Tras ver que no podría cumplir su deseo de ser rey, Enrique de Orleans donó y dilapidó la fortuna familiar. / getty images

Enrique de Orleans, conde de París: el hombre que creyó que gobernaría Francia y acabó desheredando a sus (11) hijos

Falleció en 1999 prometiendo a sus herederos que no les dejaría nada… y casi lo cumplió. Enrique de Orleans creció pensando en el trono de Francia, pero tras ser el pretendiente eterno, se convirtió en un firme dilapidador de la extensa fortuna que acompañaba al título de conde de París y sus herederos sufrieron las consecuencias.

Once hijos, una fortuna millonaria, un trono europeo a su alcance… La vida de Enrique de Orleans, pretendiente al trono de Francia y conde de París, enfrentado históricamente a los Borbones (aunque alguno de sus primos llevan ese apellido) da para escribir un buen libro de memorias, aunque no sabemos si su protagonista quedaría retratado como el héroe o el villano de la historia.

Para ejemplificar la trayectoria del conde de París podemos contar que llegó al mundo en un castillo francés en 1908 y murió en París 90 años más tarde en un edificio al que hasta había quitado las bombillas para que sus herederos no pudieran aprovecharlas. Pero su historia, aunque parezca mentira, aún no está sellada. Como advirtió a sus herederos (a los que dijo que solo les dejaría «odio y lágrimas») su melodramática intención de fastidiar a las generaciones futuras de Orleans franceses se ha convertido en su verdadero legado. La vida del actual conde de París, Juan de Orleans, está muy lejos de parecerse a la que gozó su antepasado que disponía de una de las mayores fortunas de Europa.

Enrique de Orleans, el hombre que siempre quiso reinar

Descendiente directo del último rey decapitado de Francia, Enrique de Orleans fue el pretendiente eterno al trono francés, un pensamiento que se veía reforzado por la fortuna familiar que heredó a la muerte de su padre en 1940: unos 400 millones de francos según algunas fuentes unos 1000 millones según otras. En lo que todas se ponen de acuerdo es que el conde contaba con más de 150 millones de euros a su disposición.

Con semejante patrimonio y esas aspiraciones, la primera etapa de la vida de Enrique de Orleans estuvo destinada a su objetivo de restaurar la monarquía en la muy republicana Francia. Con el fin de parecer un buen pretendiente al trono, Enrique de Orleans trazó una vida diseñada para destacar: se alistó en la Legión Extranjera Francesa (después de que le negaron la posibilidad de entrar en las fuerzas armadas regulares) y se casó con una joven princesa europea, Isabel de Orleans Braganza, con la que tuvo 11 hijos.

Enrique de Orleans y su esposa, la prinncesa Isabel, con la que tendría 11 hijos y a la que abanadonaría por su ama de llaves. / getty images

En 1959 Enrique de Orleans cuenta con una buena cantidad de posados en los medios, apariciones filantrópicas y un poderoso aliado en el gobierno: el general Charles de Gaulle. Años más tarde se descubriría por la correspondencia entre el noble y el presidente francés que éste último le prometió al pretendiente al trono presentarle tras su último mandato como su sucesor político: el conde de París acabaría gobernando en Francia de una manera u otra.

Pero como buen descendiente de reyes Enrique de Orleans deseaba que sus herederos también fueran los futuros líderes de Francia. El plan con el presidente francés contemplaba convocar un referéndum para restablecer la monarquía. Pero su plan nunca llegará a ver la luz: en 1965, tras su último mandato, De Gaulle no cumple su promesa y se presenta de nuevo a las elecciones. Las aspiraciones del conde de París de volver a ser rey se esfuman para siempre y con ellas sus ganas de mantener a su familia unida.

Cómo perder una fortuna familiar milmillonaria en un par de décadas

Sin poder ser rey del país, Enrique de Orleans decide ser rey de su casa y dictar su voluntad sobre los bienes familiares. Con la princesa Isabel tuvo 11 hijos, pero la mala suerte quiso que el único que le caía realamente en gracia muriera en la guerra de Argelia. Al resto de sus descendientes les considera poco menos que un estorbo y decide que no merecen ni un céntimo de la fortuna familiar.

El conde de París no dejó nada en herencia ni a sus hijos ni a su esposa. / getty images

Para 1974 su plan de dejar en la ruina a sus descendientes se consuma: a dos de sus hijos ya los había deslegitimado por casarse con plebeyas y al resto de los que optan a aprovecharse de algo del legado de los Orleans les espera una larga vida de pleitos en los tribunales. Para evitar el acceso de sus descendientes al patrimonio familiar, Enrique de Orleans constituye una fundación, la Saint Louis que se queda con casi todo: castillos, capillas, terrenos, obras de arte, joyas… Lo que no dona, Enrique de Orleans, directamente, se lo gasta o lo malvende.

Para cuando el conde de París muere en 1999, queda poco o nada que repartir. Enrique de Orleans lleva años conviviendo con su ama de llaves, alejado de toda su familia y aislado con su amante 14 años más joven que él. En 1995 su fortuna aún ascendía a 60 millones de francos, un año más tarde sus herederos comprueban cómo ha dilapidado 20 millones más… al mismo tiempo que se niega a pagar el funeral de uno de sus hijos.

El conde fallece en 1999 y por su voluntad su título lo hereda el hijo que se llama como él, y comienza una gran batalla legal por intentar recuperar algo del patrimonio cedido a la fundación. Pero el conde se ha ido sin dejar testamento y muchas de sus donaciones han prescrito y no se pueden reclamar.

Al final la familia se debe conformar con pequeñas victorias legales, como cuando en 2013 el tribunal francés les permitió subastar los últimos 200 objetos que quedaban del legado familiar en la fundación creada por el conde, bienes que fueron subastados y por los que se embolsaron 6,2 millones de euros... una cantidad pequeña si se compara con la que se gastó el conde.