Eran los años finales de la década de los sesenta y el comienzo de los setenta. El príncipe Felipe acababa de nacer. El rey Constantino y la reina Ana María vivían entonces en el exilio, en Roma, tras el golpe de estado de Los Coroneles, junto a la reina Federica y la princesa Irene . Luego se trasladaron a Londres.
El Palacio de La Zarzuela se llenaba de niños — las infantas Elena y Cristina, la princesa Alexía y el príncipe Felipe, el príncipe Pablo y el príncipe Nicolás — y doña Sofía disfrutaba de la compañía de su hermano, de su cuñada y de su madre, a los que echaba mucho de menos durante el año. Los Grecia han pasado largas temporadas en España, en los veranos, pero, sobre todo, en Navidad.
También acudían a las celebraciones en La Zarzuela las infantas Pilar y Margarita, hermanas del rey emérito, sus maridos y sus hijos y la íntima amiga de la reina emérita Tatiana Radziwill con su esposo. Las fiestas empezaban, para la familia real, el 20 de diciembre, día del cumpleaños de la Infanta Elena, y se celebraba una gran comida familiar. Hubo años en que casi se juntaba un centenar de invitados en La Zarzuela. El rey Juan Carlos disfrutaba mucho la Navidad.
El servicio se reducía al mínimo imprescindible, en esos días, y la comida se encargaba al exclusivo restaurante Horcher. En el menú siempre había besugo, pavo, sopa de almendras o cordero y, de postre, higos secos, dátiles y muchos dulces, sobre todo turrón, que gustaba especialmente a Constantino , hermano de la reina emérita.
Los hombres vestían de esmoquin y doña Sofía y su hermana, su madre y sus cuñadas de cóctel, y lucían joyas que solo escogían en esas fechas. Doña Sofía, feliz de la gran reunión familiar, se esmeraba como anfitriona. Había, por supuesto, un gran árbol de Navidad y a las 12 de la noche se escuchaba la Misa del Gallo en la ermita de Palacio. Después, todos los nietos se quedaban a dormir juntos en La Zarzuela.
Los primos Borbón y Grecia recibían regalos de los Reyes Magos, como cualquier niño español. La figura de Papá Noel no era habitual en España, pero la reina Sofía la introdujo en la familia. Para ella era común por su ascendencia alemana. Así que la noche del 24 de diciembre también había regalos bajo el árbol.
El 5 de enero se celebraba además el cumpleaños de don Juan Carlos , que, al día siguiente, presidía la Pascua Militar. Pero antes de la llegada del final de año, don Juan Carlos y doña Sofía , junto a las infantas y a don Felipe , viajaban a Baqueira Beret, para pasar unos días de descanso, junto con los Grecia. Fue en 1984 cuando una empresa de la zona les cedió un chalet alpino, en La Pleta, una de las urbanizaciones más exclusivas del Valle de Arán. Luego se les unieron los yernos y los nietos, y doña Letizia , aunque, tras los primeros años, la reina siempre prefería acudir a estaciones internacionales para evitar a los fotógrafos.
Con los años, las tradiciones se mantuvieron mientras las infantas y Don Felipe permanecieron solteros. Luego, solo variaban los invitados a la mesa. Algunos años, el almuerzo familiar de Navidad se celebraba en casa de la Infanta Pilar, en Puerta de Hierro, y en alguna ocasión otra ocasión se celebró en el palacio de los entonces Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia.
Doña Sofía compartía mesa entonces con la familia Ortiz Rocasolano . También llegaron algunas costumbres nuevas, como la del amigo invisible, en la mesa de Nochebuena. Con los años, parece que don Juan Carlos empezó a ausentarse, primero en Navidad y luego al finalizar la cena de Nochebuena. Y luego las ausencias de doña Cristina, tras su ruptura con don Felipe por el caso Nóos, y el distanciamiento de la infanta Elena. Doña Sofía parece que ha optado, en los últimos años, por celebrar la Nochebuena junto a su hermana Irene, cerca de su hijo, pero en La Zarzuela.
20 de enero-18 de febrero
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