No estás siendo un buen verano para Charlène de Mónaco (a la que solo han defendido sus hermanos de las críticas) , la última princesa a la fuga que se enfrenta a un escrutinio intenso por parte del público global de las redes sociales. No se puede decir que su estrategia de huida del Principado de Mónaco y de los Grimaldi al completo (nuevas generaciones como Carlota de Monaco o la estilosísima Tatiana Santo Domingo incluidos) esté siendo demasiado acertada, a tenor de las intensas críticas, algunas llenas de odio, que está recibiendo en redes debido a sus publicaciones en Instagram. No le perdonan que se separara del príncipe Alberto y sus hijos.
Nos referimos a una fotografía en la que la princesa Charlene se muestra ataviada como una guerrera al estilo de sus cambios de looks y con un gesto decididamente combativo para colaborar en la lucha contra la caza del rinoceronte, una causa en la que está fuertemente involucrada. Aunque muchos fans la animan a vivir su vida en Sudáfrica, donde se refugia de su crisis matrimonial, otros no entienden su actitud: ¿cómo puede entregarse tanto para salvar al rinoceronte y llevar cuatro meses sin ver a sus hijos?
No es la primera vez que Charlene de Mónaco sorprende a todos con un look fuera de los habitual en el planeta de las princesas coronadas. A finales del 2020, en vísperas de la Navidad, presentó al mundo un rapado lateral similar al que lleva Rocío Carrasco y que, por lo general, subraya el carácter insumiso o rebelde de mujeres que buscan liberarse de sus metafóricas cadenas. Ya entonces podíamos suponer que la vida de Charlene en Mónaco no discurría sobre un lecho de rosas, a pesar de la belleza de sus mellizos, Jacques y Gabriella, de seis años de edad, y de su armario. La princesa de Mónaco es la 'royal' europea que más ha gastado en moda en los últimos años, con 156.000 eurs en 2019 y 106.200 euros en 2020 Se ve que ni cubrirse de alta costura ha podido compensar la desilusión.
«¡Piensa en tus hijos y vete a casa!», le repiten en las redes, donde el fantasma de la mala madre vuelve a agitarse ante la decisión de Charlene de huir de palacio. La princesa sudafricana, que celebró este mismo año su primera década de casa con el príncipe Alberto, lleva desde enero sin aparecer públicamente y desde abril en su casa en Johannesburgo, donde como vemos trata de llevar una vida activa y normal, retomando inclusosu trabajo como activista de distintas causas medioambientales.
La controvertida esposa de l príncipe Alberto viajó a Sudáfrica para participar en la campaña de protección la rinoceronte que ahora vemos pero, durante el viaje, se vio afectada por una infección de oídos, nariz y garganta que terminó en operación. Además, ahora una nueva infección de oídos recomienda no volar por encima de los 20.000 pues, con lo que la misma Charlene ha confirmado que se queda en Johannesburgo hasta, al menos, octubre.
La rumorología acerca de la previsible separación de Alberto y Charlene no es nueva: la pareja se ha enfrentado a un sinfín de crisis desde que se casó, hace ya diez años. No solo se han subrayado dificultades de adaptación de Charlene a la rigidez de la vida palaciega sino, sobre todo, las repercusiones de la alegre vida de soltero de Alberto, padre de dos hijos ilegítimos, reconocidos a fuerza de sentencias judiciales en relaciones que empezó negando. De hecho, la revista alemana 'Bunte' asegura que la verdadera razón de la huida de Charlene de Mónaco es la posibilidad de que se confirme un tercer hijo ilegítimo, una joven de 15 años que habría tenido con una mujer brasileña.
La primera vista del juicio de paternidad tenía que haber sido celebrado en febrero, justo cuando Charlene desapareció. No pudo llevarse adelante debido a la pandemia de coronavirus y, según informaciones de un diario británico, Charlene no estaría dispuesta a volver a palacio hasta tener la sentencia, previsiblemente en octubre. La princesa querría tener pruebas fehacientes de que no se trata de otro paso en falso del príncipe Alberto antes de decidir continuar con su matrimonio y sus responsabilidades institucionales como representante del Principado de Mónaco. Aunque eso la obligue a separarse de sus hijos mellizos durante gran parte de este año.
Ante la lluvia de críticas por su decisión de abandonar Mónaco y dejar atrás a Gabriella y Jacques, la princesa Charlene decidió publicar en su perfil de Instagram unas fotografías en las que demostraba cómo se comunica con sus hijos a través de videoconferencia. «Dedicándole tiempo a Jacqui y Bella», se limitó a escribir, sin extenderse demasiado ni en los motivos por los que permanecerá en su casa de Johannesburgo ni en lo mucho que debe echar de menos a sus mellizos. Además de una fotografía en la que la vemos hablando con ellos, publicó dos más en las que podemos comprobar que al otro lado están tanto el niño como la niña.
Lo cierto es que esta parquedad de explicaciones por parte de Charlene de Mónaco resulta tan extraña como su misma huida a Sudáfrica. Probablemente forma parte de la política de máxima discreción que desde Mónaco se impone como medida de contención ante las sorpresas que da el príncipe Alberto. De hecho, la única manifestación de Charlene al respecto de su situación familiar resulta tan alambicada como las justificaciones oficiales a su huida.
«Alberto y yo no teníamos otra opción que seguir las instrucciones del equipo médico, a pesar de que resulte difícil», explicó la princesa Charlene en un reciente vídeo. «Él está siendo un apoyo increíble (…) Mis conversaciones diarias con Alberto y con los niños me ayudan inmensamente a mantener el ánimo, pero echo de menos estar con ellos. No puedo esperar a reencontrarme con ellos«.
20 de enero-18 de febrero
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