A quién apoyará Carolina de Mónaco en el juicio de Ernesto de Hannover contra su propio hijo: la incógnita que tiene en vilo al principado

Se avecina uno de los juicios más temidos (y mediáticos) de la casa Hannover, el de Ernesto de Hannover contra su primogénito Ernesto Augusto. ¿En qué bando se posicionará Carolina de Mónaco en esta ocasión? ¿Cómo es su relación con los hijos de su (todavía) marido?

El 25 de noviembre Ernesto de Hannover tendrá que abandonar su idilio madrileño con la hija de Pitita Ridruejo, Claudia Stilianopoulos, para enfrentarse a su hijo Ernesto Augusto de Hannover en Hannover en un juicio en el que le reclama hasta cinco millones de euros. En juicios anteriores (no olvidemos la carrera judicial del príncipe con agresiones a la policía incluidas), y a pesar de que ya hacían vidas separadas, Carolina de Mónaco ha llegado a testificar para defender a su marido, ¿pero qué ocurrirá en esta ocasión? ¿Cómo es la relación de la hermana de Alberto II de Mónaco con los hijos de su marido? ¿Influirá el reciente noviazgo del príncipe alemán en su apoyo?

La extraña relación de Carolina de Mónaco con los hijos de Ernesto de Hannover

Puede parecer paradójico... porque lo es, pero la relación entre Carolina de Mónaco y los hijos del primer matrimonio de Ernesto de Hannover dista mucho de ser mala. Quizá no es tan cálida como para pensar que la consideran una segunda madre, pero es que debemos de tener en cuenta los antecedentes de cómo se formó la pareja Grimaldi-Hannover.

Tras la muerte de Stefano Casiraghi una desconsolada Carolina de Mónaco se refugió en su círculo de amistades más íntimo, ese del que en los años 90 formaba parte una princesa consorte llamada Chantal Hochuli, la esposa de Ernesto de Hannover y la madre de sus dos únicos hijos varones: Ernesto Augusto y Christian.

Para 1996 a Ernesto de Hannover y la hija de Rainiero les habían pillado juntos tantas veces los paparazzis de media Europa que el hecho de que eran amantes era un secreto a voces y publicado en technicolor y a toda página. Un año más tarde Chantal Hochuli decidió decir adiós a su matrimonio, su título de princesa, su marido y su amiga y le puso a Ernesto de Hannover los papeles del divorcio por delante. Sus hijos Ernesto Jr, y Christian tenían, a la sazón, 14 y 12 años y madrastra monegasca a lunto de quedarse calva por el estrés.

En principio tener que relacionarse con la amante de su padre no debió de ser plato de buen gusto para los vástagos de Chantal Hochuli, pero no les quedó más remedio porque su padre estaba más que dispuesto a ampliar la familia y una nueva Hannover llegó en 1999: la princesa Alexandra de Hannover que se lleva a las mil maravillas con sus hermanos mayores, tanto los de Mónaco como los Hannover.

Ernesto de Hannover, Carolina de Mónaco y su padre, el príncipe Rainiero. / gtres

Cuentan las leyendas royal que las antiguas amigas y después enemigas llegaron a un «pacto de no agresión» mutua por el bien de sus respectivos hijos, que al fin y al cabo eran hermanos, y porque al cabo del tiempo ambas se convirtieron en sufridoras profesionales y damnificadas de Ernesto de Hannover, el príncipe que se liaba a paraguazos con la prensa, que le rompió la nariz a un reportero gráfico, que meaba en las paredes de edificios públicos, que se hizo tan famoso por su alcoholismo como por sus resacas epicas que le impedían acudir a enlaces reales y que además le hacían ingresar en todo tipo de instituciones médicas (y alguna psiquiátrica).

La cabecera alemana Bunte va un paso más allá y asegura que si el matrimonio de Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover sigue oficialmente en activo a pesar de que llevan una década sin verse el pelo oficialmente es porque ambas mujeres así lo han acordado para impedir que Ernesto de Hannover pueda designar a otro heredero si tiene un hijo con una nueva esposa.

Vídeo. Los mejores looks de Carolina de Mónaco

Lo que no se explica ni Bunte ni nadie es por qué, si Carolina de Mónaco acabó tan harta del Hannover como para despedirse de él hace un década e irse a comprar zapatos tranquilamente cuando la llama desde el hospital, después, a la hora de la verdad judicial, Carolina acude en ayuda de Ernesto. Así sucedió en 2010, cuando por fin se celebró uno de los juicios por agresión contra Ernesto de Hannover.

Los hechos sucedieron en unas vacaciones veraniegas del año 2000 en la exótica isla de Lamu. La música estaba alta, Ernesto de Hannover no podía dormir y, por lo visto, la emprendió a bofetadas con el dueño del local. aunque hacía un año que él y Carolina ya no vivían juntos, la princesa de Mónaco acudió al juicio a testificar a favor de su esposo. «Le dio dos guantazos, uno por la música otro por las luces», explicó la princesa al juez apoyando la versión de su esposo. Si el 25 de noviembre un juez la llamara a declarar de nuevo, ¿declararía a favor de su marido o del hijo de su marido?