La agenda de la reina Sofía está a tope, tras los Premios Princesa de Asturias le tocó viajar hasta Atenas para disfrutar de una reunión familiar de postín: se casaba su sobrino, el hijo de su hermano Constantino de Grecia, Felipe. El hijo menor de Constantino ya estaba unido por matrimonio civil (y por reboda new age campestre ante sus amigos íntimos británicos) con la heredera multimillonaria Nina Flohr, pero este sábado 23 de octubre por fin nos regaló la gran boda royal que Atenas y el resto del planeta le pedía. La primera boda real que se celebraba en la capital griega desde hace 57 años. Y a ella no solo acudió nuestra reina emérita acompañada de la infanta Elena, sino también miembros de las casas reales de Dinamarca, los Windsor representados por las hermanas York y los Grimaldi con Tatiana Santo Domingo a la cabeza. A quién no viemos fue a Ernesto de Hannover recién enamorado ¿y quizá instalado en Madrid?
La pareja ya se casó el año pasado en St. Mortiz en una ceremonia civil. /
Al contrario de la discreta boda civil que la pareja celebró el año pasado en St. Moritz, en la que solo los padres de la pareja fueron testigos del enlace, en esta ocasión los novios han invitado a numerosos representantes de distintas casas reales que no dudaron en acudir al evento.
Por supuesto los primeros a los que se vio por las calles de Atenas fue a los miembros de la propia familia real griega, con Marie-Chantal a la cabeza, que el viernes ya estaba en Atenas (un motivo más por el que la reina Letizia y el rey Felipe VI han decidido declinar la invitación al evento). La ceremonia religiosa se ofició la tarde del sábado por el rito ortodoxo en una catedral que es una vieja conocida de la familia: en la Anunciación de Santa María se casaron los padres del novio e incluso la propia reina Sofía en 1962.
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La fiesta posterior continuó el domingo cuando Constantino de Grecia recibió a los invitados más ilustres en una comida que había organizado en el Club Náutico del Pireo. Para entonces ya se había desvelado uno de los secretos mejor guardados de la boda: el vestido de la novia que, en realidad, fueron hasta seis modelos distintos, la mayoría de ellos firmados por Chanel. Sin lugar a dudas, la boda real del año.