El día que Estefanía de Mónaco fue la princesa más humillada de Europa (por una infidelidad)

Silvia Vivas
Silvia Vivas

Así como Magdalena de Suecia huyó de su país ante la humillación que supuso para ella que la prensa nacional aireara en primera plana la infidelidad de su prometido y los rumores más locos apuntan a que Charlène de Mónaco intentó hacer lo mismo antes de su boda real, Estefanía de Mónaco también tuvo que refugiarse de los focos durante una buena temporada tras el caso Daniel Ducruet. Solo que lo de la princesa de Mónaco fue muchísimo peor que nada que le haya pasado a la hija de los reyes de Suecia.

En el caso de Estefanía de Mónaco no hubo confesiones televisivas de la amante en cuestión, sino páginas y páginas con fotos muy explícitas de su esposo teniendo sexo piscinero con una stripper. Unas imágenes que recorrieron las portadas e interiores de todas las revistas del corazón europeas durante el verano de 1996 y que obligaron a Estefanía de Mónaco a iniciar los trámites del divorcio a los 15 días de publicarse la primera imagen. Esta es la historia de cómo Estefanía de Mónaco fue la princesa más humillada del planeta y por qué tuvo que renunciar a su marido «capricho» (como antes que ella su hermana Carolina renunció a Philippe Junot ).

Daniel Ducruet, el yerno que Rainiero nunca quiso

De todos los desmanes y desplantes que Rainiero III de Mónaco «soportó» a la menor de sus hijos la relación de esta con su guardaespaldas fue su mayor quebradero de cabeza. La princesa que todo el mundo conocía en Europa con el sobrenombre de «rebelde» se enamoró perdidamente a los 28 años de Daniel Ducruet e inició una campaña a su favor para que su padre le aceptara en la familia.

Que Rainiero III aceptara de buen grado al ex escolta de su hijo Alberto (aka pescadero, aka dependiente de tienda de mascotas) como yerno fue complicado. De hecho, nunca sucedió. Pero a fuerza de insistir en su romance, y enrollarse con él en público y en privado desde 1990, la princesa se salió con la suya y la pareja pasó por el altar (con retrato oficial con su padre incluido) el 1 de julio de 1995.

Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet se casaron en 1995, tras llevar juntos desde 1990 y tener dos hijos en común.. Un año más tarde se divorciarían. / gtres

Pero Ducruet fue siempre un personaje demasiado turbio para la corte monegasca difícil de gustar incluso a los mayores fans de las historias de royals/plebeyos. Estaba divorciado de su mujer anterior, pasó por dos denuncias y juicios por agresión y el hecho de simultanear su romance «secreto» con la princesa con una novia oficial, Martine Balvouvier, a la que dejó embarazada casi al mismo tiempo que embarazó a Estefanía de Mónaco no jugó a su favor.

Catorce meses más tarde el matrimonio explotó por los aires por culpa de un escándalo sexual como no se ha visto otro ni en Mónaco ni fuera de él. La línea temporal de los hechos fue la siguiente: el ex guardaespalda reconvertido en padre de familia y piloto de carreras conoce en un premio de automovilismo que tiene lugar en julio en Bélgica a una joven triste porque ha roto con su novio: Fili Houteman. Aunque en aquel momento no pasa nada entre ellos es obvio que hay química y deciden ponerla a prueba en agosto de 1996 en una villa Villefranche-sur-Mer, al lado de una piscina… y frente al objetivo de las cámaras de dos paparazzis belgas.

El día que Estefanía de Mónaco se convirtió en una mujer humillada públicamente

Las imágenes se convierten en la portada de todas las revistas rosa (y no tan rosa) europeas. En España las publica Interviú, pero no hay ningún país europeo que se libre de ver las imágenes «más calientes» del marido infiel de Estefanía de Mónaco. El Eva Tremila italiano dedica hasta 40 páginas a los cuernos de Estefanía, otras publicaciones hasta 80, incluso se venden en vídeo las imágenes para tener al completo toda la secuencia pornográfica.

Vídeo. Estefanía de Mónaco y su mala suerte en el amor, ¿la maldición de los Grimaldi?

Antes de llegar a los kioskos de media Europa la noticia de la avalancha que va a suceder le llega a Rainiero III por teléfono, la sede monegasca en Roma le advierte de la existencia de las imágenes y su contenido un día antes de que salgan a la luz. Otra llamada anónima avisa a Daniel Ducruet de lo que está a punto de suceder y él decide confesar su infidelidad a Estefanía antes de que lo sepa por otras vías. El hombre que ese mismo verano había sido admitido tras años de espera en el exclusivo baile de la Cruz Roja para posar con la familia real monegasca en su retrato oficial acaba de sellar su destino y la humillación pública de su esposa.

Rainiero III decide que su hija se instale de nuevo en la residencia oficial de los Grimaldi e insta a Daniel Ducruet a abandonar el principado. Incluso se baraja la posibilidad de que el gobernante de Mónaco emplee el artículo III de la Constitución del principado que le otorga la capacidad de obligar a la princesa a divorciarse. No le hace falta, después de la publicación de la exclusiva Estefanía se muestra más que dispuesta a despedirse de su matrimonio, un divorcio que se pone en marcha el 16 de septiembre.

Estefanía permanecerá encerrada en palacio y alejada de los focos durante casi diez meses más intentado superar el duro golpe que supuso la traición mediática de su ex. Años más tarde decidiría irse a vivir a un circo, casarse con un trapecita, tener otra hija sin casarse… pero esa es otra historia.

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