Ernesto de Hannover y la pelea con su novia Claudia Stilianopoulos que hace peligrar su nueva vida en Madrid: ¿Es realmente más feliz en España de lo que lo era en Mónaco con Carolina?

¿Puede que el príncipe de Hannover se olvide de sus castillos y casas solariegas austriacas y las sustituya por el madrileño barrio de Salamanca madrileño? ¿Es Ernesto de Hannover más feliz en Madrid de lo que lo fue en Mónaco? A la vista de la pelea en público que ha protagonizado con su novia Claudia Stilianopoulos, dudamos si finalmente se establecerá en la capital o no.

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Montando en patinete por el centro, jugando con sus nietos en el parque de El Retiro madrileño o sonriente del brazo de su nueva pareja, la artista Claudia Stilianopoulus , el Ernesto de Hannover que busca casa en Madrid parece otra persona... hasta que tiene una pelea a gritos con su pareja en una terraza madrileña y volvemos a la casilla de salida. Aún así hayq ue reconocer que el Ernesto de Hannover que vemos ahora poco o nada tiene que ver con el príncipe taciturno que posaba al lado de Carolina de Mónaco en el balcón del palacio monegasco.

Desgraciadamente la pelea a voces que ha desvelado la revista Semana nos recuerda, de nuevo, al Hannover que en plena pandemia pasó un par de días en un calabozo austriaco por agredir a un agente de la policía, atacar a otros dos y amenazarlos a todos. ¿Cómo es posible que el hombre que en noviembre se va a enfrentar a su propio hijo y heredero en un juicio sea el mismo que pasea más feliz que nunca al lado de su nuera Sassa de Osma y dos días más tarde la emprenda a gritos con su nueva pareja?

Los motivos de la metamorfosis de Ernesto de Hannover en una persona más estable parecían ser varios. Por un lado el príncipe más díscolo de la nobleza alemana, el mismo que provocó un incidente diplomático por mear en los muros del pabellón de Turquía en una exposición mundial, por un momento parecía capaz de tomar en serio la recomendación del último juez austriaco que le había hecho pasar por un tribuanl: permanecer sobrio y no volver a meterse en líos.

Ernesto de Hannover junto a su nueva pareja Claudia Stilianopoulus / gtres

Este verano dio sus primeros pasos hacia lo que hasta la bronca pública que ha documentado Semana se consideraba su nueva vida acudiendo a un centro detox de lujo con el objetivo de intentar ganar algo de peso y hacerse una cura de salud. Tras la visita a Suiza sus pasos le llevaron hasta las islas Baleares, donde se le pudo ver en la playa con sus nietos, los hijos de su hijo Christian de Hannover y Sassa de Osma, una imagen entrañable a la que los paparazzis no estaban acostumbrados.

Y la casualidad quiso que en aquella visita a las Baleares el príncipe conociera a la mujer con la que ahora le gusta pasear por Madrid... y que a lo mejor precipita su divorcio con Carolina de Mónaco. Pero, de nuevo, un arranque de mal humor ha hecho que ese futuro luminoso se oscurezca no vaya a ser que por un momento olvidemos que Ernesto de Hannover no ha perdido ni un ápice de sus ganas de pelea, ni en público ni en privado. Sin ir más lejos en noviembre se verá las caras en el corte de Hannover con su primogénito Ernesto Augusto al que reclama la propiedad del castillo de Marienburg entre otras propiedades por su «grave ingratitud».

Ernesto de Hannover junto a su nuera y su hijo paseando a sus nietos. / gtres

Pero hasta que llegue la fecha del juicio Ernesto de Hannover parecía dispuesto a disfrutar al máximo de su vida plácida madrileña y el portal Vanitatis aseguraba esta misma semana que se encontraba buscando vivienda en la capital española, la ciudad en la que viven los únicos familiares con los que parece mantener buena relación.

Tampoco es que le queden muchas opciones de mudarse a otro lugar. En marzo de este año un juez austriaco dictaminó que el príncipe debería cumplir diez meses en libertad provisional y que no podría regresar al pabellón de caza en el que estaba viviendo durante los próximos tres años para proteger a la pareja que el príncipe agredió y amenazó en su último ataque de ira. La sentencia no es firme y el propio príncipe de Hannover advirtió a los medios a su salida del juicio que la recurriría, pero, de momento, la realidad es que se encuentra de terraceo (y bronca) por Madrid y no en Austria (y mucho menos en Mónaco).