Si quieres ver los mejores momentos y looks de Carlota Casiraghi, pincha en imagen. /
La imagen fascina e inquieta a partes iguales. Hablamos del debut sobre la pasarela de Carlota Casiraghi (¿qué opinará sobre ello la hija favorita de Carolina, Alexandra de Hannover? ), protagonista de una de las escenas más comentadas de la Semana de la Moda de París.
Vídeo. Carlota Casiraghi, sus mejores looks
De hecho, los que echaban de menos los alardes escénicos de Karl Lagerfeld para Chanel se habrá quedado sorprendidos con la aparición de la hija de Carolina de Mónaco sobre la pasarela, vestida con una de las icónicas chaquetas joya de la firma y montando un precioso caballo purasangre.
Recurrir al espectáculo de la naturaleza en un show del lujo suscita lecturas controvertidas, más si todo discurre sobre una rarísima ambientación musical de ceremonial espacial. Una de ellas, su impostura: pocas cosas menos naturales que la adscripción del lujo. Otra, la exhibición de la dominación: aquí lo que realmente importa es el ejercicio de dominio de la amazona. Todo resulta un poco obvio: la nueva colección de Chanel gira en torno al universo de la equitación, uno de los pocos deportes aún solo al alcance de princesas y herederas de las familias aristocráticas o económicamente relevantes. Como los Grimaldi .
Tiene sentido que sea precisamente Carlota Casiraghi la que protagonice esta escena, y no solo por la especial conexión de Chanel con la familia Grimaldi y, sobre todo, con su madre, fiel a los looks de la maison francesa desde su primera juventud. Carlota ha heredado dos circunstancias de la primogénita de Rainiero de Mónaco y la princesa Grace: un papel simbólico de primera dama del Principado que se frustra y la posición de la royal favorita en la casa de Coco Chanel, aquí sí con todas las de la ley. No debió ser fácil para Carlota encontrar su sitio, sobre todo tras el fallecimiento de su padre, Stefano Casiraghi, en 1990, cuando ella tenía solo cuatro años. Su refugio, según ella misma ha contado, fue intelectual: soñó con la elevación conceptual de la filosofía.
Con una vida bajo la vigilancia constante de las cámaras y con un guión parcialmente preescrito, Carlota Casiraghi se ha debatido entre contribuir al brillo y glamour de la corte monegasca y mantenerse al margen. Infructuosamente, claro, porque a pesar de que la familia crece cada vez más en Mónaco, ella continúa siendo la heredera espiritual de su madre y, por extensión, de la ya mítica princesa Grace Kelly . Así, su existencia parece discurrir en dos vidas paralelas.
Por un lado, transcurre una vida sentimental sin sangre azul a la vista (solo su primer novio, a los 15, fue aristócrata: Hubertus Arenque Frankensdorf) y sin actividad laboral fija conocida: quiso ser periodista y fue becaria en The Independent, pero la vocación no cuajó. Por otro, sí triunfa como la heredera del matriarcado de los Grimaldi, modelo y embajadora de la principal firma del lujo francesa. Puede que quisiera una vida fuera del guión de la aristocracia europea y dedicada a la literatura y la filosofía, pero lo tenía muy difícil para escapar de su apellido. Los tronos son de hierro por algo.
«Se puede decir que estamos ante uno de los pensamientos literarios más importantes de Francia», ha escrito una revista sobre su libro 'Archipiélago de pasiones', una afirmación francamente optimista. Lo cierto es que el amor de Carlota Casiraghi por la literatura y la filosofía ha requerido, de nuevo, el sostén de Chanel, la firma que le ha organizado un club de lectura. Puede que la única hija de Carolina y Stefano no tenga ya relevancia institucional en el esquema sucesorio en Mónaco, pero no hay que estirar demasiado el chicle para concluir que la herencia espiritual de las mujeres Grimaldi recae, casi exclusivamente, sobre sus hombros. Hasta que tenga que ejercer este difícil papel, le queda solazarse en la moda como la princesa del lujo que es. Como ha tenido que hacer su madre.