Es la boda que certifica para los restos el imperio de la era de Instagram, un tiempo en el que ya no hacen falta filtros ni tapaderas porque los llevamos de serie, incorporados en nosotros mismos. La boda del año, el enlace entre Álvaro Falcó (38 años) e Isabelle Junot (30), reúne bajo el mismo techo de la capilla del Palacio de Mirabel, un palacio medieval de la familia Falcó en Plasencia, a dos generaciones de vips que no pueden ser más opuestas. En el front row de la ceremonia estarán Marta Chávarri, madre del novio, y Philippe Junot, padre de la novia, dos protagonistas habituales de las portadas de la prensa del corazón en los 80.
Marta Chávarri y Philippe Junot, junto a otros históricos de la prensa rosa de los 80 que hoy echamos tanto de menos, escandalizaron al mundo con su excitante y nada discreta vida amorosa. Ambos se pusieron el mundo por montera: vivieron, amaron y bailaron pese y frente a periodistas y paparazzi. Fueron apasionantes y nos apasionaron. Sus hijos, Álvaro e Isabelle, forman parte de otro tiempo decididamente más fortificado. Posarán, pero no les veremos. Serán perfectos, pero también, probablemente, intercambiables. Difícilmente memorables.
Durante unos minutos comentaremos el vestido de la novia, de Pronovias, aunque la máxima expectación está en contemplar el look de Marta Chávarri, capaz de una entrada tan espectacular como la de Carmen Ordóñez en la boda de Francisco y Cayetana, con vestido y mantilla azul. Chávarri no se deja ver desde hace años, también por un accidente doméstico que ha dejado alguna huella en su rostro. Bisnieta del conde de Romanones, estuvo casada solo seis años con Fernando Falcó, marqués de Cubas y 20 años mayor que ella, fallecido en 2020 por coronavirus. Se divorciaron apresuradamente tras aparecer unas fotos de ella con su amante, el financiero Alberto Cortina, casado con la no menos millonaria Alicia Koplowitz. Fue el escándalo de la década.
Philippe Junot, padre del novio, no le va a la zaga. Empresario y playboy, se hizo mundialmente famoso por casarse con Carolina de Mónaco en 1978, cuando ella tenía solo 21 años y contra la opinión de los príncipes Rainiero y Grace. Se divorciaron en 1980 gracias a unas fotos con Giannina Facio que confirmaron un clamor: Philippe hacía vida de soltero en la noche parisina y más allá. Aún así, en 1988 se casó con la socialite danesa Nina Wendelboe-Larsen, también muy joven (24 años), con la que bailó en las fiestas de la jet set en Marbella y tuvo tres hijos. Se divorciaron antes de cumplir una década juntos.
La chef y colaboradora estrella de televisión y su novio, el relaciones públicas Íñigo Onieva, son la excepción que confirma la regla del acartonamiento de la nueva generación de vips y aristócratas millennial. La pareja hace correr ríos de tinta, no tanto por su clásica y sempiterna elegancia como por los insistentes e indemostrables rumores de infidelidad de él y las sorprendentes declaraciones de ella. Si de una boda saliera otra boda, tendría que ser la de Tamara Falcó e Íñigo. Ella acudirá primorosamente perfecta a la boda del año entre su primo Álvaro e Isabelle Junot, pero de su fecha no sabemos nada. ¿ Para cuándo el anillo, Íñigo?
Los apellidos más populares en las portadas de la prensa rosa estarán en la lista de invitados a la boda de Álvaro Falcó e Isabelle Junot, con representantes ya conocidos o sus relevos siglo XXI. Todos esperamos ver a Natalia Figueroa y Raphael, aunque quizá el coronavirus obligue al cantante a quedarse en casa. También acudirán los Goyanes-Lapique, prácticamente al completo. No faltarán a la cita familiar Xandra Falcó, heredera de la parte del palacio del Marqués de Mirabel que correspondía a su padre, con sus hijas, Isabela, Camila y Blanca. Ni tampoco Manolo Falcó, marqués de Castel-Moncayo, junto a su mujer, Amparo Corsini, y sus tres hijos, Carlos, Manuela y Mariana. De la familia Cortina-Lapique, veremos a los recién casados Felipe Cortina (con la arquitecta Amelia Millán) y Carlos Cortina (con la abogada Carla Vega-Penichet).
Expectación máxima por ver a Marta Ortega, en su primera aparición pública tras ser nombrada presidenta de Inditex. Probablemente no deje huella en su look su nuevo cargo, pues la heredera de Zara suele optar por la discreción, también cuando se trata de bodas, banquetes y reuniones vips. Será la mujer más poderosa de la lista de invitados, un poderío que le permite no tener que echar el resto en tocados, estampados y frufrús, que quedan para otro perfil de invitadas relevantes: las amigas de la novia. Dos de ellas se colocarán seguro en lo más alto de la lista de las mejor vestidas en el enlace: Sassa de Osma, quien acudirá acompañada de su marido Christian de Hannover, e Inés Domecq, la diseñadora gaditana casada con Javier Martínez de Irujo, que además ha diseñado un vestido de fiesta para la novia.
Entre los 250 invitados a la boda del año, veremos a toda una nueva generación de millonarios y vips, prácticamente invisibles en la nueva era de Instagram. Es el caso de Alonso Aznar, hijo del ex presidente popular, quien acudirá al enlace acompañado por su novia Renata Collado. Rosauro Varo, el empresario sevillano casado con la actriz Amaia Salamanca, tampoco da que hablar en las portadas de ningún color. Javier Hidalgo, hijo del fundador de Globalia Pepe Hidalgo y en su momento protagonista de varios romances sonados (con las modelos Malena Costa, Xenia Tchoumitcheva y Raica Oliveira) y fiestas desenfrenadas, ya vuela bajo para pasar tiempo con su hija, fruto de su relación con Sol González.