El desconcierto es total en el Principado de Mónaco y en la prensa internacional. Las noticias cruzadas acerca del destino de la princesa Charlene, exiliada por motivos de salud en Sudáfrica desde el pasado mes de junio, no solo son contradictorias, sino que parecen sugerir un tira y afloja preocupante entre el príncipe Alberto y la madre de sus dos hijos.

El reciente viaje de este junto al príncipe Jacques y la princesa Gabriella a Johannesburgo hacía prever una pronta reunión de la familia y así lo anunció el mismo Alberto: «Charlene está lista para volver a casa». Sin embargo, una recaída en la enfermedad (una infección de garganta, nariz y oído) de la Princesa ha echado al traste la anhelada vuelta. No pasó ni una semana desde que Alberto anunciara que todo iba a volver a la normalidad, cuando Charlene volvía al hospital. Mientras Carolina de Mónaco hace frente a sus propios problemas.

«La princesa se está recuperando actualmente en Sudáfrica, donde su equipo médico le informó que no viajará hasta que se hayan completado todos los procedimientos necesarios», tuvo que rectificar la Casa Real monegasca. La preocupación por el estado de salud de la princesa Charlene no hace más que aumentar, no solo porque la información que se está trasmitiendo es escasa, sino porque ella misma parece cada vez más delgada y demacrada. Sin duda, el sufrimiento de esta ex nadadora olímpica le está pasando factura, una situación a la que no ayudan los intensos rumores de divorcio que tratan de explicar una separación que cada vez se entiende menos.

Desde que se casara con el príncipe Alberto, la mayor preocupación de este ha sido ayudar a su esposa a lidiar con las inevitables comparaciones que se iban a producir entre Charlene y su hermana Carolina de Mónaco y, sobre todo, entre Charlene y Grace Kelly, la elegantísima sombra que se cierne sobre todas las princesas monegascas. De hecho, Charlene de Mónaco sufrió una depresión que la alejó durante meses de sus responsabilidades oficiales y tuvo que ver con su dificultad para concebir: deseaba formar familia lo antes posible. No pudo ser, y hasta 2014 no vinieron al mundo sus mellizos y pudo normalizar la vida en palacio y reactivar su agenda oficial.

Otro motivo de tristeza y preocupación para la princesa Charlene ha sido la vida sentimental del príncipe Alberto, padre de al menos dos hijos fuera de su matrimonio. De hecho, se rumoreó que la separación de la pareja y el exilio voluntario de Charlene también tenían que ver con la aparición de un tercer hijo secreto. Jamás ha habido declaraciones sobre esta 'familia extendida' por parte de Alberto o Charlene, pero ahora sabemos que podría haber hecho mella de una manera más profunda de la que se calculaba en esta. Han sido unas declaraciones de Nicole Coste, la madre de Alexandre Grmaldi, uno de los hijos biológicos de Alberto, el que ha desvelado el rechazo profundo de la Princesa por los devaneos de su marido y, desafortunadamente, también por las consecuencias de estos.

En una entrevista en la revista francesa 'Paris Match', Nicole Coste desveló que su hijo no ha recibido buen trato por parte de Charlene, aunque a relación con el soberano Grimaldi es mejor que buena. «He vivido cosas que me han alertado e impactado», ha asegurado la ex azafata de Air France. «Ella, por ejemplo, cambió a mi hijo de habitación, aprovechando la ausencia de su padre y le instaló en el ala de los empleados». Este mal gesto resulta particularmente significativo si tenemos en cuenta cuál es la actitud de las hermanas de Alberto hacia sus hijos 'secretos': Estefanía de Mónaco es la madrina de Alexandre.

Lo cierto es que estas revelaciones cambian la imagen de víctima y sufridora que se suele dar de Charlene de Mónaco por otra bien distinta, mucho más cercana a la de la clásica madrastra malvada. Seguramente ambos extremos son una exageración producto del machismo y el secretismo, aunque sorprende que haya cargado sobre un joven el malestar por una situación de la que no tiene culpa alguna. Sí confirma que el miedo del príncipe Alberto a que la sombra de la princesa Grace sea demasiado para su esposa es real. De momento, el anhelo de mostrar al mundo una familia tan perfecta como la de Grace Kelly se ha roto en mil pedazos.

Los esfuerzos de Charlene por alcanzar la perfecta elegancia de Grace Kelly han sido elogiados y celebrados por crítica y público desde que es princesa. Imposible no subrayar la manera en la que ha querido replicar el estilo 'lady' de su predecesora y su triunfo en esa tarea. Sin embargo, la complicada historia sentimental del príncipe Alberto no la ha dejado alcanzar la perfección familiar que la princesa Grace sí supo representar, hasta el punto de ofrecer una imagen inexpugnable de felicidad conyugal que ha perdurado hasta la fecha. Quizá Charlene sí quiso compararse con Grace Kelly. Quizá hasta quiso ser tan elegante y perfecta madre, o incluso más. Y quizá pudo haberlo conseguido, si Alberto también hubiera querido parecerse a su padre, Rainiero.