CINCO AÑOS DE AMOR La espectacular boda de Sassa de Osma y Christian de Hannover: una tiara royal, tres vestidos y un invitado sorpresa (que acabó en el hospital)

El 16 de marzo de 2018 buena parte de la realeza y la alta sociedad internacional se encontraban en Lima, Perú, para celebrar uno de los enlaces royal del año.

Sassa de Osma y Christian de Hannover el día de su boda / gtres

Elena Castelló
Elena Castelló

Fue, sin duda, una de las bodas del año 2018. Aquel 16 de marzo, buena parte de la aristocracia europea y de la jet set internacional se daban cita en la Iglesia de San Pedro, en Lima, Perú, para asistir al enlace religioso del príncipe Christian de Hannover y de la «socialité» Alessandra de Osma , perteneciente a una de las familias con más pedigrí de la alta sociedad limeña.

Las celebraciones duraron dos días y la novia lució tres vestidos: el primero, creado por su amigo el diseñador gallego Jorge Vázquez, tenía un aire similar al lucido por Grace Kelly setenta años antes y al escogido por Kate Middleton. Encaje de Chantilly bordado con seda, motivos florales y una gran falda con larga cola, realizada en gazar de seda italiana.

Su confección necesito de 600 horas de trabajo y más de seis meses. Para la ceremonia, Sassa lució la magnífica tiara floral de los Hannover, de platino y diamantes (que le vimos en varias ocasiones a Carolina de Mónaco) y pendientes en oro blanco de la joyería Suárez.

La novia escogió también un vestido blanco para el cóctel informal que se organizó, la noche de la ceremonia, en la casa Berckemeyer, una mansión familiar situada en el centro de Lima, para sus cientos de invitados. Sassa escogió un elegante slip dress en satén blanco, muy parecido al mítico diseño de Narciso Rodríguez que lució Carolyn Bessette en su boda con John John Kennedy. Lo acompañó de una romántica diadema de flores de paniculata y sandalias de tacón de tiras.

El último vestido fue para la cena de gala en honor de los recién casados, que se celebró en el Museo Pedro de Osma, de Lima, al día siguiente. Fue un diseño blanco muy sencillo, desmangado y largo, de escote barco y espalda descubierta.

Pero hubo otro diseño de diez, cuando la pareja se casó por lo civil en Londres, meses antes, en una ceremonia íntima, ante una quincena de invitados, entre ellos, los hijos de Carolina de Mónaco, hermanastros del novio. Para la ocasión, Sassa lució un vestido-abrigo de tweed blanco de Chanel con zapatos de Aquazurra, en noviembre de 2017. A la celebración, que tuvo lugar en la oficina de registro de Chelsea y Westminster, le siguió un almuerzo familiar en el hotel Ritz.

Invitados de lujo

Pero si la novia acaparó todas las miradas, como suele ser habitual, los invitados, llegados de distintas partes del mundo, centraron gran parte del interés. Casi todas las invitadas escogieron estampados de flores y vaporosos vestidos. Beatriz y Eugenia de York optaron por dos favorecedores vestidos de estampados florales, que combinaron con sandalias de Prada, la primera, y Aquazzura, la segunda.

Entre las invitadas triunfó la modelo Kate Moss, con un romántico diseño floral en rosa y beige, con largo lazo a juego, sin separarse un instante de sus gafas rayban wayfarer y de su novio, el conde alemán Nikolai von Bismarck. Entre las invitadas más atractivas, con un vestido de cuello halter de un impecable estilo aristo-boho, triunfó también Talita von Fürstenberg, nieta de la diseñadora.

Tamara Falcó escogió un diseño de flores de su propia marca. También asistieron la actriz mexicana Ana Brenda y Victoria López de la Serna, del círculo de amigas íntimas de la novia. De España asistieron Alejandra de Rojas, Luis Medina, Tatiana Shin Botín y su marido, Alex Stamatiadis. La familia real griega estuvo representada por los príncipes Felipe y Olympia y su padre, Pablo de Grecia.

Pero, sin duda, el asistente más sorprendente fue el propio padre del novio, Ernesto de Hannover . Apareció por sorpresa en la ceremonia religiosa, tras haberse perdido la civil en Londres. Nadie le esperaba tras las polémicas sobre su herencia que ha protagonizado con sus hijos, especialmente con el mayor, a cuya boda no asistió.

Ernesto volvió a perder los papeles por culpa de la bebida la víspera del enlace, como ya le ocurrió en la boda de Felipe VI y doña Letizia. En esta ocasión acabó en el hospital, donde le visitó brevemente al día siguiente su hijo Christian. Se dijo oficialmente que había sido una intoxicación por ceviche, pero la realidad era etílica.

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