La accidentada y complicada herencia de los Medina Sidonia: de la boda gay de su madre, Luisa Isabel Álvarez de Toledo (la duquesa roja), a la hija ilegítima de su padre, Leoncio González de Gregorio

Leoncio, Pilar y Gabriel González de Gregorio, los tres hijos de la duquesa roja, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, han tenido que enfrentarse a constantes complicaciones y litigios solo para recuperar parte de su herencia. De la boda gay de su madre con Lilianne Dahlmann poco antes de morir a la hija ilegítima que su padre tuvo con una sirvienta.

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Elena Castelló
Elena Castelló

Los tres hijos de la XXI Duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo , y Leoncio González de Gregorio, Pilar, Leoncio y Gabriel González de Gregrorio , han padecido un largo litigio para recuperar sus derechos a la herencia de su madre, como les ha sucedido a otras casa de nobel rraigambre, como los Medinaceli, también en juicios . Pero, además, tuvieron que enfrentarse a la demanda de paternidad de una mujer, Rosario Bermudo, que afirmaba ser hija de su padre. La reclamación resultó ser cierta, con lo que la herencia se complica.

Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura nació en Estoril (Portugal) el 18 de agosto de 1936. Su padre era Joaquín Álvarez de Toledo y Caro, XX Duque de Medina Sidonia, uno de los títulos más importantes de la nobleza española, y su madre Carmen Maura Herrera, condesa de la Mortera, hija de Gabriel Maura Gamazo y nieta de Antonio Maura, presidente del Gobierno cinco veces durante el reinado de Alfonso XIII. El ducado de Medina Sidonia fue el primero hereditario que se concedió en la Corona de Castilla en 1445.

Luisa Isabel nació en Estoril porque era allí era donde su familia se refugió durante la Guerra Civil Española. En octubre de ese año, sin embargo, la familia se trasladó a Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, donde permaneció diez años hasta la muerte de su madre, en 1946. Carmen Maura Herrera había puesto en pie una enfermería a la que acudían todas las familias necesitadas de Sanlúcar. Al fallecer su madre, Luisa Isabel pasó al cuidado de sus abuelos maternos y especialmente de su abuela, Julia Herrera, condesa de la Mortera. Cuando la niña perdió a madre, con apenas diez años, se trasladaron a Madrid.

La futura Duquesa recibió la educación propia de la aristocracia española de la posguerra, con una persona en casa que se ocupó de transmitirle los conocimientos necesarios. Luisa Isabel había quedado muy afectada por la muerte de su madre y durante un tiempo se sumió en un profundo abatimiento. Parece que fue a ella a quien prometió que, cuando fuese mayor, se ocuparía del palacio y del archivo de Medina Sidonia, que por aquel entonces estaba en un guardamuebles en Madrid. Era y es el archivo documental más importante de Europa.

A los 18 años, la joven fue presentada en sociedad en Estoril, junto con la infanta Pilar de Borbón, la hija mayor de don Juan de Borbón, el heredero al trono de España. Allí, en la finca Giralda se refugiaba la familia real en su exilio, tras instaurarse la dictadura de Franco, y esa casa era un punto de reunión y de encuentro para todos los monárquicos. El 11 de diciembre de 1955 muere el padre de Luisa Isabel, Joaquín Álvarez de Toledo.

Entonces, con 20 años, se convierte en la XXI Duquesa de Medina Sidonia. El ducado de Medina Sidonia es el título nobiliario hereditario más antiguo del Reino de España, otorgado por vez primera por el rey Juan II de Castilla (el 17 de febrero de 1445) a Juan Alonso Pérez de Guzmán, III Conde de Niebla, como premio a sus servicios a la Corona. Luisa Isabel se hace cargo del archivo familiar y lo traslada a Sanlúcar de Barrameda, donde quedaría definitivamente instalado en el año 1960. Luisa Isabel inicia la organización y la catalogación de los documentos que se hallaba en un estado de total desorden y sin clasificar. Hoy, tras la labor de la Duquesa, los documentos están recogidos en 19 catálogos a disposición de los investigadores, con una descripción detallada.

Este mismo año de 1955, el 16 de julio, de cide casarse en Mortera (Cantabria) con don Leoncio González de Gregorio y Martí, Caballero del Santo Sepulcro, un afamado jinete, que perteneció al linaje de los Santisteban, reputados hidalgos sorianos, y a la familia de los condes de la Puebla de Valverde. De este matrimonio del que nacieron tres hijos, Leoncio Alonso González de Gregorio y Álvarez de Toledo, hoy XXII duque de Medina Sidonia, y heredero de los títulos de su madre, Pilar González de Gregorio y Álvarez de Toledo, duquesa de Fernandina durante 19 años (hasta que uno de sus sobrinos se quedó con el título), y Gabriel González de Gregorio y Álvarez de Toledo. El matrimonio duró pocos años y los niños quedaron al cuidado de su bisabuela materna.

Leoncio Gon´alez de Gregorio con su mujer y sus hijos en el entierro de la duqesa roja / gtres

Sanlúcar fue para Luisa Isabel una escuela de vida. Allí conoció la pobreza y la supervivencia de las familias necesitadas. Vivió esa contradicción entre ayudar a los más necesitados y la vida de la nobleza de espaldas a esa realidad. Poco a poco fue dándose cuenta de la necesidad de cambiar las cosas y de apoyar a quien los más desfavorecidos. Este proceso de toma de conciencia desembocaría en un hondo compromiso político contra el franquismo, que la llevaría a la cárcel y al exilio y la convertiría para siempre en «La Duquesa Roja».

La relación de la duquesa roja con sus hijos

La relación de Luisa Isabel con sus hijos fue compleja. «Al día siguiente de nacer me entregó a mi bisabuela y le dijo 'toma, ya he cumplido como mujer y como madre», son las duras palabras de Gabriel González de Gregorio, el hijo menor de la Duquesa. Luisa Isabel hizo su vida, alejada de sus hijos y de su marido. Los Medina Sidonia tuvieron una infancia triste y una edad adulta complicada por los problemas de la herencia de su madre y de su padre.

La duquesa de Medina Sidonia contrajo matrimonio horas antes de morir, con su secretaria, Liliane Dahlmann, cediéndole el control de su Fundación, a la que había destinado la mayor parte de su patrimonio, incluido el mayor archivo documental de Europa, y la legítima de sus hijos. El pleito no se ha resulto del todo. Y además, en los últimos años, se planteó una reclamación de paternidad al primer marido de la Duquesa, Leoncio González de Gregorio.

Pilar González de Gregorio, la hija de la duquesa roja.

El aristócrata tuvo una hija extramatrimonial con una sirvienta de la casa. Rosario Bermudo, de 70 años, nació de esa relación ilegítima y reclamó, en 2017, una prueba de paternidad que demostrara su derecho a una parte de la herencia de Leoncio González de Gregorio. A pesar de que su segunda hija, Pilar González de Gregorio, duquesa de Fernandina, se había ofrecido a hacer la prueba, el juez reclamó la exhumación del cadáver del fallecido, muerto en 2008, que reposaba en el panteón familiar del palacio de Quintana redonda, en Soria, para contrastar el ADN. El análisis confirmó de forma contundente la paternidad. Rosario Bermudo reclamaba la legítima del legado, un derecho que obtuvo porque las pruebas eran contundentes. El problema, que sigue pendiente, es el recuento de los bienes para fijar su herencia.

Rosario Bermudo nació el 4 de febrero de 1951, unos años antes del matrimonio de Leoncio González de Gregorio con Luisa Isabel Álvarez de Toledo, fruto de las relaciones de González de Gregorio y la madre de Rosario, Rosario Muñoz, que trabajaba como sirvienta en una finca familiar, en Badajoz. La joven se quedó embarazada con solo 18 años y siempre le contó a su hija que ella y Leoncio estaban muy enamorados. La realidad es que fue repudiada. Rosario no poseía documentos, salvo una antigua foto en blanco y negro, realizada en un cortijo situado en Valencia de Las Torres, en Badajoz, propiedad de los padres de Leoncio. En la foto aparece el esposo de la Duquesa de Medina Sidonia sentado en una mesa junto a tres mujeres, una de ellas la madre de Rosario.

La mujer se casó en 1956 con otro hombre, con quien tuvo seis hijos, y su hija ilegítima fue reconocida por él. La herencia de Rosario se valoró en su momento en dos millones de euros. Pero sigue con litigios. Entre los bienes de Leoncio González de Gregorio está el Palacio de Quintana Redonda, en Soria, valorado en cinco millones de euros. Fue en este palacio donde murió el aristócrata, que se había casado en segundas nupcias con su ama de llaves, Maravillas Almarza Sainz Pardo. Hoy, la finca pertenece a Pilar González de Gregorio. En 1995, un quinto hijo, Javier, fue reconocido. Fue fruto de la relación sentimental de Leoncio con Marta de Molina von Stranz. Está casado con María Rúspoli, marquesa de Villar de Grajanejos.