún reto, aunque si eres la cuñada de Carlota Casiraghi debes estar dispuesta a que una parte de la atención recaiga siempre sobre ti y hay que saber sobrellevarlo. Pero, la familia de Beatrice, que posee islas, jardines y palacios, tiene un abolengo de mucho más peso que el de la familia reinante en el principado, fundado por un pirata medieval que se atrincheró contra el papado.
Beatrice tiene los modales y la apostura de una noble de cuna muy antigua –los Borromeo ya eran comerciantes y banqueros en el siglo XIV–, pero conquista por su naturalidad, su discreción y su distinción sin pretensiones. Ha revitalizado el glamour de Mónaco. Todas las miradas se fijan en ella, pero Beatrice no se comporta como una estrella, aunque brille como una. Sea casual o en el balcón del palacio Grimaldi, el Día de la Fiesta Nacional, raramente comete un fallo y su sonrisa discreta es permanente.
Beatrice y Pierre se casaron tras un noviazgo largo –seis años– y en sus celebraciones no defraudaron a nadie. Para la boda civil, celebrada en Mónaco, Beatrice escogió un diseño rosa empolvado de Valentino Alta Costura, con cuerpo transparente de flores bordadas. Después lo celebraron con un garden party provenzal en el palacio Grimaldi.
Una semana después, se celebraba la boda religiosa en una de las islas de la familia Borromeo, la isla de San Giovanni, en el Lago Maggiore. Este era el vestido más esperado y entusiasmó. Era un diseño de Armani Privé, la línea de Alta Costura de Armani. Con cuerpo de encaje, mangas francesas y velo que nacía de un moño bajo y se mezclaba con la cola, la novia deslumbró como nunca. El vestido lo decía todo de ella: gusto, elegancia, mesura.
Ha desfilado para las mejores marcas, desde Chanel, a Ermanno Scervino o Pronovias. Hoy, está centrada en sus colaboraciones de prensa y, sobre todo, en su familia. Pierre y Beatrice viven en Montecarlo. Pasaron el confinamiento en su granja del sur de Francia y ella ha contado que aprendió a cortar las uñas a las cabras, a plantar tomates y a esquilar ovejas, según confesaba a la revista Grazia.
También escribió un cuento para niños «El capitán Papaya y Greta», en el que cuenta las aventuras de su marido y Greta Thunberg cuando cruzaron juntos el atlántico para asistir a la cumbre climática de la ONU en Nueva York, en 2019. En 2017 nació su primer hijo, Stefano, y en 2018, el segundo, Francesco.
Las mañanas se las suele dedicar a ellos, mientras que las tardes las centra en trabajar para su productora de documentales. Además, Beatrice colabora con la Cruz Roja de Mónaco.